Milei lo hizo: distintos espacios del PJ buscan tender puentes entre Cristina y Kicillof ante el ataque libertario

Milei lo hizo: distintos espacios del PJ buscan tender puentes entre Cristina y Kicillof ante el ataque libertario

Son intendentes, legisladores y sindicalistas que quieren que el peronismo compita unido en las elecciones legislativas; en el kirchnerismo sintonizan y afirman que “no hay misiles en el aire”

 

Mariano Spezzapria

El peronismo inició un operativo para tender puentes y evitar una colisión irremediable entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof. Mientras se reagrupan ante la embestida del presidente Javier Milei contra el gobernador por la ola de crímenes y violencia en territorio bonaerense, distintos grupos internos comenzaron a intercambiar opiniones sobre la necesidad de que el PJ se presente unido en las urnas este año. Esa postura ganó terreno luego de la amenaza presidencial con intervenir la Provincia, frente a la cual el PJ cerró filas inmediatamente.

Según pudo saber LA NACION en diálogo con dirigentes de todos los espacios de Unión por la Patria (UP), el clamor para que la presidenta del PJ y el gobernador bonaerense acerquen posiciones surge desde abajo hacia arriba. Es entre intendentes, legisladores y sindicalistas donde abundan los comentarios tendientes a la pacificación interna. Por el contrario, la beligerancia se exacerba en los círculos más cercanos a Cristina y Kicillof. No obstante, todos creen que a ninguno le conviene que la sangre llegue al río.

En el fondo, sostienen unos y otros, Kicillof no impulsa una secesión partidaria sino que reclama su derecho a sentarse en la mesa grande de las decisiones. Por eso lanzó -explican quienes lo frecuentan- una agrupación con la que se diferencia del kirchnerismo duro -encarnado en La Cámpora de Máximo Kirchner-, con la que pretende que Cristina lo reconozca a la par de Sergio Massa, el líder del Frente Renovador que -pese a su mutismo público- participa activamente de la dinámica interna del peronismo ampliado.

Cristina Kirchner y Axel KicillofAlfredo Sábat

Hasta el momento, la expresidenta no emitió señales de que esté dispuesta a sumar a Kicillof en esa mesa principal, ya que lo ubicaría por encima de Máximo, con lo cual quedaría seriamente dañada la estructura del PJ bonaerense ante una suerte de doble comando que, de todos modos, ya se registra en los hechos. En el propio camporismo admiten que el gobernador fue tomando posiciones entre dirigentes que antes eran insospechadamente kirchneristas, como Carlos “Cuto” Moreno o el matancero Fernando Espinoza.

De todos modos, en el Instituto Patria -donde suele atender Cristina antes que en la sede del PJ- aseguraron a LA NACION que en este momento previo a la definición de Kicillof sobre el desdoblamiento electoral no tienen “misiles en el aire” dirigidos a La Plata. Incluso, afirmaron que la jefa del peronismo nacional aspira a formar una “lista de unidad” de cara a las elecciones legislativas en la Provincia. Todavía no puso sobre la mesa su propia candidatura a diputada, pero hay dirigentes que la consideran “inevitable”.

“Nadie le va a decir que no”

En el kirchnerismo sostienen que Cristina es la referente que “sintetiza el campo opositor” al presidente Milei, porque tiene “los votos y el coraje” para enfrentar a los libertarios incluso en su momento de mayor popularidad. Así justifican una posible candidatura de la expresidenta, con el antecedente de 2017, pero también aquellos que toman distancia del liderazgo de la “doctora” admiten, en conversaciones reservadas, que si ella se pusiera al frente de la lista del PJ bonaerense, “nadie le va a decir que no”.

Una encuesta reciente de Isasi-Burdman ratifica que Cristina “sigue siendo la cara opositora” al gobierno libertario y que supera en ese sitial precisamente a Kicillof, a quien más que duplica en las menciones de los entrevistados (40% contra 18%). Mucho más abajo quedan Mauricio Macri (6%), Martín Lousteau (2%), Juan Grabois (2%) y Maximiliano Pullaro (2%). Pero los dirigentes que impulsan a Kicillof hacen notar que, entre el gobernador y Cristina, se llevan casi el 60% del reconocimiento en el campo opositor.

“Cristina la está madurando”, definen en La Cámpora la situación en la que, desde su óptica, se encuentra la eventual candidatura de la expresidenta. Lo que no dicen en la agrupación que lidera Máximo Kirchner es que la jefa del PJ nacional tiene ante sí un escenario delicado en materia judicial, que la nueva conformación de la Corte Suprema de Justicia le es más adversa todavía y que el proyecto de ficha limpia -que ya tuvo sanción en la Cámara de Diputados- no estaría tan lejos de reunir los votos en el Senado.

Sin embargo, el kirchnerismo necesita la candidatura de su jefa. Si bien Cristina y Máximo tienen en su poder las lapiceras del PJ nacional y bonaerense, el corrimiento interno que se verifica hacia las filas de Kicillof preanuncia que, en este 2025 donde los liderazgos tradicionales siguen en jaque, a la hora del cierre de listas tendrán que ser contemplados otros espacios, incluido el naciente axelismo. “Axel tiene todo para ganar, porque casi no tiene legisladores propios”, afirmó un dirigente que mira con cariño a La Plata.

Cristina Kirchner resistirá la idea de que Kicillof es la renovación que necesita el peronismo. “Axel dividió lo que existía y se quedó del lado de lo viejo. No hay renovación de nada. No hay nada nuevo”, deslizaron cerca de la expresidenta. Ella misma profundizó la consigna en la última reunión del Consejo Nacional del PJ, donde pidió a los presentes que “elaboren y escriban nuevas propuestas” que le permitan al kirchnerismo salir de la lógica de la “defensa del pasado”. Se acabó, para Cristina, la etapa de la reivindicación histórica.

La semilla para avanzar en esa dirección se la había plantado José “Pepe” Mujica en su chacra de las afueras de Montevideo, hasta donde llegó la semana pasada Cristina acompañada por el sindicalista Víctor Santa María. En el encuentro, que fue pensado a modo de despedida personal, el caudillo de la izquierda oriental aconsejó a la jefa del PJ que abra paso a “las nuevas generaciones”. En modo viejo viscacha abundó: “El mejor dirigente es aquel que deja y hace surgir una barra de gente que, a la larga, lo supera con ventaja”.

En el peronismo bonaerense no dejan de advertir que Kicillof fue parte de “la barra de Cristina”, pero ahora se considera en condiciones de dejar de actuar como un subordinado. “Hizo un proceso de maduración. Yo lo noto tranquilo y determinado”, describió un funcionario que sigue sus pasos y que lo alienta a tomar el bastón de mariscal. El próximo miércoles 5 de marzo podría convertirse, a esta altura de las circunstancias, en el día D para Kicillof: tras la Asamblea Legislativa tiene previsto encabezar un acto de su flamante agrupación.

El gobernador, sin embargo, no las tiene todas consigo: a la ola de crímenes y violencia que azota al conurbano, por la que sospecha que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se retiró de la escena bonaerense pese a que antes coordinaba con la Provincia, se suman las peleas que protagonizan intendentes del propio peronismo. Uno de ellos, Julián Álvarez (Lanús), apuntó días pasados contra su par Jorge Ferraresi (Avellaneda), al acusarlo de haber promovido la ruptura del bloque de concejales del PJ en su distrito.

Caputo se lleva la plata de los municipios pero no la devuelve

Por el abandono de muchas políticas públicas que ha llevado a cabo el gobierno de @JMilei, desde @gestion_a nos hicimos cargo de sostener en Avellaneda la obra pública, las políticas de asistencia social,…

— Jorge Ferraresi (@jorgeferraresi) February 24, 2025

Ferraresi no recogió el guante y a su vez apuntó contra el ministro de Economía, Luis Caputo. “Se lleva la plata de los municipios pero no la devuelve”, disparó el jefe comunal, que aludió a $1.580 millones que el Estado nacional recauda en Avellaneda, aunque no financia programas sociales, educativos ni sanitarios en el distrito. Pese a que se encuentran duramente enfrentados al kirchnerismo, anida entre los intendentes que apoyan a Kicillof la idea de confrontar con la administración libertaria, antes que con sus rivales internos.

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