El kirchnerismo no estará en el discurso inaugural del año legislativo, pero Milei busca acuerdos con el sector dialoguista que responde a los gobernadores
Por Fernando Gutiérrez
Para Javier Milei, el discurso de apertura de las sesiones en el Congreso funcionará como otro "principio de revelación": la asistencia le permitirá tener una primera aproximación sobre el apoyo legislativo con el que contará para su agenda 2025, que incluye un evento trascendente: la aprobación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
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Por lo pronto, Milei ya sabe con quién no podrá contar: el kirchnerismo puro -aquel que, además de adherir al liderazgo de Cristina Kirchner, no está ligado a los intereses de ningún gobernador provincial- ya avisó sobre su faltazo. Lo cual no deja de ser un favor indirecto, porque se salvará de tener que ver los ya tradicionales carteles de protesta, que este año tienen como tema favorito la criptoestafa de Libra.
El detalle que le interesa al gobierno es si el peronismo responderá con un faltazo en bloque o si se generará una fisura, esa misma división que ya se ha constatado en los temas fundamentales del primer año de Milei, como la ley Bases y la reforma impositiva.
De hecho, otra vez Milei pondrá en un lugar central de su discurso a los gobernadores provinciales. Hace un año, fueron los destinatarios principales del mensaje presidencial, que los convocó a firmar el "Pacto de Mayo" y recibieron una propuesta de paz fiscal condicionada a que le aprobaran la reinstauración del impuesto a las Ganancias.
La lupa en el apoyo de gobernadores
Hace un año, a diferencia de lo que ocurrirá hoy, estuvieron presentes casi todos los gobernadores, incluyendo al bonaerense Axel Kicillof -que ahora protagoniza un duro enfrentamiento con amenaza de intervención incluida- y a varios que habían tenido conflictos por el recorte de recursos para transporte y educación. Gracias a ese acuerdo fue que el gobierno pudo terminar el año con un superávit fiscal de 1,8% del PBI, que es la base de su programa anti-inflacionario.
De todas maneras, la relación de Milei con los gobernadores no ha estado exenta de choques y críticas mutuas. Del lado del gobierno, la principal presión va en el sentido de que disminuya la presión tributaria de provincias y municipios, que han incrementado las alícuotas de Ingresos Brutos, tasas y sellos.
Y, por su parte, los gobernadores -que juegan buena parte de su poder político en las elecciones legislativas- quieren dejar de ser una variable del ajuste y recibir más apoyo, sobre todo para poder reactivar la obra pública.
Hasta ahora, el gobierno ha hecho gestos en ese sentido: en enero, según las estimaciones del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, hubo un incremento -en términos reales- de 12% en las transferencias automáticas. Mientras que el rubro de transferencias corrientes -que al inicio de la gestión Milei casi se habían eliminado- tuvieron una suba interanual de 22,7%, y los aportes de capital aumentaron un 38,9%.
Los gobernadores han hecho gestos también, al ayudar a Milei para que pudiera mantener el veto en temas que el gobierno veía como un peligro para su meta fiscal -como el cambio de fórmula de indexación jubilatoria y el incremento del presupuesto universitario-. Por no mencionar un favor reciente, como la ayuda para que no prosperase el juicio político por la estafa de la criptomoneda.
Los últimos gestos de Milei parecen forzar a una división entre los gobernadores que apoyan y los que son considerados enemigos políticos, con poco espacio para actitudes neutrales. El presidente se siente cómodo en la controversia frente a Kicillof y el solo hecho de que esté amenazando con la posibilidad de intervención en la mayor provincia del país implica, en sí mismo, un mensaje para todo el resto de los mandatarios provinciales.
El "poroteo" para el acuerdo con el FMI
En definitiva, la asistencia y la reacción del peronismo "dialoguista", así como ex socios de Juntos por el Cambio que se han mostrado críticos hacia Milei -como la Coalición Cívica de Elisa Carrió y parte de la Unión Cívica Radical- darán una pauta sobre qué tan viable será el apoyo legislativo a la agenda económica.
En este primer "poroteo", se descuenta que los votos del PRO, aun con los recientes desacuerdos por la designación por decreto de los nuevos jueces de la Corte Suprema- estarán seguros para aprobar reformas estructurales de la economía y el acuerdo con el FMI. El punto que puede ayudar a limar asperezas entre el oficialismo y el PRO es la aprobación del proyecto "Ficha Limpia", una de las prioridades políticas del macrismo.
La gran incógnita es si Milei bajará su característico tono confrontativo, sabiendo que depende de los votos de la oposición para que el acuerdo con el Fondo Monetario entre en vigencia. Las negociaciones están avanzadas y podría anunciarse el contenido del acuerdo en la próxima reunión semestral del Fondo, a realizarse en abril.
Por lo que adelantó el ministro de Economía, Luis Toto Caputo, se aprobará un desembolso de dólares frescos, con los cuales se cancelará la deuda de bonos intransferibles que en su momento le entregó el Tesoro al Banco Central. De esta forma se reforzaría la posición de reservas, un punto fundamental para que el gobierno recupere la confianza del mercado y baje el índice de riesgo país -hoy nuevamente supera los 700 puntos, cuando el gobierno se había entusiasmado con una caída a la zona de 400, lo cual lo haría sujeto de crédito-.
Y, también como parte fundamental del acuerdo, se implementará un nuevo esquema cambiario, que no necesariamente implicará un desarme del cepo antes de las elecciones de octubre, pero que apunta a una corrección del atraso cambiario -se maneja la posibilidad de un esquema de bandas de flotación-.
Pero el Fondo, que no quiere repetir la controversia política de 2018, cuando el "stand by" firmado con Mauricio Macri terminó en denuncias judiciales, pone como requisito ineludible que el Congreso apruebe el nuevo acuerdo.
Ya lo había hecho en 2022, durante el gobierno de Alberto Fernández. Eso dio lugar a una de las mayores paradojas en la gestión del ex presidente: en un discurso de apertura de las sesiones legislativas dijo que iba a denunciar a Mauricio Macri y sus ministros por haberse endeudado con el FMI; y apenas un año más tarde, tuvo que pedirle al macrismo el apoyo para votar el acuerdo que había negociado Martín Guzmán, porque el sector kirchnerista había adelantado su rechazo.
La agenda de la "recuperación en V"
En su discurso, Milei enfatizará el concepto de que el esfuerzo que hizo la sociedad al apoyar el ajuste fiscal está dando sus frutos. Y en los últimos días se anticipó la polémica sobre la interpretación de los datos económicos: el gobierno destacó el crecimiento interanual de 5,5% registrado en el indicador EMAE de diciembre. Naturalmente, esto no significa que el PBI del año haya crecido -por el contrario, tuvo una caída de 1,8%-, pero el gobierno prefiere descartar los datos promedios y quedarse con los más recientes, de manera de enfatizar la "recuperación en V" de la actividad.
También formará parte del discurso oficial la disminución de la pobreza -el dato oficial del segundo semestre del año pasado se difundirá el 31 de marzo-, un indicador que formará parte fundamental de la narrativa oficialista en la campaña electoral.
Y, sobre todo, Milei insistirá en la necesidad de avanzar con las reformas estructurales -incluyendo privatizaciones y más "motosierra" en el aparato estatal" para consolidar el superávit fiscal y aliviar el peso tributario sobre el sector privado. Esta iniciativa puede generar otro choque con el Congreso, dado que la intención de Milei es que más de 50 cierres de organismos estatales sea definida por decreto.
Pero el presidente también ha dado muestras de saber que tiene que priorizar dentro de su agenda y que eso implica posponer algunas reformas. Por ejemplo, la del sistema jubilatorio -que implicaría una suba en la edad de retiro-, que el propio Milei dijo no estará en la agenda de este año, cuando desautorizó al ahora destituido director de Anses, Mariano de los Heros.
Lo que esto deja en claro es que para Milei el objetivo de este 2025 electoral es consolidar el plan anti-inflacionario y mantener la calma en el plano cambiario -condición imprescindible para obtener el respaldo en las urnas- y, para ello, necesita consolidar alianzas en el Congreso. La expectativa de la oposición es que el presidente deje algún guiño político, en especial respecto del alivio para las finanzas provinciales, ahora que la recuperación económica está permitiendo una mejora en la recaudación impositiva.
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