Así autocalifica al cumplir hoy dos años de gestión. Dice que nunca en la historia de Pilar hubo tantas obras y reconoce que al asumir tenía una visión distinta del distrito.
por Juan Manuel Morales
jm.morales@pilaradiario.com
Al cumplir dos años de mandato (730 días) el intendente Nicolás Ducoté recibió a El Diario en su despacho, donde habló de los logros y de los objetivos que tiene de cara a lo que queda de su mandato. Se autodenominó como uno de los responsables del recambio en la política local y criticó viejas prácticas de quienes estuvieron al frente del Estado municipal. Detalló su propia lista de contrincantes, nombrando a quienes intentarán arrebatarle, en las urnas, el sillón de Lorenzo López en 2019.
-¿Mejoró su nota sobre la gestión?
- Sí, creo que mejoramos y estamos apenas por arriba de un 7, convencido que en 2018 será un 8 y 2019 un 9. Una nota más satisfactoria es lo que reflejó el resultado de octubre, que tras ganar la elección de 2015 con 46%, poder sacar un 43% después de los primeros dos años de gobierno, es realmente muy satisfactorio.
-¿En que se sustenta haber subido la calificación?
- La progresión de ir logrando mucho más de lo que los pilarenses necesitan y vamos teniendo más capacidad de poder hacerlo, sintonía fina con los vecinos, reconocer la preferencia de cada barrio y quiénes son los actores más relevantes. Todo eso fue un proceso de aprendizaje de manejar tantas obras en simultáneo, nunca en la historia de Pilar hubo 46 obras en simultáneo como hoy.
-¿Hay control municipal sobre las obras de Nación y Provincia?
- Sí, sobre las que no son municipales tenemos controles, para que las hagan bien, que no haya errores, como los que tuvimos en la calle Eva Perón de Villa Rosa, por ejemplo, porque si vienen y asfaltan, pero no hacen trabajo hidráulico no sirve. Lo cierto es que demostramos que no son obras que se hacen para una elección, como decía la oposición.
-¿Pilar era lo que pensaba antes de ser intendente o se encontró con algo distinto?
- Era distinto, como mucho de los que emigramos a Pilar, tenía la percepción o el imaginario colectivo del distrito, que representa un lugar de espacios verdes, de cielo, de suburbios, de recreación y calidad de vida con semejanzas a la Costa, San Isidro y con servicios como la Capital Federal. Pero eso es lo que se ve sobre el kilómetro 50, me encontré con un Pilar que tiene muchos atributos de José C. Paz o Moreno, con pobreza estructural, decadencia de servicios y falta de presencia del Estado. Ese fue el choque muy fuerte que tuvimos el primer año. Además, descubrimos los números de los que no se hablaba, porque no los ocultaban, pero no se hablaba de la mortalidad infantil, la falta de cloacas y agua corriente, la cantidad de calles de tierra sin mantenimiento, que no haya algo tan básico como las veredas. Nos chocamos con una disonancia en un pueblo que siente que tiene derecho a vivir con los servicios de la Zona Norte, pero que no tiene la infraestructura para esos servicios.
-¿Y esa diferencia del Pilar ideado al real, no la pudo ver en sus dos años como concejal?
- Podés verlo, pero la experiencia cotidiana de recorrer el distrito no es la que como intendente, por supervisar obras, te fuerza a recorrer todo. Si cuando era concejal me preguntabas cuantos barrios tiene Pilar, podía nombrar 120 y la realidad es que son más de 200. Porque la gente siente identidad propia y a veces te dicen soy de tal barrio y vos decís donde queda y son 12 a 20 cuadras que tienen su propia identidad, y para quienes no venimos de una vida de militancia política, el camino que tenemos que recorrer para conocer a los vecinos, las localidades y los barrios, toma tiempo.
-¿Y qué le generó encontrar esa diferencia?
- Que tengo que bajar los planes de gobierno barrio por barrio, no puede haber barrios olvidados, quiero que los vecinos sientan que en esta gestión tuvieron una mejora, iluminación, veredas, plazas, asfaltos. Por eso decidimos que desde el 1º de enero, todos los barrios van a tener un referente responsable, que va a ir dos veces al mes como mínimo, para acordar planes de trabajo con los vecinos. Queremos regenerar ese contrato entre el municipio y el vecino, por eso quiero dramáticamente cambiar el proceso de Presupuesto Participativo, no quiero un proceso en el que decidimos sobre dos millones de pesos para gastar en Fátima o Manzanares, quiero que decidamos sobre los 30 millones que gasta el Municipio y no en proyectos específicos. Si vamos a hacer 20 cuadras de asfalto decidamos cuáles son y que no haya competencia entre los barrios para ver cuál es el beneficiado. Tenemos que decidir, por ejemplo, en una calle que todos utilizan o en una obra hidráulica que beneficie a todos los barrios.
-¿Cuál fue el mayor logro en estos dos años?
- Poner en funcionamiento una maquinaria del Estado que no estaba acostumbrada a este ritmo de trabajo, pasamos de 6 licitaciones en 2015 a 100 licitaciones este año, no tenían el ritmo de fiscalización de tránsito, estacionamiento, bromatología o de poner plazos a los expedientes y hoy hay una gimnasia que los propios empleados van adquiriendo y estoy sorprendido gratamente y veo que tienen más orgullo de ser empleados municipales y dicen ahora que tenemos los recursos déjame que yo voy a hacer, por eso batimos récord en asfaltos, en generar cantidad de vacantes en el sistema educativo y mejoras en el sistema de salud.
-¿Cuáles son los objetivos para los próximos dos años de gestión?
- En 2018 quiero más obra pública con impacto directo en los vecinos, siento que Pilar tiene enormes bolsones de pobreza, carencia de servicios básicos, falta de asfaltos, veredas, cloacas, iluminación o electricidad estable, gas, carencias enormes y me puse como objetivo llegar a cada uno de esos barrios y localidades con esos servicios. En 2019 quiero tener agua y cloacas en todas las localidades, aunque sea arrancaremos de a poco y en vez de 40 mil usuarios en un solo lugar repartir ese número en un poquito en cada una. Estamos tomando decisiones para atacar la pobreza que tiene Pilar, quiero que esos vecinos sientan que me preocupo mucho más por ellos, que por los vecinos con los que me vinculan de los barrios cerrados o los sectores más afortunados en su desarrollo social, económico y educativo.
-¿Cómo toma que la mayoría de las críticas apuntan a que sus funcionarios no son de Pilar?
- Es absolutamente cierto, lo admito, lo reconozco y quiero que cada vez haya más gente de Pilar trabajando en la función pública de distintas localidades.
-¿Y eso realmente le jugó en contra?
- Tuvo dos caras de una moneda, tuvo en contra la falta de conocimiento local y al no vivir acá no conocer los problemas. Los funcionarios vienen, llegan a las 9 y se van a las 18, no tiene la experiencia de ir al teatro o a cenar a la noche en Pilar y no conocen la problemática que se vive a diario. Y como cara favorable de eso, fue que trajimos capacidades al Estado municipal, que no abundaban y si estaban era en el sector privado de Pilar.
-¿Cómo analiza la política local?
- Se va volviendo cada vez más competitiva, exige más y no es solamente participar de una lista electoral, ya es más difícil que vayas escondido en una lista y entres sin que te hagas conocido o que no tengas que rendir cuentas. Creo que es un cambio bueno, de mayor correspondencia en la relación entre gobernantes y representados. A la nueva camada se le va a exigir que hagan mejor el trabajo del legislativo. Hay una diferencia de prácticas políticas entre la generación que componen, Humberto Zúccaro, José Molina, Osvaldo Pugliese, entre otros que hicieron política en los últimos 20 años en Pilar y que asumieron como concejales en los 90’. Los jóvenes vienen con otra lógica, las redes sociales y sabiendo que ya no es el pueblo de esas épocas.
-¿Para usted la política de Pilar está viciada de malas prácticas?
- Creo que venía de prácticas poco institucionalistas y resolvían las cosas informalmente, sin papeles, una mezcla de paternalismo, feudalismo u omnipresencia de los barones del conurbano, la norma o la ley era lo que los intendentes decidían y es un buen indicio que cambie, que haya límites al poder del intendente de turno, más exigencias y discusión de las políticas de Estado.
-¿Cuál es su relación con los medios, le duelen o molestan las críticas?
- Tengo una formación muy dispuesta al debate público, sobre todo universitaria. Tomo todo como un llamado de atención, pero sí me molestan más los errores no forzados, porque la prensa cumple un rol de marcar errores y ahí es donde digo, “cómo nos equivocamos con esto, si había una manera de hacerlo mejor”. Eso sí me genera una reacción, no con el mensajero, sino con el funcionario. Por ejemplo con la campaña de no violencia contra la mujer, dije “quién puso la letra chiquitita” en el cartel y después me tengo que comer una semana de todos los medios hablando de eso.
-¿Hubo tirón de orejas?
- Sí, yo no me siento a ver el diseño de los carteles. Me pasaron la segunda parte, que sale el lunes a la calle y les dije que sigan con lo que tenían pensado, pero no cometan errores no forzados.
Frases de Ducoté
“Le pedí a Sebastián (Neuspiller) que decida sí tiene oportunidad de avanzar en el Ejecutivo nacional
o se queda como concejal”.
“Veo pobreza política en que no se puedan juntar los exintendentes, Telmo Pérez, Alberini, Bivort y Zúccaro, en dos años quise tener una charla en conjunto y no lo pude lograr”.
“Quiero caras nueva en la política y no apelar a los que estaban como hice en el 15 con Lagomarsino y Liberé. En 2019 quiero darle mucho más aire a gente que venga a renovar la política”.
“Voy a mantener la planta municipal con el número de empleados con el que asumí. Pero mantendremos altibajos con quienes contratamos para tareas específicas”.
Comentá la nota