Frente a la escalada narco en Rosario, forzó el uso de cifras para apuntar contra la Ciudad de Buenos Aires. No dio respuesta en ningún sentido al pedido de Perotti, que habla de un problema de “dimensión nacional”. Y buscó descalificar a Santilli. Ya había dejado la frase sobre el aburrimiento suizo.
Desde hace días, Rosario sufre una nueva escalada de violencia narco. Y Omar Perotti acaba de solicitar mayor colaboración del poder central, junto con un discurso que busca mostrar firmeza frente al delito. Los renovados gestos del gobernador son interpretados por la oposición local en clave de elecciones. Y en ese contexto, Sabina Frederic -tal vez para sorpresa en alguna fila del oficialismo- decidió intervenir sin disimulo político alguno. La ministra de Seguridad frivolizó el tema al menos por dos razones: no aludió al problema del narcotráfico como una cuestión de alcance nacional y recortó estadísticas de manera polémica, para asegurar, como si fuera una competencia, que la situación porteña sería peor que la de Buenos Aires y la de Santa Fe.
Frederic habló de las medidas que, dijo, se tomaron desde su ministerio para colaborar con la gestión santafesina. No reparó en que el renovado pedido de refuerzos hecho por el gobernador -sin respuesta efectiva- expone de hecho que el cuadro sigue siendo dramático. En un punto y más allá de la campaña -que agita además la interna del oficialismo santafesino y toca la cuerda nacional-, el jefe provincial dejó una definición que no lo excluye pero lo trasciende: “Es un problema de dimensión nacional”, dijo.
La reacción de la ministra repuso en el temario la inseguridad, una cuestión grave que afecta la vida diaria y que, según todas las encuestas, figura de manera persistente entre las principales preocupaciones sociales, detrás de las expresiones de la crisis económica y, en los momentos más duros de la cuarentena, de la salud. Sin embargo, no mereció demasiada atención electoral. Frederic, en todo caso, lo agregó aunque a tono con el nivel de la campaña.
La ministra usó cifras parciales sobre el drama de la inseguridad -un único rubro, la tasa de homicidios- para hacer comparaciones llamativas según las cuales ese renglón creció el año pasado en la Capital más que en las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. Por supuesto, se trató de una forzada utilización estadística, porque las cifras dicen algo muy distinto si las tasas porteñas son confrontadas con las de Rosario y las del Gran Buenos Aires. Es decir, entre grandes centros urbanos, por densidad de población.
Eso podría ser de utilidad en caso de análisis serio sobre el delito, algo que no está a la vista. Es un síntoma en sí mismo la carencia o el abandono de estadísticas que pintan el cuadro de la inseguridad. Pero se trata de la campaña, y aún en ese cálculo pequeño llamaron la atención -también en el frente interno- dos cuestiones y un antecedente.
Primera cuestión. La desatención de este último pedido del gobernador santafesino se produce en un cuadro político complejo para el oficialismo local, con estribaciones nacionales. La lista impulsada por Perotti enfrenta el desafío de Agustín Rossi, que va a las PASO del Frente de Todos en sociedad con la vicegobernadora, Alejandra Rodenas. El cuadro general suma la competencia de Juntos por el Cambio y del frente progesista, con peso provincial de la mano del socialismo. El gobernador se aseguró un compromiso de aval de Cristina Fernández de Kirchner y, finalmente, de Alberto Fernández, que en principio había alentado al entonces ministro de Defensa.
Segunda cuestión. La exposición de la ministra se produjo cuando el oficialismo realiza sus principales actos de campaña. El Presidente viene centrando todos sus discursos en polarizar con Mauricio Macri y su gestión, pero sobre todo por la “herencia” económica y la deuda, y como parte del intento de instalar expectativa sobre el fin de la pandemia. La seguridad no había entrado hasta ahora en ese juego. Sólo Sergio Berni en la provincia se expone con perfil de duro. Es un terreno árido y complejo para el discurso oficialista
El antecedente. Precisamente, Berni advirtió con rapidez el efecto perjudicial de la anterior exposición de la ministra nacional, con quien sostiene una larga pelea. Frederic intentó minimizar el alcance de la inseguridad y banalizó el asunto. Quedó como un eco aquella frase según la cual, la vida en Suiza es “más tranquila, pero más aburrida”.
Ahora, la ministra apuntó contra la Ciudad de Buenos Aires -a cuento de la situación de Santa Fe y el pedido de Perotti- y lo completó para que sea más explícito con una carga sobre Diego Santilli. De todas maneras, es posible que haya tenido más eco en las cercanías de Perotti que en la campaña bonaerense de la oposición.
Por Eduardo Aulicino
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