La triple alianza opositora Cambia Mendoza, encabezada por el radical Alfredo Cornejo, se anotó una gran victoria y recuperó el gobierno provincial en manos del peronismo desde 2007, y pese a los esfuerzos de Ernesto Sanz y la prensa concentrada para acreditárselo a la oposición nacional, su efecto real sólo es evidente fronteras adentro del territorio cuyano.
Pero otra hubiera sido su proyección si los anuncios de una caída general del oficialismo nacional se hubieran cumplido. Hoy la coyuntura electoral encuentra competitivo al Frente para la Victoria, lo que torna difícil un aprovechamiento pleno tanto por parte de Mauricio Macri como de Sanz, los dos líderes hacedores de la alianza a nivel nacional.
El 19 de abril pasado, cuando Cornejo ganó las PASO mendocina por cinco puntos al PJ, muy distinta era el panorama para Macri. Venía de ganar en Santa Fe con Miguel del Sel y sólo debía esperar que su otro pollo, Horacio Rodríguez Larreta, ganara en la CABA, algo que hizo una semana después. Tan dulce estaba que hasta reclamó su parte en el triunfo básicamente radical mendocino.
Presente en el búnker de Cambia Mendoza, a Macri la alegría le durará a más tardar hasta el martes, cuando deberá absorber el resultado definitivo en Santa Fe, donde el PJ ya reconoció el triunfo del socialismo. Y en relación a los comicios en Córdoba, una sucesión reciente de mediciones enfriaron el entusiasmo existente.
Para Sanz, la victoria de Cornejo hubiera significado un regalo del cielo, sólo que sus perspectivas en las PASO dentro del espacio Cambiemos son tan bajas que aunque sume algo, no se espera un cambio de status en su precandidatura presidencial. Pero un triunfo siempre lo será, aunque en su tierra deba seguir escuchando los continuos rezongos de Julio Cobos.
A la inversa –una derrota siempre es una derrota- las repercusiones no serán gratas en el seno del PJ provincial y ya comenzó el capítulo pase de facturas. El gobernador saliente Francisco Paco Pérez aparece nítido con el papel de villano. Al acompañar al candidato derrotado Adolfo Bermejo el mandatario debió soportar una rechifla.
Quedará como consuelo cierta recuperación después de las Paso de abril, un clima de convivencia entre la dirigencia K y los del PJ, que incluso instaló brevemente un escenario de ‘empate técnico’ luego no se verificó. La pérdida de la gobernación seguramente volverá todo a fojas cero.
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