Algunos mandatarios ya fueron contactados desde la Casa Rosada; aprovecharán para reiterar el reclamo de suspender las primarias; no tienen “muy claro” el objetivo de la convocatoria
Gabriela Origlia
Los gobernadores peronistas están siendo chequeados desde la Casa Rosada para sumarse a la mesa electoral a la que convocaría el presidente Alberto Fernández en los próximos días. LA NACION consultó con varios distritos y no está muy claro ni quiénes la integrarán ni cómo se traducirá el “ordenamiento” que se plantea. Sin embargo, creen que será una oportunidad más para insistir con que no se hagan las PASO.
Los gobernadores llevan meses pidiendo que la instancia primaria se suspenda; la mayoría tiene sus elecciones provinciales desdobladas (15 distritos votan, hasta hoy, separados de la Nación) y quieren concentrarse en sus territorios porque todos reconocen que no será fácil para el peronismo retener el poder. Prefieren “alambrar” sus jurisdicciones, como les gusta decir.
Sobre quiénes deben ser los candidatos, si bien también llevan tiempo discutiendo, lo único definido es que el interior debe tener un representante. De sus propias filas, el chaqueño Jorge Capitanich siempre es mirado como potencial postulante; este viernes apuntó su nombre el diputado nacional de su provincia Juan Manuel Pedrini. El santiagueño Gerardo Zamora es mencionado por algunos, pero él públicamente rechazó esa posibilidad.
“Hay que ver si Fernández insiste en la mesa con su postulación; sabe que no tiene el apoyo de La Cámpora y tampoco nos convence a todos”, dijo a este diario un mandatario de una provincia norteña, quien aseguró que tampoco conoce quiénes de entre ellos se sentarán en esas reuniones.
Las fuentes consultadas por este medio advierten que la vicepresidenta Cristina Kirchner tendrá poder de veto a la hora de armar la mesa electoral. Así, Capitanich y el bonaerense Axel Kicillof parecen seguros integrantes. Descuentan que el Presidente querrá alguno cercano a él que también debería tener “peso electoral”. Esa combinación, reconocen, es complicada.
De los peronistas, el santafesino Omar Perotti es el del distrito de mayor caudal de votos (el cordobés Juan Schiaretti no es parte del oficialismo) pero tiene, desde siempre, un vínculo “resbaladizo” con el oficialismo que se terminó de enredar con el proyecto de pedido de juicio político a la Corte Suprema de Justicia.
La figura del ministro Sergio Massa, también interesado en la mesa electoral, es hoy más cercana políticamente a varios gobernadores que la de Fernández. El martes próximo estará en Chilecito (La Rioja) y en las últimas semanas tuvo una agenda “intensa” con diferentes distritos, con firma de acuerdos y anuncio de inversiones y de medidas para productores que alcanzan a San Luis, San Juan, Chubut, La Pampa e incluso a Córdoba (donde mantuvo reuniones con dirigentes políticos, quienes sostuvieron que sería un “buen candidato”).
Fueron los gobernadores peronistas quienes impulsaron la designación de Massa cuando el nombramiento de Silvina Batakis como reemplazo de Martín Guzmán no sirvió para frenar la crisis. En los primeros meses del tigrense se alegraron de que tranquilizara la economía, porque tenían expectativas de llegar a sus elecciones en mejores condiciones. Pero ahora la suba del dólar y la inflación que no afloja los mantiene “preocupados”.
“Seguro que Sergio sugerirá a alguien; juega políticamente y no querrá dejar en manos del cristinismo todo”, deslizó un legislador nacional muy cercano a un gobernador. Al mismo tiempo, ironizó acerca de que “si todos quieren llevar a los suyos terminarán siendo una multitud”. El comentario trasluce la desconfianza que varios mandatarios tienen en esa convocatoria. Uno se excusa: “Ya se sabe que en el peronismo siempre puede haber realineamientos”.
El vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, es uno de los que está haciendo contactos por la mea electoral. Sin querer dar detalles de los fundamentos, desde dos provincias sembraron la sospecha de si lo hace “por Fernández o por Massa”.
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