El Presidente cree que puede cumplir con ambos objetivos, pero hay dudas en el mercado. Las intimidades que llegan desde Washington
Por Claudio Zlotnik
En Washington, los diálogos entre financistas en los salones del edificio del Fondo Monetario Internacional a la hora de evaluar a la economía argentina tenían dos puntos centrales. Por un lado, la apreciación por la salida parcial del cepo —que no implicó un salto disruptivo del tipo de cambio— y, por el otro, cierta preocupación por la decisión de Javier Milei de evitar la compra de dólares para las reservas del Banco Central, a menos que el precio de la divisa caiga a $1.000.
Luis Cubeddu, el experimentado funcionario del FMI que lleva el caso argentino, dio a entender su estado de ánimo durante un encuentro con inversores, antes del fin de semana.
Menos inflación o más reservas: ¿qué priorizará Javier Milei?
"Van a tener que comprar reservas", expresó sobre lo que se viene en materia económica para Milei. Cubeddu se cuidó para no sonar crítico de la estrategia elegida por Milei, justo en momentos en que el gobierno argentino recibió un espaldarazo de Scott Bessent, el poderoso secretario del Tesoro estadounidense; y también de su jefa, Kristalina Georgieva.
"Es importante que cumplan con el objetivo de reservas internacionales que acordamos", reiteró frente a un grupo de inversores de bancos de Wall Street.
El hombre del FMI expresó que, seguramente, la decisión de la Casa Rosada se debía a una estrategia para que los chacareros liquiden su producción de la cosecha gruesa en las próximas semanas.
Milei, en aparente disidencia con el acuerdo firmado con el FMI, reiteró que solo comprará reservas en caso de que el valor del dólar caiga hasta el piso de la banda cambiaria.
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La elección del jefe de Estado parece clara y concreta: habilitar una caída en la paridad cambiaria a través del ingreso de capitales.
Esa posibilidad se abriría en las próximas semanas, a medida que los productores de soja vendan su producción y las cerealeras liquiden las exportaciones en el mercado local. Si el BCRA no interviene comprando esos fondos, la cotización del dólar caerá.
La expectativa del Gobierno es que esta baja redunde en una desaceleración notoria de la inflación. De esa manera, se daría vuelta la dinámica del proceso de los últimos meses. Desde enero, la inflación vino a la suba. Y así lucía también este abril. Hasta que la estrategia oficial post acuerdo con el Fondo Monetario posibilitó una estabilidad del tipo de cambio a pesar de la salida parcial del cepo.
Choque de intereses entre el mercado y el Gobierno
La idea de habilitar una baja del tipo de cambio, para que esa tendencia juegue a favor de la dinámica de los precios, es la que levanta inquietud en los círculos financieros. A pesar del rotundo apoyo de la administración Trump.
El factor clave de esa tensión se nota en el riesgo país. El índice se mantiene por encima de los 700 puntos. Un nivel que haría imposible una pronta salida a los mercados voluntarios de crédito para refinanciar los vencimientos de la deuda.
"A los inversores no les gusta que el Gobierno no privilegie la compra de reservas", comentó a iProfesional el analista de un banco internacional, muy fuerte en Wall Street.
Distinto sería el caso de que, efectivamente, se cumpla la teoría oficial y el tipo de cambio se desplome hasta los $1.000. Ahí sí habría compras de reservas.
Lo que sucede es que, llegado ese momento, la inquietud referirá al atraso del tipo de cambio: está más que claro que hoy un dólar a $1.000 no es sustentable para la economía argentina.
Ahí, seguramente, la evaluación pondrá el foco en el déficit de la cuenta corriente argentina: la salida neta de divisas.
La ola de importaciones —que ya se puso en evidencia con el actual escalón cambiario— y la cantidad de viajes de argentinos al exterior podrían poner en crisis la estabilidad por largo rato de un dólar en la base de la banda cambiaria.
La postura de las empresas: ¿subirán los precios?
La suba del 9% del tipo de cambio desde que el Gobierno salió del cepo puso en alerta a las empresas fabricantes de alimentos. Esas compañías aceptaron dar marcha atrás con las últimas remarcaciones ante la estabilidad total del dólar.
Si, en cambio, la cotización queda en los actuales niveles, algunas de las líderes ya tomaron la decisión de enviar nuevas listas de precios, con ajustes alcistas, para la próxima semana.
Por eso, la movida de Milei es quirúrgica: si compra reservas, muy probablemente el dólar aumentará y también la inflación.
Si no hace nada, puede esperar un desplome del billete verde, pero con consecuencias negativas para el riesgo país y la expectativa de mediano plazo de los inversores ante el atraso cambiario. Esos inversores acaban de ver que el BCRA perdió reservas sin parar mientras sostuvo un dólar barato.
"Esta vez es diferente", planteó en Washington la directora gerente del Fondo. ¿Será?
Milei se encuentra, una vez más, ante la toma de decisiones cruciales.
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