Desde las 8 de la mañana rige la veda tras cinco meses de angustiosa lucha por el poder. Cómo llegaron los candidatos que disputarán el domingo el balotaje. Encuestas, denuncias de fraude y la definición en manos de tres millones de indecisos. ¿Habrá otra sorpresa?
Por Facundo Chaves
Cinco meses. Casi 150 días. Más de 3.600 horas. Y hoy, a las 8 de la mañana, llegó a su fin. Analistas, políticos y dirigentes de cualquier extracción con mucha o poca experiencia admiten que se trató de la campaña presidencial más agotadora, dura e incierta que se recuerde en 40 años de democracia.
Javier Milei llegó al final eufórico y con la íntima convicción de que está a un paso de la victoria. Y Sergio Massa trató de mostrarse cauto, con optimismo moderado. El último día expuso un poco esa tónica: el libertario al frente de una multitud en Córdoba, y el candidato de Unión por la Patria entre chicos de una escuela pública de la ciudad de Buenos Aires.
Fueron días de enorme intensidad personal, de una exigencia física y mental para dos rivales que disputaron no sólo el poder de los próximos cuatro años, sino dos formas contrapuestas de entender la política, la economía y la sociedad. Y, para hacer juego con todo el recorrido que tuvo este año electoral, el final de la campaña se vio alterado por una presentación ante la Justicia Electoral por posible fraude que le agregó más dramatismo a la escena.
En ese juego de espejos también hay otra imagen para destacar: mientras el candidato de Unión por la Patria eligió reforzar su centralidad en las actividades del día y proponerse como el líder de un cambio posible, en la campaña del libertario aparecieron con más nitidez, pisando fuerte, Mauricio Macri y Patricia Bullrich, la ex candidata presidencial que incluso habló en el acto multitudinario de la capital de Córdoba.
En simultáneo y en reserva trascendieron múltiples sondeos de opinión, todos coincidentes en que Milei se habría recortado por sobre Massa. “No hay que intoxicarse. En las PASO ninguna encuesta lo dio ganador a Milei con 30%. En las elecciones generales ninguna le dio a Massa 36%, con una diferencia de 6 puntos sobre Milei. Puede pasar, ¿pero si no acertaron antes, por qué van a acertar esta vez?”, se preguntaba, irónicamente, uno de los encuestadores que suele medir para ambos lados de la grieta.
Lo cierto es que esos estudios son insumos para los políticos y para los laboratorios electorales que trabajan cerca de los candidatos. El propio Macri, que estuvo toda la semana activo haciendo campaña por los medios y las redes sociales pidiendo el voto para Milei, aseguró este jueves: “Milei está arriba claramente, entre 5 a 8 puntos”, dijo en una entrevista con el canal LN+.
Pero ese clima favorable para Milei que se registra en las mediciones de opinión pública también se detecta entre el círculo rojo y en dirigentes políticos que trabajan en el territorio. La misma sensación de posible victoria libertaria se escuchó en los pasillos del hotel Alvear, donde el miércoles estuvo el diputado y ayer Massa reunido con los empresarios del Cicyp. También en Córdoba y en Santa Fe, dos provincias que pueden ser decisivas para el resultado, y en municipios como La Matanza, donde el peronismo suele arrasar en cada elección presidencial.
“Estamos ante un panorama parecido al del balotaje de 2015. Donde tiene que ganar la oposición parece que gana por mucho, y donde habitualmente el peronismo gana por mucho, Unión por la Patria gana por un poco menos”, advirtió otro consultor que pidió reserva, debido a la vigencia de la veda electoral. “No hay que dejarse llevar por las atmósferas de las encuestas. Faltan 48 horas, que en este clima de inestabilidad e incertidumbre son mucho tiempo”, insistió a su turno un tercer analista político que suele ser citado en estas columnas.
Javier Milei estuvo acompañado por Patricia Bullrich que fue oradora sorpresa en su acto de cierre en Córdoba
Es que todavía queda un universo estimado de entre el 10% y el 12% del padrón de 35,4 millones de habilitados para votar que siguen indecisos y que oscilan entre votar a un candidato o a otro, votar en blanco o directamente no ir a votar. “Hay una porción de la gente que está cambiante. Puede, el mismo día, decir dos cosas distintas”, contó una de las pocas encuestadoras que trabajan de manera diaria -“trackean”, en la jerga- para la política, no difunden públicamente sus estudios y le proporcionan sus estudios a uno de los dos candidatos en disputa.
Es pertinente reiterar los números que venimos publicando para darle una dimensión concreta a lo que ocurre: según el escrutinio definitivo de la Cámara Nacional Electoral -un tema que vamos a abordar más adelante-, Massa recibió 9.853.492 votos (36,78%), Milei 8.034.990 (29,99%), Bullrich 6.379.023 (23,81%), Juan Schiaretti 1.802.068 (6,73%), y Myriam Bregman, 722.061 (2,7%).
Para el próximo domingo, con 35,4 millones de electores habilitados, una estimación de participación del orden del 75% y un piso del 5% de voto blanco o anulado, ganará quien esté más cerca de los 13 millones de votos. Para llegar a esa meta, Massa debería aumentar 30% sus votos de la primera vuelta y Milei crecer en torno al 60%. Representan en concreto 3 millones de votos para el ministro de Economía y casi 5 millones para el diputado de La Libertad Avanza, sobre un total de nueve millones de “votos huérfanos”, que antes eligieron a Bullrich, Schiaretti y Bregman.
Esos números sirvieron como coordenadas para ambos candidatos. En la previa, Milei se vio favorecido por la decisión que tomaron Macri y Bullrich de apoyar sin condiciones al candidato libertario desde la misma noche de la derrota en las elecciones generales. Más allá de la popularidad frente al total de votantes, en el 24% de Juntos por el Cambio, Macri y Bullrich son dos de las figuras con mayor predicamento y pueden haber tenido éxito en transferir la porción mayoritaria de sus votos.
Schiaretti, que tuvo 1,8 millón de votos, si bien no tomó una actitud abiertamente favorable con Milei, optó por una militancia contra Massa que, en los hechos, pudo haber surtido un efecto equivalente. Al menos en los papeles. El resto de los gobernadores de Juntos por el Cambio se mantuvo en silencio: ni siquiera el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, se expidió sobre el tema.
¿Y Massa? La estrategia del candidato de Unión por la Patria de cara al balotaje buscó primero fortalecer su figura, despejando sombras, tutelajes o posibles dependencias con figuras del peronismo, verbigracia Cristina Fernández de Kirchner. También evitó los grandes actos con iconografías, liturgia y cotillón tradicional del PJ -no hubo bombos, ni concentraciones masivas en canchas de fútbol-. Y apostó por plantear propuestas, confrontar las ideas de Milei, promover la unidad nacional y un cambio con previsibilidad.
Tuvo el apoyo explícito de todos los gobernadores del oficialismo, de sectores independientes y de antiguos críticos del kirchnerismo, como Natalia De la Sota, Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey o Graciela Camaño. También la CGT, entidades educativas, sociales y deportivas, como los clubes de fútbol.
Sergio Massa cerró su campaña en el colegio Carlos Pellegrini
Y no fue ajeno a una campaña pública, tanto en avisos como en el discurso, de alertar sobre las consecuencias y el impacto que podrían tener las medidas y las ideas planteadas por Javier Milei, algunas de las cuales el propio libertario abandonó, relativizó y las planteó como parte de un plan de reformas a más de 15, 20 o 30 años. De la liberalización de las armas, la privatización de la educación pública, la quita de subsidios, la vuelta de las AFJP en reemplazo del sistema de jubilación estatal, una reforma laboral que elimine las vacaciones pagas y otros derechos adquiridos, el aumento de las tarifas del transporte, entre otras. De hecho, difundió un video negando todas esas medidas.
Para Milei -asesorado por Macri- se trató de una campaña negativa que diseñó el equipo de marketing político enviado por Luiz Inacio Lula Da Silva con el que él le pudo ganar con lo justo el año pasado la elección al ex presidente Jair Bolsonaro, con quien el libertario tiene casualmente una relación personal y política de larga data.
Con las cartas echadas, sólo queda pendiente esperar hasta el domingo, cuando los electores deberán enfrentarse a la decisión de ir o no a votar y tomar una u otra boleta. En las últimas elecciones en España un estudio confirmó que el 8% de los votantes eligieron qué hacer dentro del cuarto oscuro. Y en las PASO y en las generales, las previsiones que arrojaban las encuestas terminaron desmentidas por una realidad que superó ampliamente el margen de error.
El fraude y las boletas
El tortuoso camino que tuvo este año electoral, que empezó en febrero con una primaria en La Pampa y que concluirá este domingo con el balotaje, tuvo un último capítulo que sobresaltó a las autoridades judiciales, políticas y al personal afectado al operativo de elecciones, principalmente la Gendarmería Nacional.
Es que en un escrito firmado por Karina Milei y apoderado de La Libertad Avanza, el abogado Santiago Viola, se plantearon sospechas sobre un supuesto “fraude colosal” que podrían cometer personal de esa fuerza de seguridad en connivencia con dirigentes políticos de Unión por la Patria. En la presentación, que no mostró ninguna prueba ni indicios, se reclamó a la jueza María Servini que se extremen los cuidados para evitar adulteraciones del contenido de las urnas como así también de las planillas que son transmitidas para el recuento provisorio.
En ese escrito se indicó -evocando versiones en redes sociales y medios de comunicación que tampoco se individualizaron- que ante la falta de fiscales, “el aparato oficial colocó algunas boletas de más de su partido o suprimió la de sus rivales”. El problema habría ocurrido, dijeron, al cierre de los comicios, a las 18 horas, el 22 de octubre pasado: “Los integrantes de cada mesa, una vez realizado el escrutinio correspondiente entregan la documentación pertinente (acta, certificado, y telegrama de escrutinio) y las urnas a las fuerzas de seguridad y se retiran a sus domicilios considerando su misión cumplida y nunca más tienen contacto con la documentación y las urnas que entregaron firmadas”.
Y a renglón seguido acusaron al personal de Gendarmería de “cambiar el contenido de las urnas y la documentación por otras que modifican en favor del partido gobernante y de Sergio Massa”.
Los resultados del balotaje podrían conocerse cerca de las 21 del domingo
Además de que la Justicia citó a ambos firmantes para que hoy mismo den pruebas de sus dichos, el propio candidato a presidente de Unión por la Patria salió al cruce. “Yo tengo enorme confianza y respeto por el trabajo que cada juez electoral y la Cámara Nacional Electoral hacen desde hace mucho años en la Argentina. Creo que los malos ejemplos, esa idea de Trump, de Bolsonaro, como forma de construir mensajes o de no aceptar resultados es muy malo”, dijo Massa ante una pregunta de este cronista.
Pero también, la candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza, Victoria Villarruel, trató de desvincular a Gendarmería de cualquier sospecha y, en una entrevista la noche del jueves, aclaró que los uniformados realizan de manera correcta sus funciones. Fue el último shock que tuvo una campaña signada por las sorpresas. Antes había estado la polémica por la fiscalización, porque los libertarios aseguraban que no contaban con los fiscales necesarios para controlar los comicios, y luego con la polémica sobre la falta de boletas.
Más allá de las controversias, fuentes vinculadas al recuento provisorio negaron cualquier irregularidad y anticiparon en diálogo con Infobae que los resultados el domingo van a estar bien cerca de las 21, más allá que antes de ese horario tengan tendencias significativas y suficientemente sólidas. Es que el Código Electoral impone que la veda empieza a las 8 de la mañana del viernes previo a la elección y caduca a las 21, tres horas después de concluidos los comicios.
Se trata de una normativa que rige tanto para las PASO como para las generales y la segunda vuelta. Más allá de que se estima que habrá una elección pareja, no se esperaba en los equipos que estuvieron trabajando y realizaron simulacros que haya problemas para tener un resultado consolidado apenas se cumpla el plazo legal.
Como las dos coaliciones tienen control y monitoreo online de todo el recuento, además de sus mesas testigos, no sería de extrañar que los mismos candidatos puedan hablar antes de esa hora. Por eso, generó sorpresa y malestar la presentación que hizo La Libertad Avanza a horas del balotaje y cuando ya está todo el operativo en marcha. Otro hecho singular de un proceso electoral que demandará una profunda reforma.
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