El diplomático Federico Barttfeld fue designado como embajador en Portugal; la canciller enfrenta rumores de “intervención” y reemplazará al Presidente en la cumbre del Mercosur, el lunes
Jaime Rosemberg
Para la cúpula de la diplomacia nacional, se trató de la crónica de una despedida anunciada, en medio de una coyuntura agitada y con no pocos conflictos internacionales. A través del Boletín Oficial, quedó oficializada ayer la salida de Federico Barttfeld, jefe de Gabinete de la canciller Diana Mondino, quien en el mismo trámite fue designado como nuevo embajador argentino en Portugal. Su salida, que deja un espacio que aún no tiene ocupante a la vista, llega luego de la disruptiva intervención de la asesora Ursula Basset en el reciente plenario de la OEA en Paraguay, los conflictos del presidente Javier Milei con Bolivia y Brasil, y la decisión de que la canciller ocupe el lugar del Presidente en la cumbre de mandatarios del Mercosur, el lunes en la capital paraguaya.
“Trasládase desde el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto a la Embajada de la República en la República Portuguesa, al señor Ministro Plenipotenciario de Primera Clase Federico Alejandro Barttfeld”, dice en sus considerandos del decreto, firmado por el Presidente y la canciller.
En los pasillos del Palacio San Martín aseguran que Barttfeld, diplomático de carrea de bajísimo perfil y encargado entre otras tareas de la agenda de la canciller, tenía los días contados desde el inicio de su gestión. “Se sabía desde hace mucho que había pedido ir a Portugal”, coinciden distintos diplomáticos, algo recelosos de la “embajada Premium” que representa un destino soñado y por lo general poco conflictivo como Lisboa. Por el momento, su segundo, el embajador Caspar Sprüngli, continúa como titular de la unidad gabinete de asesores, sin reemplazo de Barttfeld confirmado.
Luego de distintos cuestionamientos y rumores, Mondino (al igual que el resto del gabinete) parece estar confirmada en su cargo, más allá de la inminente incorporación de Federico Sturzenegger como ministro de Modernización. De todos modos, la participación de la abogada Basset en una de las reuniones anexas al plenario de la OEA, en la que defendió las posturas de Gobierno, contrarias al discurso mayoritario en materia de orientación sexual, género, familia y derechos humanos, alimentó rumores de una “intervención” del Gobierno, que en Cancillería se empeñan en desmentir. “No forma parte de la Cancillería, lo suyo fue una asesoría puntual” a la embajadora en la OEA, Sonia Cavallo, informaron fuentes diplomáticas.
La canciller viajará este sábado nuevamente a Asunción, esta vez para participar de la cumbre del Mercosur, y liderará la delegación, tanto en la reunión de cancilleres del domingo, como en la de presidentes del lunes. Allí estará el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, de relación tirante y sin encuentros bilaterales con Milei en lo que va del gobierno libertario, más allá de un saludo frío y protocolar, sin foto, durante la reunión del G7 en Bari, Italia.
Mucho se especuló con una eventual reunión entre ellos, pero Milei-a pesar de distintas voces que le recomendaban lo contrario, incluida la canciller, y alguna gestión de la cancillería de Brasil-decidió no concurrir a Asunción.
Desde la Casa Rosada indicaron que el faltazo se debía a la ajetreada agenda presidencial, que el mismo día 8 tendrá la vigilia del día de la Independencia, en San Miguel de Tucumán, y que no se trata de una estrategia para evitar un encuentro con el presidente brasileño.
De todos modos, en Itamaraty y el Palacio del Planalto tomaron nota de la ausencia de Milei en la cumbre del Mercosur, la primera de su gestión. Y esperan, recelosos, el viaje que el Presidente hará a Camboriú, el sábado, donde participará de la cumbre conservadora de la Cpac, dónde sí se encontrará con Jair Bolsonaro, antecesor y rival político directo de Lula da Silva, junto a otros dirigentes de partidos de derecha regional como el chileno José Antonio Kast o el mexicano Antonio Verástegui.
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