La CIA alertó al Gobierno a fines de enero de posibles actividades vinculadas al terrorismo en varias provincias y en la Triple Frontera. Detalles de la cumbre del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, en Washington, los cambios que prepara el oficialismo para el área y el rol del brigadier Antelo, el influyente funcionario nacional que gana terreno. Además: el plan que lanzó el interventor Sívori para pasar la “motosierra” por el organismo que se dedica al espionaje y la inteligencia.
Ezequiel Spillman
El 31 de enero en un viaje relámpago a Washington, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, tuvo un encuentro clave que pasó casi desapercibido: estuvo con William Burns, el director de la CIA, la poderosa central de Inteligencia de Estados Unidos. Pero no fue solo: junto a él se sentó el flamante titular de la AFI, la Agencia Federal de Inteligencia, el abogado Silvestre Sívori.
Burns los recibió con dos miembros de la CIA que se sentaron uno detrás del otro. Ambos forman parte del “desk argentino”, aquellos que se dedican especialmente al país. Luego de abrir la reunión, el director de la agencia norteamericana dejó que los miembros del “desk” comenzaran a hacer preguntas. Sívori respondía con un Ipad enfrente con respuestas. Estuvieron más de una hora.
Según pudo reconstruir PERFIL, al terminar, Burns se acercó a Posse y se mostró satisfecho por el posicionamiento general del gobierno de Javier Milei aunque, a la vez, pidió reforzar los controles ante alertas de grupos terroristas en varias provincias y en la Triple Frontera.
Para la Casa Rosada fue un viaje de trascendencia. En particular, evaluaron fuentes oficiales ante este diario, la gestión de Alberto Fernández prácticamente no tenía vínculos –incluso se filtraron nombres de espías– y las relaciones con otras agencias de inteligencia estaban dañadas. A ello se le suma una orientación diplomática completamente distinta de parte de Milei. “Uno de los objetivos de esta gestión es afianzar relaciones con los agencias del mundo, en el marco de un nuevo posicionamiento internacional de Argentina”, afirma una fuente con despacho en Balcarce 50.
La cumbre en EE.UU. se enmarca en algo mayor aún: reestructurar y reorientar a la AFI con la nueva gestión. En este marco, una de las decisiones que tomó el oficialismo es que no existirá la figura del “Señor 8” (por el piso donde se ubica la oficina) del número dos del organismo. Sívori viene trabajando en reclutar agentes pero no tendrá un subdirector.
En ese trabajo de reclutamiento aparecieron los consejos de un jugador muy importante para Posse: el brigadier (retirado) Jorge Antelo, secretario de Estrategia Nacional, y quien sonó como titular de la AFI.
Antelo, quien trabajó en Corporación América a las órdenes de Posse y de Eduardo Eurnekian, viene recomendando expertos en inteligencia de su confianza y que pasaron por las fuerzas armadas.
“El criterio es que sea gente idónea y con carrera en la materia. El equipo lo armó Silvestre, obviamente Antelo conocía a muchos de ellos”, aseguran en la Casa Rosada.
La reestructuración era un tema que, a priori, Milei ya había comentado desde que asumió. De hecho, el decreto 22 de 2023 que nombra a Sívori interventor reza que debe “elaborar un plan de reformulación, readecuación y acción”. En pocas palabras: la motosierra llegó a los espías. En este contexto, se encargó una auditoría general para fusionar áreas, mover funcionarios y “eficientizar” el organismo.
En esta tarea apareció un gran caudal de exmiembros de La Cámpora en el área de Contrainteligencia que están siendo evaluados. Aunque, según fuentes oficiales, el 10 de diciembre unos 50 cargos jerárquicos –donde había dirigentes camporistas– presentaron su renuncia con el desembarco libertario al poder.
En el plan que comenzó a implementar el Gobierno se incluyó reforzar el trabajo de la AFI en varias provincias ante alertas que aparecieron, en especial después del 7 de octubre cuando el gobierno terrorista de Hamas en Gaza perpretó el peor atentado desde el Holocausto contra Israel.
En ese marco, se decidió revisar la gestión de las delegaciones y el refuerzo de muchas funciones atento a estos alertas. Por supuesto, la Triple Frontera es un objetivo fundamental. “Y esta es una preocupación de todos los organismos de inteligencia de la región”, confían en LLA.
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