Cronología de una iniciativa postergada. Gustavo Beliz es el encargado de empujar la mesa para discutir un temario de mediano plazo.
Es la segunda vez en menos de un mes que le Presidente se refiere al inminente envío del proyecto de ley para la creación de ese ámbito de discusión entre actores políticos y de la sociedad civil que tuvo protagonismo por última vez en la crisis de 2002. “Cuando vuelva a funcionar el Congreso voy a mandar la reforma judicial junto con el Consejo Económico y Social y legalización del aborto”, prometió Fernández en una entrevista con C5N
El Congreso, en rigor, volvió a funcionar aunque con una dinámica muy distinta a la que tenía antes de la irrupción del coronavirus. Proyectos que encienden más pasiones como los superpoderes del jefe de Gabinete, el traslado de las escuchas judiciales de la Corte a la Procuración y, ahora, la intervención de Vicentín tensan el vínculo entre el oficialismo y la oposición.
En la Casa Rosada piensan en el armado de esa mesa como uno de los vectores de la agenda de la postpandemia en la que pretende rediscutir los problemas estructurales que arrastra el país y a los que ya se refirió el mandatario recientemente: la coparticipación y la necesidad de una reforma tributaria.
“La idea es enviarlo cuando se ordene el tema de la deuda o para que coincida con ese cierre. Queremos pensar la Argentina de acá a 20 años. Es un instrumento para el mediano y largo plazo”, sostuvo un funcionario de diálogo fluido con Beliz y con jefe de Gabinete Santiago Cafiero. En el Gobierno no quieren que se interprete que esa podría ser una instancia para discutir, por ejemplo, la expropiación de Vicentín.
Argumentan que esa es la principal diferencia entre el Consejo que promovió Eduardo Duhalde y el que está en ciernes “Esa experiencia, que fue muy buena”, se centraba en la coyuntura. Sirvió para administrar la crisis de la pobreza”, señalan.
Imaginan en la misma mesa a todos de los sectores de la sociedad civil, del mundo empresarial y de las organizaciones sociales. “A la comunidad organizada”, según el glosario peronista.
El proyecto se empantanó. El 27 de diciembre pasado muchos de los futuros integrantes del no-nato Consejo firmaron en la Casa Rosada el Compromiso Argentino de Solidaridad. “Es el puntapié inicial para la creación del Consejo Económico y Social ”, explicó un ministro en aquella oportunidad. En la cabecera se sentó el Presidente, flanqueado por Cafiero y, por supuesto, Beliz.
El jefe de Estado finalmente decidió no incluir el proyecto en el temario de las sesiones extraordinarias. Fernández tampoco avanzó a pesar de que prometió estudiar el pedido de los opositores. Durante la única videoconferencia que mantuvo con los jefes parlamentarios desde que se declaró la cuarentena, el jefe del interbloque de Juntos por el Cambio Mario Negri pidió por la creación de un ámbito que agrupara a empresarios, gremios, economistas y partidos políticos. El Presidente contó los avatares de su propia propuesta pero prometió analizar el reclamo del diputado cordobés.
Cada día que pasa, en algunos sectores de la oposición reducen sus expectativas sobre la virtual relevancia que podría tener el Consejo. En el Ejecutivo todavía les ponen fichas a los más moderados. En algunas provincias piensan en avanzar con iniciativas similares. El gobernador Gustavo Sáenz ya anunció que Salta tendrá su propio Consejo.
En el Gobierno habían pensando originalmente en Roberto Lavagna para presidir la mesa. La restauración del Consejo fue una de sus promesas de campaña. El nombre del ex ministro de Economía sonó para presidir el nuevo ámbito, pero no está interesado. “Se lo deslizaron de manera indirecta”, confió uno de los lugartenientes de Lavagna, que afirmó que el tema no se tocó durante el almuerzo que compartió la semana pasada con el Presidente y el ministro de Economía Martín Guzmán. Sergio Massa es otro de los referentes del oficialismo que ve con buenos ojos la conformación de esa mesa. El sindicalista Hugo Yasky, de la CTA y afín al Gobierno, había reclamado la reunión de esa herramienta en plena pandemia.
Fernández volvió a colocar el tema en la agenda. En su entorno, aseguran, que la coyuntura se seguirá definiendo con las mayorías en el Congreso. La oposición, en tanto, diseña sus propios proyectos para la postpandemia; mucho más vinculados a las urgencias económicas que al largo plazo. Los representantes de la OIT, el PNUD, la CEPAL y la ONU se comprometieron a asistir al Gobierno en el diseño de un plan estratégico.
Mientras el Gobierno vuelve a la carga con la dilatada conformación del Consejo, una experiencia de bajo perfil comandada por un funcionario de jefatura de Gabinete avanza en una dirección similar y cuenta con el aval de Beliz. En la Rosada rechazan que sea un marketing de la mesa que empuja el Presidente.
El secretario de Relaciones Políticas y Parlamentarias, Fernando “Chino” Navarro, que depende de jefatura de Gabinete, conduce Argentina Armónica; una instancia de diálogo entre empresarios y políticos, que en su último encuentro virtual hace tres semanas reunió al “rey de la soja” Gustavo Grobocopatel; la ex CEO de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini, la secretaria de Acceso a la Salud Carla Vizzotti, Rodolfo Urtubey, de la Unión Industrial Argentina; el titular de la CGT, Héctor Daer; el senador del PRO Esteban Bullrich; la ministra de Desarrollo Humano de la Ciudad María Migliore y el ex titular de Diputados Emilio Monzó y Sebastián García de Luca, entre otros.
La conclusión mayoritaria de ese encuentro fue que el coronavirus obligó a plasmar consensos inéditos entre el sector público y privado y entre oficialismo y oposición. En el Gobierno pretenden construir en esos cimientos el futuro Consejo. "Confío muchísimo en un plan de Estado que vaya más allá del Gobierno y de la gestión del momento", se entusiasmó Costantini. Daer, por su parte, habló de la necesidad de un "gran acuerdo nacional".
Navarro, también referente del Movimiento Evita, construyó ese formato antes de llegar al Gobierno, como una idea que ayudara a superar la grieta política. Lo hizo en colaboración Enrique Palmeyro, el director mundial de la iniciativa papal Scholas Ocurrentes, el mismo administrador gubernamental de carrera, que rechazó -a pesar del pedido del Presidente y de la interacción de Beliz- hacerse cargo de la secretaría de Articulación de Política Social cuando estalló el escándalo por los sobreprecios de alimentos en Desarrollo Social. Palmeyro, que participó del útimo encuentro, citó a Francisco para hablar de una "diversidad reconciliada".
Una vez en la Casa Rosada, Navarro sumó el apoyo del secretario de Asuntos Estratégicos y empezó a desplegar su iniciativa a lo largo y ancho del país hasta que llegó la pandemia. "Tenemos que pararnos por encima de la grieta para pensar una Argentina basada en el bien común", enfatizó en su último encuentro virtual.
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