Milei ve fantasmas por todos lados

Milei ve fantasmas por todos lados

El derrumbe de indicadores macroeconómicos en siete meses de gobierno de Javier Milei es similar al colapso derivado de la pandemia o de una guerra. Las caídas de indicadores clave son de dos dígitos mensuales en la comparación interanual. Las reservas del Banco Central siguen bajando y el equipo económico rifa una parte para bajar los dólares financieros y la brecha cambiaria, sin éxito.

 

or Alfredo Zaiat

La destrucción de capital productivo en poco más de siete meses de gobierno de Javier Milei es impresionante. La magnitud es parecida a la que padece un país en guerra o en pandemia.

Casi todos los sectores económicos están registrando derrumbes de dos dígitos en comparación con el año anterior. La economía, sin la actividad agropecuaria con subas fuertes porque el 2023 fue de sequía, se derrumbó un 5,5% en el período enero-mayo de este año en relación con igual lapso del año pasado.

La caída no se detiene sin alcanzar el piso que anunciaron economistas cercanos al Gobierno y el propio Presidente a cargo del Ministerio de Economía, así como su secretario de Economía, titular del Palacio de Hacienda.

El relato liberal-libertario hace agua por todos los costados, sin que la furia de Milei y su secta tuitera puedan ocultar el desastre económico que está provocando.

La agresividad de Milei refleja pánico por el colapso económico

La semana pasada, en estas páginas se planteó la duda acerca de cuál podría llegar a ser la respuesta de Javier Milei ante situaciones críticas que colisionan con su realidad imaginada. No hubo que esperar mucho.

En estos días, con cifras de la economía real pésimas y el fiasco de la estrategia cambiaria para reducir la brecha, apareció un Presidente perseguido por el fantasma de conspiraciones.

Posteó en su cuenta de la red X “Origen de la traición” para denostar, sin mencionar y sin pruebas, al economista Fausto Spotorno y al empresario líder del sector textil Teddy Karagozian.

Spotorno sólo había dicho lo que todos habían visto: que la presentación en la conferencia de prensa de la dupla Luis Caputo-Sebastián Bausili fue incomprensible.

Karagozian comentó lo que saben todos: que la economía de Milei no tiene motores de crecimiento y así no comenzará la recuperación.

Muchas cosas se pueden decir del FMI, menos que alguno de sus tecnócratas sea de izquierda

Milei sigue afirmando que el chileno Rodrigo Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, que tiene bajo su área el caso argentino, es un representante del Foro de San Pablo, espacio regional de partidos y grupos políticos de centroizquierda e izquierda.

Es insólito que nadie le diga que Valdés es un economista ortodoxo y que no es de izquierda.

Además, evalúa que Valdés y el FMI fueron condescendientes durante la gestión de Massa al frente del Palacio de Hacienda. No es cierto. Tuvieron una posición tan dura que el ministro y candidato a presidente por el oficialismo, Sergio Massa, tuvo que devaluar el día después de las PASO, porque si no lo hacía, el FMI no giraba el desembolso comprometido y, por lo tanto, abría las puertas al default.

El desvarío sobre la ideología de Valdés y la torpe relación entablada con el Fondo revelan la inestabilidad e incomprensión de las relaciones internacionales con organismos multilaterales. Esto está bastante alejado de la idea de redoblar la apuesta para negociar mejores términos. La ignorancia motivada no es una estrategia.

La prueba más ilustrativa de la exposición del carácter político paranoico fue la entrevista, del viernes a la noche, con su amigo y animador Alejandro Fantino, cuando compiló los disparates discursivos apuntando, con lenguaje soez, contra el Banco Macro, el FMI (Valdés), Massa, Kicillof, CFK, Melconian y otros economistas de la city, Lula y los políticos en general.

Aplauden un ajuste fiscal trucho

Existe un comprensible sesgo de análisis hacia variables financieras y cambiarias, o sea, cuál es la evolución del dólar y de las reservas, pero la magnitud de la catástrofe de la economía real exigiría a economistas dedicados a pontificar diariamente que dediquen un poco de atención sobre esta cuestión relevante.

En habituales informes semanales circulando por despachos de empresarios y financistas, no se vinculan las caídas de dos dígitos consecutivas en cada mes desde el inicio del (des)gobierno de Milei en casi todos los sectores de la economía real con la política fiscal, cambiaria, monetaria y financiera de este período.

Insisten con el precepto de que había necesidad de ordenar los precios relativos y de aplicar un fuerte ajuste de las cuentas públicas, como si ambas medidas no tuvieran ningún canal de transmisión hacia el resto de la economía y, por lo tanto, no fueran consecuencia del actual derrumbe económico.

Otro elemento significativo es considerar que Milei está cumpliendo con el ajuste fiscal hasta mostrar superávit, cuando es evidente que es un dibujo. Durante muchos años han sido puristas de las estadísticas públicas y ahora, con el ajuste fiscal trucho, miran para otro lado.

Es inconsistente desde cualquier ángulo que se lo quiera considerar, desde la paralización de las obras públicas, pasando por el incumplimiento de los pagos de energía de Cammesa, la licuación de jubilaciones y salarios públicos, hasta la retención de recursos de las provincias. 

No existe superávit fiscal cuando no se pagan algunas cuentas y otras son reprimidas en forma temporaria.

No pueden mostrar éxitos ni en el manejo del mercado cambiario en manos de mesadineristas

Lo cierto es que gran parte del mundo empresario y de las finanzas evaluaba, al inicio del gobierno de Javier Milei, que el ajuste que ellos mismos reclamaban iba a tener impacto en la actividad. Esperaban entonces la debacle de la economía real con la expectativa de una rápida recuperación, con la ilusión de dibujar el recorrido de sufrimiento y posterior alivio con la letra V.

Esto no sucedió y la economía sigue transitando la letra I, y la especulación es si pasará a ser una L o una U.

En cualquier caso, la crisis será prolongada con un poco más o un poco menos de destrucción del entramado socioproductivo, pero con un retroceso impresionante por una estrategia económica voluntaria.

Al menos esperaban que en materia financiera, más aún con dos mesadineristas al frente de Economía y el Banco Central, tuvieran resultados positivos. Ni eso.

El fracaso en esta semana para bajar el dólar con pérdida de reservas y alza del riesgo país es notable. Se podía estimar que luego de una megadevaluación la economía real se desplomara, e incluso los grandes empresarios y financistas expresan voluntad de transitar un corto período desastroso en el giro de sus negocios (con la excepción del rubro energético), pero apostaban a que el capítulo financiero y cambiario pudiera administrarlo con destreza. Se están desilusionando.

El Banco Central pierde reservas

El saldo de las medidas monetarias y cambiarias anunciadas con posteos en la red social X por el secretario de Economía a cargo del Palacio de Hacienda fue muy malo. Las cotizaciones de los dólares financieros y la brecha cambiaria están casi en el mismo lugar que antes, mientras el Banco Central continuó perdiendo reservas.

El Banco Central terminó la semana con una intervención en el mercado oficial con una venta neta de 106 millones de dólares, lo cual significó la mayor pérdida de divisas en un mes. Las reservas brutas cayeron en 659 millones de dólares, por pago de deuda al FMI, a lo cual también se le sumó el desembolso por la importación de energía y la intervención en el CCL para contener la brecha con el dólar oficial.

De este modo, el viernes el stock bruto era de 27.566 millones de dólares, el nivel más bajo desde el 27 de marzo. Respecto al monto recibido del gobierno anterior, el Banco Central sólo pudo sumar 6358 millones de dólares, con un horizonte de sangría continua, lo que refuerza las expectativas de devaluación y aumenta el peligro de default por escasez de divisas para hacer frente al pago de intereses y capital de la deuda.

Respecto al monto recibido del gobierno anterior, el Banco Central sólo pudo sumar 6358 millones de dólares, con un horizonte de sangría continua.La palabra industria no está incluida en el vocabulario libertario

No hay ni una referencia a la industria en discursos y declaraciones públicas de Milei. Existe un desprecio hacia la actividad manufacturera impactante, que supera el menosprecio al sector de Mauricio Macri durante los cuatro años de su mandato.

El comportamiento político en el espacio público de la Unión Industrial Argentina será motivo de estudio psicosociológico más que histórico, puesto que los ultramoderados reclamos de medidas sectoriales exhiben una subordinación parecida al miedo a los intereses del grupo Techint, hoy concentrado en negocios energéticos más que en la rama industrial en el país.

En mayo, la actividad industrial registró una caída anual (14,3% interanual) y mensual (0,6%, sin estacionalidad). El desempeño industrial del mes se vio influido por el menor nivel de demanda y aumento de costos en algunos sectores. En lo que va del año, la caída del sector industrial es del 12,8% interanual.

Los datos adelantados de junio reflejan que la caída interanual persiste. Se observaron caídas de magnitud: en el sector automotor (40,2% interanual), despachos de cemento (32,8% interanual) y patentamientos de maquinaria agrícola (36,6% interanual). Por otro lado, la demanda de energía eléctrica de grandes usuarios industriales también continuó cayendo (13,3% interanual).

El sendero del industricidio está pavimentado de indiferencia libertaria.

El consumo derretido

Existen varios indicadores sobre el derrumbe del consumo de la población, cuyo origen es la caída del poder adquisitivo del salario y de las jubilaciones. Uno de ellos está elaborado por el equipo de Estudios Económicos del Banco Provincia, que releva los consumos realizados tanto en territorio bonaerense como en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Es un índice muy representativo, puesto que alcanza un amplio universo poblacional en base al consumo por cliente/a con tarjetas de crédito y débito y la billetera digital Cuenta DNI (deflactado por el IPC del Indec).

En junio se aceleró el ritmo de caída hasta el impresionante 20,8% interanual.

El impacto fue mayor en el conurbano, mientras que en el interior de la Provincia la retracción llegó al 13,9% y en la Región Metropolitana de Buenos Aires alcanzó el 24,7%.

Según el equipo de Estudios Económicos de Banco Provincia, mantener un rumbo dogmático de una política económica tendiente a estabilizar condiciones, sin planes de contingencia social reclamados incluso por el Fondo Monetario Internacional (FMI), fue la razón más visible de este panorama recesivo en decisiones de consumo.

Derrumbe rubro por rubro

El IBP consumo se elabora desde mediados de 2020 en la Gerencia de Estudios Económicos de Banco Provincia. El relevamiento incluye información de los movimientos de 1,2 millones de tarjetas de crédito y 2,6 millones de tarjetas de débito. Además, analiza las transacciones de las más de 9,2 millones de personas usuarias de la billetera digital Cuenta DNI. Está ajustado por inflación de acuerdo con el IPC del Indec.

El informe destaca una fuerte contracción mensual de compras digitales del 60,2% con respecto a mayo, luego de haber crecido aproximadamente un 400% en el mes anterior a causa de las promociones de Banco Provincia durante el Hot Sale. “Esto evidencia que el consumo, sin la ayuda de las promociones especiales que ofrece la entidad, continuó siendo poco consistente”, indica el reporte.

También se registró una aceleración de las caídas en el consumo masivo, sobre todo en supermercados y alimentos (-1,4% frente a mayo), combustibles (-6,0%), farmacias y perfumerías (-6%) y en electrodomésticos (-3,1%), entre otros.

Exclusivo responsable del colapso económico

El derrumbe de indicadores macroeconómicos en siete meses de gobierno de Javier Milei es similar al colapso derivado de la pandemia o de una guerra, como en su momento fue advertido en estas páginas a poco de iniciar un esquema económico de destrucción productiva y laboral.

La magnitud de la caída en un lapso tan breve es impactante porque se produjo sin ningún evento local o externo que la provocara, sino por una estrategia deliberada de hundir la economía a partir de un diagnóstico equivocado acerca de cuáles son las restricciones coyunturales y estructurales del crecimiento local.

El desplome de indicadores macroeconómicos de la pandemia Milei o la guerra Milei se mide en cifras de dos dígitos mensuales. Es un desmoronamiento brutal que no tiene nada que ver con la herencia económica del gobierno anterior o con el análisis superficial de cargar todas las culpas al invento de considerar que existieron 20 años de kirchnerismo.

El colapso de la economía real y financiera es responsabilidad exclusiva de la gestión de Javier Milei.

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