La presencia de Bullrich en el Gabinete es un arma doble filo para Milei de cara a las alianzas por el 2025. Mientras se acerca a Macri parece crecer la distancia con ella. El bullrichismo toma nota y ya muestra los dientes: "Patricia está fuerte y, si la corren, va a armar quilombo en la Provincia de Buenos Aires con candidatos propios", advierten.
Tener a Patricia Bullrich de ariete contra Mauricio Macri se está volviendo un arma de doble filo para Javier Milei. En tiempos de desacuerdo y confrontación, su ministra de Seguridad le sirvió al Presidente para asestar al expresidente algunos golpes bajos que Milei no podía dar, y decir las cosas que Milei no podía decir. Pero el problema es que, a medida que se tienden puentes y se busca un entendimiento para llegar a una alianza electoral con el PRO en 2025, la figura de Bullrich comienza a ser más incómoda. Sobre todo, porque Macri no le perdona haberlo abandonado para irse al Gobierno nacional. Quizás por eso crecen las versiones de que Milei estaría tomando distancia de Bullrich y alejándola de la mesa de decisiones políticas, como un favor especial a Macri para evitar que sea un obstáculo para el acuerdo entre ambos partidos.
Bullrich había crecido en estimación de Milei después de las gestiones que ella y los suyos hicieron para arrimarle a los cinco radicales "con Peluca" que votaron a favor de sus dos vetos más controversiales: jubilados y universidades. Esas votaciones llevaron a la implosión del bloque radical, lo que a Milei le resultó un bonus track. Cuando Milei recibió a los senadores aliados al oficialismo, incluso la sentó a Bullrich en la mesa de negociaciones.
Pero esos tiempos parecen estar pasando. Por un lado, mantenerla en la mesa de conducción le genera a Milei un claro problema con Macri, que tarde o temprano pedirá la cabeza de su ex lugarteniente como un paso hacia una negociación que llegue a un frente electoral. O si no la cabeza, por lo menos, que no forme parte de la mesa de decisiones.
El otro factor es el ojo con el que Karina Milei observa a todo el que intenta crecer dentro del espacio. De esto puede dar fe la vicepresidenta Victoria Villarruel, que comenzó a ser sospechada cuando desarrolló una campaña paralela en 2023 y le negaron los dos ministerios que le habían prometido (casualidad o no, son los dos que le entregaron a Bullrich y su ex compañero de fórmula: Seguridad y Defensa). No es que Bullrich esté por correr el mismo destino, pero sus aspiraciones a ocupar más lugares pueden, de la misma forma, ponerla bajo la lupa de la secretaria general de la Presidencia. Algunos incluso indican que la hermana sospecha que Bullrich todavía conserva ambiciones presidenciales, algo que la funcionaria dijo públicamente que ya no es el caso.
Quizás por eso comenzó un proceso de distanciamiento que incluye dejar de invitarla a las reuniones de estrategia y coordinación parlamentaria. Según registró el sitio La Política Online, esto sería orden de Karina Milei -en tándem con Martín Menem- y formaría parte de la agenda de consensos que quiere lograr con Macri.
Parte de la idea de El Jefe (como le dicen a la hermana del presidente) es que Bullrich compita como candidata en la Ciudad, algo que la ministra ya descartó públicamente. Esa estrategia para que deje el Gabinete no parece que vaya a dar resultado.
Desde el bullrichismo toman nota de las acciones para correr a su jefa de a poco de los lugares de conducción y no dejan de mostrar los dientes: "Patricia está fuerte y, si la corren, va a armar quilombo en la Provincia de Buenos Aires con candidatos propios", dicen.
Karina Milei, paradójicamente, fue de las que más subió a Bullrich cuando les servía como instrumento para golpear a Macri, en las horas de mayor desencuentro con el PRO. La estrategia de la funcionaria es quitarle todos los apoyos que pueda al expresidente, para que llegue debilitado a la hora de la negociación. Incluso, de ser posible, que llegue con pocas aspiraciones, dado que el electorado -creen en el Gobierno- ya se lo llevó La Libertad Avanza. Una tesis que Bullrich, como buena alumna, se ocupó de exponer una y otra vez.
Pero el problema, nuevamente, es qué pasa si el tiempo de golpear a Macri da lugar al tiempo de las negociaciones. Allí Bullrich no tiene tanta utilidad para los Milei como antes. La pregunta sigue siendo: ¿qué lugar le encontrarán a la ministra de Seguridad en un esquema donde los nuevos aliados la tienen entre ceja y ceja por haber cambiando de bando?
El tiempo dirá qué lugar le encuentra Milei a Bullrich.
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