Un argentino que vive en Chile le contó a LA NACION cómo vivió el terremoto desde su casa; "Tengo el pasaporte en el bolsillo", dijo
"Un cagazo tremendo", fue lo primero que dijo a LA NACION. "Nosotros vivimos acá con mi mujer hace un año y medio, estamos acostumbrados a que se mueva un poco, siempre fue como 'divertido', por así llamarlo, pero lo de hoy nos dio mucho miedo". Nicolás Ambrosio nació en San Antonio de Areco y se mudó a principíos de 2014 a Santiago de Chile por cuestiones laborales y ya se acostumbró a losconstantes movimientos sísmicos que se viven en ese país, pero nunca antes había vivido una situación igual.
"Yo estaba viendo tele y mi mujer en el cuarto. En un momento se empezó a mover todo. Siempre dura unos segundos, pero esta vez no paraba más y cada vez más fuerte", relató Nicolás, todavía con susto. Mientras hablaba con LA NACION había réplicas cada media hora. "Lo primero que hice fue abrir la puerta, que es lo que te recomiendan porque si se mueve la estructura ya no se puede más. Nos quedamos en el marco de la puerta y nos agarrábamos porque se movía todo".
A pesar de que los edificios están preparados para evitar catástrofes, los 8,3 grados en la escala Richter que sacudió a la zona central de Chile causaron al menos tres muertos y generaron mucho temor en los habitantes de ese país.
"El miedo más grande era escuchar el crujido de las paredes que se partían por dentro. Las ventanas se movían, las copas se chocaban. A mí no me importaba nada lo que tenía adentro, sólo esperaba el momento para bajar. Vivimos en el sexto piso en un edificio nuevo, pero parecía que se iba a caer", contó Nicolás. Y agregó: "Cuando bajamos por las escaleras, salimos a la calle y nos encontramos con muchísimo gente, entre ellos muchos chicos llorando".
Nicolás, acostumbrado a los sismos, sabía que no todo había terminado, porque se supone que después del terremoto siempre hay réplicas. Por eso se quedaron en el Parque Araucano, enfrente de donde viven. "Nos quedamos por precaución porque siempre hay réplicas. Cada media hora sentíamos que la tierra se movía, aunque era más leve y más corto que el primer sismo", sostuvo.
Una hora y media después del primer susto, la pareja decidió volver a su casa con más tranquilidad aunque alerta por lo que pudiera llegar a suceder. "Ahora estamos tomando un vinito para relajarnos, pero mirando el noticiero para ver todo lo que sucedió y qué puede volver a pasar", contó a LA NACION, algo más tranquilo tras relatar la experiencia vivida.
"El tsunami puede llegar", aclaró. "Dicen que era a las 22, pero hay alerta porque la llegada podría ser en el transcurso de las próximas 14 horas. Se viene una noche movida, espero poder hablarte mañana con buenas noticias", agregó.
Entre saludos de despedida y mensajes de fuerza, Nicolás cerró su testimonio con una realidad que viven muchos argentinos que sufren al vivir este tipo de tensiones en Chile. "Estoy hablando con mis amigos argentinos que viven acá, a pesar es estar muy contentos acá, estamos todos con el pasaporte en la mano y las llaves del auto. Si vuelve a pasar, puede ser que nos volvamos a la Argentina", dijo, y suena a promesa. "Son esos momentos en que dan ganas de regresar...".
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