El titular de Salud es blanco de críticas pero demuestra cómo el establishment lo sostiene. Sus escudos. La historia del Turco.
El ministro de Salud de Río Negro, Luis Fabián Zgaib, el Turco, un conocedor de la influencia en el área de la política rionegrina, atraviesa la neblina más espesa de la pandemia, con los índices en rojo y la opción de la última cama en algunas localidades. La ayuda de la Nación aparece en un momento límite para el sistema público y privado, trae un poco de alivio a un funcionario cuestionado. De origen peronista, este licenciado en Administración de Empresas de la UADE llegó de la alejada región sur a General Roca y se destacó en una reconocida prepaga, el móvil para iniciarse en la vida pública. De Carlos Soria a Arabela Carreras, de la obra social rionegrina al Ministerio de Salud, afronta el momento más crítico de su gestión.
En el círculo íntimo advierten que iba a abandonar el puesto antes de que Carreras asumiera (continuó por expreso pedido de Alberto Weretilneck). En este tramo de la administración, Zgaib está en el ojo de la tormenta por el colapso, el pedido de ayuda fuera de tiempo, no abrir el juego a especialistas de todos los sectores y con poca intención de avanzar a una mesa plural. “Llegado el caso, seremos los primeros en pedir ayuda”, se sinceraba Zgaib, blanco de críticas de la oposición que exigió su salida desde los momentos más complejos de la pandemia. Ese momento es ahora y marca a fuego cuál es la política sanitaria rionegrina.
Zgaib, ministro de Weretilneck y Carreras.
ORIGEN. Los Zgaib se destacaron por la actividad comercial y ganadera en Maquinchao, uno de los centros de la producción ovina de la Patagonia. Desde esa pequeña localidad de la estepa partió en los 80 a estudiar en la UADE y a especializarse en administración de empresas. De familia peronista, en el pueblo lo identifican como un hombre de momentos de definición. No era un ferviente militante, salvo en épocas electorales. Los dirigentes del PJ lo definen “temperamental” e integrante de la elite local de productores ganaderos y comerciantes. También lo recuerdan como un asiduo visitante al club Social Libanés de Maquinchao, que compartía con otras familias que llegaron a la región sur a principios del siglo para trabajar y dedicarse, como la mayoría, al comercio o a la producción.
Ya instalado en Roca, la ciudad le otorgó una carrera en actividad privada como gerente regional de la mutual Federada Salud. Así, cultivó prestigio y desembarcó en el gabinete de Soria padre, durante los pocos días de su gobierno provincial. Fue el Instituto Provincial del Seguro de Salud (Ipross), la obra social provincial, el primer paso en el Estado.
Algunos excompañeros de aquellos tiempos destacan “el buen criterio” para solucionar el problema del Ipross post radicalismo. De casi tres décadas de un mismo gobierno -recuerda un exfuncionario de Soria a Letra P- Zgaib direccionó el conflicto de los impacientes acreedores. Refinanció y ordenó una institución compleja, desprestigiada por años de abandono. Los aspectos de la administración pública, Zgaib las conoció al detalle. Ese valor lo llevó a reemplazar al médico sanitarista Norberto Delfino en la cartera de Salud, eyectado por la crisis en los hospitales.
Desde entonces, estableció una sólida relación con Weretilneck. “Necesito un contador”, advertía el hoy senador cuando anunciaba la salida de Delfino, en 2014, un hombre del gabinete que eligió Soria. Ese fue el perfil que se apuntaló. “(Tiene) una importante formación profesional en el ámbito social y sanitario, especialmente en aspectos como el planeamiento situacional, automatización de los sistemas, elaboración y seguimiento de proyectos y financiamiento y gestión de contratos”, resaltaba la comunicación oficial sobre el arribo.
En otras entidades, colaboró en el Deportivo Roca. Algunos ex dirigentes destacan el tiempo que ayudó, sobre todo en los días que el club competía a nivel nacional en básquet. Por entonces, estaba lejos de la actividad política. También tuvo una destacada actividad en la Sociedad Libanesa, predio favorito de Carlos Soria para cerrar sus campañas.
Un lustro como ministro de Weretilneck lo hicieron del círculo más cercano. Antes de ir en contra de la Justicia, el líder espiritual de Juntos Somos Río Negro (JSRN) lo imaginaba sucesor. Pero un problema de salud –vaya paradoja– y la baja imagen lo dejaron fuera de cualquier escenario electoral. La idea, ratificaron desde el partido provincial a Letra P, era competir con alguien de la misma ciudad que Martín Soria. Al final, los resultados demostraron que no era necesaria esa jugada: Carreras, de Bariloche, ganó por el impulso que el mismo Weretilneck le dio.
RELACIONES. Los años en el área de Salud forjaron grandes relaciones con empresarios. En Roca, el fallecido Roberto Fernando Bernardini, fundador del Sanatorio Juan XXIII, fue uno de los más cercanos al ministro. El entendimiento era tan grande que habían acordado que ningún enfermero de la institución privada fuera al Hospital López Lima, nosocomio que hoy se encuentra al límite. En el ámbito de la Salud, reiteran fuentes del sector a este medio, es sabido que Zgaib recluta enfermeros del ámbito privado para hospitales públicos.
Otro de los empresarios de mejor relación es el exsecretario de salud de la UCR Pedro Mazzolleni, que monopoliza el negocio de la medicina privada en San Carlos de Bariloche. En esa ciudad, un hecho paradigmático enfrentó a Zgaib con los sindicatos: el cierre del Sanatorio Del Sol. Hasta la CGT andina denunció la posibilidad de un colapso en el insuficiente sistema de salud que se ve sobrepasado con la multiplicación de habitantes cada temporada.
La situación de Del Sol golpeó el sistema que demanda continuas innovaciones. El fatídico desenlace, que dejó a 185 familias sin un sostén, marcó a fuego la relación con un sector de los gremios. “Es un problema entre privados”, advertía el ministro durante todo el proceso. Jorge Stopiello, actual secretario de Trabajo, debió hacerle frente al conflicto sin la presencia de Zgaib, quien pasó del diálogo a no atenderle el teléfono a los referentes sindicales.
Zgaib y Carreras, en uno de los momentos más complejos de la pandemia.
Si de casos complejos se habla, en Cipolletti –hoy, el lugar con los más altos índices de contagios– el cierre temporal del Sanatorio Río Negro en plena pandemia demostró los problemas del manejo sanitario. La tensión llegó a tal nivel que expuso diferencias de larga data con el intendente Claudio Di Tella, quien también pasara por el Ipross. Los sindicatos se mantuvieron con la guardia alta por el antecedente de Bariloche, y es el día de hoy que cuestionan las medidas.
La influencia del ministro llega a una empresa fundamental, la productora farmacéutica PROFARSE, que depende del Estado rionegrino. Es el actual presidente de esta firma que utilizó millonarios envíos a través de los años para empezar a producir medicamentos. Durante la gestión de Zgaib, después de tres décadas, se transformó en el sexto laboratorio público habilitado para la elaboración de medicamentos en el país.
En lo que parece ser el pico de la pandemia, con hospitales abarrotados, clínicas y sanatorios al máximo de sus posibilidades, expuesto, Zgaib transita los días más difíciles como ministro, con el sostén de Weretilneck.
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