Jorge Giacobbe, Gustavo Córdoba y Gustavo Marangoni dan su opinión acerca del apoyo que recibe Alberto Fernández de parte de la opinión pública, y no dejan de advertir que la coyuntura puede cambiar de un momento a otro, por lo que el Gobierno debe actuar con suma prudencia para no dilapidar ese capital político.
Por Jorge Giacobbe – Giacobbe & Asociados
“Los argentinos se enamoran cuando necesitan
que alguien simbolice una herramienta”
Alberto Fernández subió 30 puntos de imagen positiva en un santiamén, que es un evento comparable con una sola persona: el Papa Francisco. Y no es que todos fueron para arriba, ni los de su propio espacio ni los demás. No es que haya una voluntad de resignificación que tenga que ver con las banderías políticas porque, por ejemplo, Alberto crece 30 puntos y Cristina crece 2, Macri baja 8 y Larreta crece un par de puntos. Es difícil verlo sistémicamete porque la opinión pública recorta personas.
Hay que entender es que la lógica del argentino es tan cruel, y tan cínica, que te puede hacer crecer 30 puntos como hacer bajar 30 puntos en un pelito. Una de las razones puede ser que la opinión pública deje de necesitarlo como herramienta, porque los argentinos se enamoran cuando necesitan que alguien simbolice una herramienta para una tarea particular.
Si hacemos un paralelismo con el Papa, pasó de ser Bergoglio, nadie, a ser el Papa Francisco, con 88 puntos de imagen positiva. Eso pasó en un día. Después, cuando se vio envuelto en la comidilla de la política local, su imagen cayó a la mitad y tenía 44 puntos. Y es el Papa, que parecía intocable. En términos de traducción política, Cristina ganó con el 54 por ciento de los votos en el 2011 y dos años después perdió las elecciones legislativas, y volvió a perder dos años más tarde. Nada dura mucho en la Argentina, porque la opinión pública construye herramientas, y cuando no le sirven más las tira, y construye otras.
Por Gustavo Córdoba (Gustavo Córdoba y Asociados)
“El contexto le facilita las cosas a la
política, que debe estar a la altura”
Hay una aprobación a la gestión de Alberto Fernández, a quien la mayoría de la sociedad le otorga un gran uso del sentido común y del único activo que teníamos, que era el tiempo. Antes de la pandemia el Gobierno ya era bien visto, pero había en general una visión de que quizá las decisiones no se tomaban con la velocidad adecuada y en materia de economía estaba todo supeditado al acuerdo con el FMI. Esos contextos no existen más.
El momento demanda del Gobierno reflejos rápidos, no cometer errores, no ponerse en posiciones triunfalistas y actuar rápido. Algunos escenarios se han subestimado. En términos de comunicación, por ejemplo, ha ido de menor a mayor; y claramente puede seguir mejorando.
Me parece que se ha sacado un sobresaliente en esta pauta de modificación de conductas. La instalación del proceso de cuarentena en la Argentina hoy es mérito del Gobierno. En general, en el mundo esta pandemia agarró a los liderazgos políticos prácticamente improvisados. Por ejemplo, el presidente de Estados Unidos, el de Brasil, el Primer Ministro de Inglaterra, subestimaron estos escenarios y miren cómo están esos países.
En esta situación el rol del Estado es otro. Si el año pasado, al principio de la campaña, preguntábamos si se consideraba que el Estado gastaba mucho, una gran porción de argentinos iba a estar de acuerdo con esa idea; plantear eso mismo hoy tendría un absoluto rechazo. Este cambio de contexto le facilita las cosas a la política porque le da una plataforma de visibilidad y acción distinta, pero también debe estar a la altura. Ese es el gran tema. No todos los políticos, no todos los liderazgos, no todos los oficialismos y las oposiciones están a la altura.
Gustavo Marangoni (M&R Asociados)
“Con tanta incertidumbre, todos
caminan sobre una cuerda sin red”
“El capital político del Presidente ha crecido en virtud de privilegiar la cuestión sanitaria; y esto le da resto para absorber, al menos por ahora, episodios como el de la cola de jubilados o la compra de Desarrollo Social”, aseguró Gustavo Marangoni. Para uno de los responsables de la consultora M&R Asociados, estos episodios no lastiman la imagen de Alberto Fernández “pero sí generan algún tipo de marca sobre integrantes del Gabinete. Hoy, Alberto tiene un volumen político que le permite enfrentar esto y la sociedad, implícitamente, no quiere afectar a su piloto de tormentas”.
Marangoni también se refirió a la volatilidad de la imagen de los dirigentes, sobre todo porque con tanta incertidumbre toda la política “en este momento está caminando en una cuerda sin red”. Y lo ejemplificó con el ministro de Salud: “En diciembre y enero la imagen de Ginés González García era una, y a principios de marzo su capital político se vio afectado; después vemos si es justo o injusto. Hay un nivel de tanta incertidumbre, de tanta velocidad de los acontecimientos, que lo que hoy te consagra mañana puede generarte problemas”. Al respecto puso atención en la evolución de los indicadores sanitarios.
“En general, los seres humanos queremos los beneficios de la cosas y no nos costos, no nos bancamos la enfermedad pero tenemos tendencia a no bancarnos tampoco el remedio. El costo está apareciendo en términos económicos y también en una sociedad que pone un zoom sobre las actividades de los ministerios, no sobre la del Presidente, y dice ‘esto no’. El primero que sabe en el marco de inestabilidad en el que está caminando es el Presidente, y por eso también la sociedad lo preserva de algunas cosas”, concluyó.
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