Las denuncias fueron radicadas en los juzgados del Crimen de los doctores Darío Alarcón y Miguel Moreno y en la Unidad Fiscal de La Banda.
En sintonía con las historias ocurridas en Buenos Aires, aquí Edgardo Muñoz denunció a la mujer por haberlo estafado despojándolo de su casa del Bº Smata.
El ex empleado público reveló: “Fui detenido el 24 de diciembre del 2012 y liberado el 14 de febrero del 2013. Perdí todo, tras ser denunciado por violencia de género”, según detalló ayer a EL LIBERAL.
Más allá de que cada juez tiene órbita sobre un turno o jurisdicción, el abogado porteño Javier Miglino manifestó que la “viuda negra” habría estafado a hombres “de Santiago del Estero, Santa Fe y Buenos Aires”.
Coincidencias
El modus operandi sería el mismo: “Hombres solos, con recursos; ella presentándose como una mujer desprotegida y hábida de una casa para vivir”, ahondó el letrado.
Según Muñoz, “intervinieron también escribanos para que la mujer se quede con mi casa y la venda luego en $ 10.000 a una familia del Bº Agua y Energía”.
Los jueces Alarcón y Moreno “tienen documentos sobre impuestos, planos, adjudicación, etc...” que, según Muñoz, acreditarán “que la casa es mía y que injustamente me fue despojada”.
Agregó: “En meses, perdí ahorros en pesos y dólares; se me acusó de ser un violento”.
Domicilios
Consultado sobre el posible paradero de la mujer, el denunciante manifestó: “Supe que vivía en el barrio Primero de Mayo y en la ciudad de Clodomira”.
Destacó: “No tiene escrúpulos, inventó una enfermedad de su hijo para lograr un subsidio; tiró unos pesos a un médico para que firmara tal documento y hasta estafó a sus propios familiares”.
A criterio suyo, “para que siga libre lo único que se presume es que forme parte de una estructura grande. Eligen a las víctima, ella los expulsa del hogar y otros contribuyen a la venta del inmueble”.
Por ello, pidió a la Justicia que “investigue a escribanos y abogados que siempre terminan legalizando sus acciones ilegales”, resaltó.
“Desaparecen”
“Una vez que la presa cae, ellos se quedan con sus casas y las venden. Después desaparecen sin dejar rastros”, complementó.
“No quedaré con los brazos cruzados. Sé que Dios existe y que esta gente pagará todo el mal que hizo. “Ella” (la mujer) en especial, aunque está costando detenerla”, subrayó Muñoz.
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