La dinámica política lo hizo imposible. Frigerio -junto con el resto de los peronistas más encumbrados de Cambiemos- cayó en desgracia dentro del gobierno de Mauricio Macri. Con él declinó la importancia de Emilio Monzó y Nicolás Massot, víctimas de la fobia anti-peronista del presidente, Marcos Peña y Elisa Carrió. Por su parte Bordet fue escalando posiciones dentro del peronismo, y reeligió sin complicaciones con la boleta del Frente de Todos.

La carrera electoral de este año muestra a un Rogelio Frigerio decidido a hacer realidad lo que es una especie de leyenda urbana en Entre Ríos, y que asegura que si Frigerio encabeza una lista resultaría imbatible en la provincia.

Ahora lo aseguró sin medias tintas: "Voy a ser precandidato a diputado nacional en Entre Ríos". Y adelantó, además, que va por todo: también quiere ser gobernador en 2023. "Es una elección trascendente, me parece que le hace bien a la democracia mayor equilibrio, le hace bien al gobierno", expresó a modo de justificación.

"Creo que para eso la oposición tiene que poner toda la carne en el asador. Estoy trabajando en un proyecto de transformación para Entre Ríos. Es importante que a la oposición le vaya bien para que haya equilibrio", aseguró.

Al día de hoy, Frigerio tiene el respaldo del Pro y de algunos sectores del radicalismo y el peronismo para encabezar la boleta de Juntos por el Cambio. Pero no quiere sorpresas, por lo que se encuentra en conversaciones con la UCR institucional, diversos partidos veinalistas, asociaciones civiles y el peronismo no cristinista para evitar las internas.

Por esta razón ya le ofreció al diputado nacional radical Atilio Benedetti -quien debe reelegir este año- el segundo término de la lista, y negocia con el ex senador Augusto Alasino para obtener el apoyo del peronismo que se mantiene al margen del Frente de Todos.

El diario de hoy indica que Frigerio es un peso pesado que puede desnivelar definitivamente la elección en una provincia en la que las encuestas electorales no le favorecen al oficialismo.