Según el Indec, la remuneración a los asalariados mejoró durante el primer trimestre, al mismo tiempo en que hubo una caída en las ganancias de las empresas privadas. También sobresalió la aceleración en la creación del empleo precario.
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SEBASTIÁN PREMICI
Durante el primer trimestre del año, el conjunto de los trabajadores y trabajadoras asalariados, ya sea bajo un régimen formal o sin derechos laborales, incrementaron su participación dentro de la torta de ingresos y ganancias de la economía, mientras que las empresas privadas retrocedieron en su participación. La remuneración al trabajo asalariado se incrementó en dos puntos porcentuales en la comparación interanual (48,4% del valor agregado bruto), mientras que el excedente de explotación bruto tuvo una caída de 3 puntos. Los datos difundidos por el Indec deben leerse entre líneas. La participación de las empresas mermó debido la caída de las exportaciones del agro, la quita de subsidios a los servicios públicos y la desaceleración de la actividad económica. Del otro lado, si bien la creación de empleo impactó de manera positiva en la estadística, los trabajos precarios –sin protección de la seguridad social – crecieron el doble que los empleos formales. Esto se traduce en menores ingresos para las familias.
La remuneración al trabajo asalariado aumentó de manera nominal un 108,4% respecto al mismo período de 2022. Esto se explica por el proceso inflacionario y el conjunto de las paritarias que le pisaron los talones a la suba general de precios. De acuerdo al Indec, se pasó de una participación del 46,3% en el primer trimestre del año pasado al 48,4% en el período enero – marzo de 2023.
“Las paritarias trimestrales permitieron recuperar una parte de lo que antes habían perdido, y los salarios no se atrasen tanto, en un momento de amesetamiento de la actividad, con una posible retracción de dos puntos”, explicó Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en diálogo con El Destape.
Durante el primer trimestre del año, el PBI creció el 1,3%, una clara desaceleración en relación al cierre del año pasado. Lo que más impactó en el nivel de actividad fue la caída de las exportaciones agropecuarias como consecuencia de la sequía. El sector registró un retroceso del 12%, según el informe sobre el nivel de actividad también elaborado por el Indec. Este resultado impactó de lleno en el total del excedente de explotación bruto (saldo contable de las empresas), con el descenso mencionado.
“Una caída importante de las exportaciones, debido a la sequía, explicó 1,44 puntos porcentuales de una caída de 3,19 puntos porcentuales del excedente empresario de toda la economía. Tampoco es menor el efecto en el excedente de los recortes a los subsidios energéticos”, analizó Ana Rameri, coordinadora del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).
También podría señalarse que durante los primeros trimestres de cada año suele registrarse un descenso del excedente bruto de explotación como consecuencia del receso estival y una merma en la producción del sector privado, pero con el sostenimiento del pago salarial.
Para el economista en jefe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), Nicolás Pertierra, el incremento del empleo – ya sea formal e informal- combinado con la baja del saldo contable de las empresas “podría traducirse como una caída general de la productividad del sector privado”.
El informe sobre generación de ingresos e insumo de mano de obra difundido por el Indec ratificó que todavía persiste un fuerte componente de desigualdad en la distribución de la riqueza e ingresos, ya que la mayor participación de los asalariados fue traccionada por una aceleración en la creación de empleo no registrado. En los primeros tres meses del año se repitió el mismo escenario del 2022.
Los puestos de trabajo totales tuvieron un crecimiento promedio del 3,7% en la comparación interanual. Sin embargo, en el desagregado queda expuesta la pauperización de las relaciones laborales. El empleo informal aumentó un 6,3% frente al 3,2% del segmento registrado. El año pasado, la informalidad laboral aumentó un 15% frente a un 3% de los empleos registrados.
En su trabajo sobre distribución del ingreso, el Indec destacó que el 62,6% de la población total tuvo un ingreso promedio de $123.782, muy por debajo del costo de una canasta básica total (para cuatro personas) que para marzo se ubicaba en los 191.228 pesos.
Si se mide por hogares, sobre un total de 29 millones de personas que viven en 31 aglomerados urbanos, hubo 15,5 millones de personas que no superaban los 192.000 pesos de ingresos al primer trimestre de este año, la misma valoración que la CBT.
“El impacto de la desaceleración en la actividad económica puede apreciarse en el estancamiento en la generación de empleo registrado y la mayor explotación del empleo precario. Durante el último año, el segmento informal asalariado creció el doble que el formal (6,3% vs 3,2%), al tiempo que la jornada laboral de estos puestos clandestinos se vio incrementada en un 130%”, enfatizó Rameri,
Desigualdades
La remuneración al trabajo asalariado mejoró en relación al valor agregado bruto pero hacia el interior de cada sector persisten fuertes desigualdades. Por ejemplo, los trabajadores del sector agropecuario se quedaron con el 24,4% de la riqueza generada por el agro, frente al 63,9% del sector privado, beneficiado en tres oportunidades por el Dólar Soja.
Existe otro dato que ratifica la profunda desigualdad que impera en el sector primario. Según el Indec, se contabilizan en el rubro 1,2 millones de empleos, de los cuales están registrado solamente 344.000. Por su parte, las personas que se desempeñan en la informalidad, dentro de uno de los sectores más ricos del país, ascienden a las 480.000. El resto forma parte de los no asalariados.
Al primer trimestre, la participación de los asalariados de la industria manufacturera se ubicó en el mismo porcentaje que el excedente bruto de explotación (36%). En este sector existen 2,7 millones de empleados, de los cuales el 22% se desempeña en la informalidad.
En el caso de la construcción se destacan más puestos de trabajo informales que registrados: 555.000 empleos contra 480.000. Las empresas privadas se quedaron con el 45,9% de la torta frente al 37% de los asalariados.
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