Mensajes grabados: los riesgos del hábito masivo que impuso WhatsApp

Ahora los smartphones se utilizan como un walkie talkie

Se llaman Voice Note y generan un archivo de audio que puede filtrarse fácilmente, como le pasó a Moria esta semana.

¿Escribir o mandar un mensaje de voz? Esa es la cuestión.

La opción de enviar y recibir audios por WhatsApp y utilizar el teléfono como si fuera un walkie talkie se expande cada vez más entre adolescentes y adultos argentinos. En el glosario de las apps, el “mandame un audio” compite cabeza a cabeza con el “escribímelo por WhatsApp” y todo se debe a que, por la falta de tiempo y el mal funcionamiento de las llamadas por celular, es más fácil grabar una conversación por partes que tenerla de corrido. 

Pero en este boom de mensajes grabados no todo son dos tildes azules (indicio de que el mensaje llegó y fue leído). El último fin de semana se filtró un audio de Moria Casán donde detalla su actual vida sexual y confiesa estar “porreada” junto a Vicky Xipolitakis. “Tengo harén. Mucho chongo: millonarios, pendejos sin un peso que me recontra garch... Y los cordobeses son los mejores garch... del planeta. Son libres, no tienen previa (...). Tengo dos o tres enamorados”, dijo Moria en el mensaje de voz, que se filtro y se viralizó como una epidemia. “Fue una conversación privada. En este mundo globalizado, estamos todos espiados. Es algo que yo le mandé a un amigo, que lo robaron y lo viralizaron”, reflexionó, asumiendo su lugar de víctima.

¿Qué hacer para usar el Voice note sin correr la suerte de la diva? “WhatsApp no funciona como Facebook o Twitter, donde se puede gestionar para que se elimine algo que se compartió sin consentimiento o en violación a lascondiciones del sistema. Cuando se envía un audio, una foto o un video, es técnica y jurídicamente imposible seguir el rastro de ese material. Ni siquiera se sabe si fue reenviado a otros usuarios”, explica Marcelo Temperini, abogado especializado en Derecho Informático y co-fundador de AsegurarTe.com.ar. 

Y eso fue lo que le pasó al (ex anónimo) Agustín Porras. Su audio “Escuchame fresco” explotó en redes sociales por su pormenorizada descripción de los planes que tenía de drogarse y bailar. Entonces, ¿es más seguro escribir que grabar audios? “El riesgo de los audios es que se almacenan en la memoria del teléfono y cualquiera que acceda a ella puede escucharlos, a diferencia del texto, que se envía encriptado”, explica Temperini. Una buena del audio es que permite chequear que el que envía el mensaje es realmente quien dice ser (por la voz de la persona) y que hace más difícil la detección de números de tarjeta de crédito en casos de hackeo.

“Hay que proteger la aplicación con contraseña o PIN. WhatsApp no ofrece la función, pero apps como Chat Lock y Secure Chat lo hacen. En caso de perder el teléfono, evita que otros accedan a los chats. Y en esos casos, además, se recomienda que inmediatamente se active WhatsApp con el mismo número en un teléfono diferente, con un reemplazo de la tarjeta SIM. La aplicación puede ser utilizada por un número en un dispositivo a la vez, por lo que al hacerlo se bloquea en el teléfono viejo”, explica Sebastián Bortnik, especialista en seguridad informática de ESET Latinoamérica y también sugiere, “restringir el acceso a información personal como la última hora de conexión y la foto de perfil para no proveer información contextual. A su vez, cualquiera podría descargar nuestra foto de perfil de WhatsApp y, a través de la búsqueda de Google Imágenes, encontrar muy rápidamente más información”. Para evitar esto, basta con configurar el perfil para compartir imágenes sólo con los contactos.

Hay esperanzas. 

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