“Ante una situación de crisis económica, la conducta de proteger a los niños más pequeños (de 3, 5 y 15 meses de vida) en quienes la enfermedad meningocóccica puede ocurrir con más frecuencia, dejar más secuelas y acarrear más costo sanitario, es lógica. Lo que no es lógico es que nos falten vacunas, teniendo en cuenta que el laboratorio productor no tiene ningún problema”, agregó Teijeiro, quien es miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).

Si bien un comunicado de Nación aseguró que la situación es transitoria, el infectólogo manifestó su preocupación ya que no se detalló el tiempo en que se prevé que el problema sea resuelto. Y agregó que apoya mantener todas las vacunas del Calendario Nacional de Vacunación (CNV), de aplicación gratuita y obligatoria.

“Estamos en una situación en la que el país debería evaluar incorporar más vacunas, como por ejemplo habría que evaluar  del meningococo B. Pero nunca sacar dosis, eso es un retroceso grave”, enfatizó.

Si bien aclaró que el país no se encuentra en una situación de epidemia, explicó que el objetivo de las vacunas es controlar tanto las enfermedades como la circulación de este tipo de bacterias. Es decir, se apunta a la prevención.

“Incorporar una vacuna en el calendario implica mucho esfuerzo y un estudio detallado de la situación epidemiológica. Es decir, la decisión se basa en la evidencia científica.  Por ende, ninguna vacuna se debe retirar del calendario si no es por una decisión académica. Los motivos presupuestarios no deben ser una razón”, concluyó el experto.

La vacuna tetravalente (ACYW) conjugada contra meningococo fue incorporada al calendario oficial por Resolución Ministerial N° 10/2015 e implementada a partir de enero de 2017. El esquema de vacunación comprende dos dosis (3 y 5 meses de vida) y un refuerzo (15 meses de vida) en lactantes; y una dosis única a los 11 años.