Las versiones hablan de la permanencia de Martín Guzmán y de la llegada de Agustín Rossi a Interior en lugar de Wado de Pedro que iría a Justicia.
La interna en el Frente de Todos ha tomado ribetes insospechados. A la grieta entre Alberto Fernández y su vicepresidente, Cristina Kirchner, con La Cámpora desafiando abiertamente a la Casa Rosada, ahora asoma un duro debate interno en el Gobierno que tiene como eje la falta de reacción del Presidente por un lado, y el desgaste de su figura, por otro, que desemboca en fuertes rumores sobre inminentes cambios en el gabinete.
La figura del ministro de Economía, Martín Guzmán, es la más vapuleada. Cristina Kirchner lo quiere afuera desde hace tiempo. Sobre todo por los términos del acuerdo con el FMI al que el cristinismo votó en contra. Y ahora por los aumentos de las tarifas que estarán lejos del 20% que pretendía fijar los funcionarios de Energía -Federico Basualdo y Federico Bernal- alineados con la vicepresidente.
“Cuando hagan la cuenta de cómo subsidiamos a los ricos, el relato de La Cámpora se va al demonio”, afirman en la Casa Rosada. Son varios los funcionarios albertistas que promueven cambios en las segundas líneas de la Secretaría de Energía. Así como la salida del titular de YPF, Pablo González, hombre de Máximo K.
Dentro del gobierno, el cristinista Secretario de Comercio, Roberto Feletti, culpó a Guzmán por la altísima inflación. “El ministerio de Economía tiene que bajar líneas claras de política económica que reduzcan la volatilidad y preserven ingresos populares, si no esto se va poner feo”, le advirtió. Aunque haya sido Feletti el promotor de los controles de precios que fracasaron rotundamente.
Quienes defienden a Guzmán en el gabinete argumentan que “nadie puede bajar la inflación solo”, y reducir el índice de precios subido al 60% anual “requiere de una coordinación política y de consenso”. El viernes, cuando comenzaron los rumores de su inminente salida del gobierno, el titular del Palacio de Hacienda estaba acordando con Brasil el suministro extra de electricidad para el país. “Y así va a seguir, en foco total”, señalan los que dentro del gabinete empujan para que se quede.
Otro elemento que aporta el ala albertista pro Guzmán es que “siempre puso la cara y planteó un debate profundo sobre tarifas. El 15 de septiembre mientras algunos presentaban la renuncia por los medios, él presentaba el presupuesto. Habla de la inflación y viene avisando que va a crecer. Y se hace cargo, no se escapa, pero todos sabemos que resolver eso requiere de unidad política”, aseguran.
“No se puede seguir indefinidamente así. Por eso no sería raro que haya un ordenamiento en las próximas semanas”, asume un funcionario albertista en relación a posibles cambios de gabinete. Aunque lo cierto es que quienes más lo dan por ido a Guzmán, son los camporistas.
Un dirigente con llegada al mandatario sostiene que el ministro de Economía tiene una ventaja para mantenerse en el cargo: no tiene reemplazo. No hay nadie que quiera sucederlo en medio de una pelea política entre Alberto y Cristina, que impide hacer grandes cambios en la política económica.
En 2020, en una de las primeras crisis fuertes que afrontó el titular de Hacienda, empezó a sonar el nombre de Martín Redrado, en función de la necesidad de algún economista de renombre, con equipo y que generara rápidamente confianza. No es casual que Redrado hiciera declaraciones hoy y asegurara que “el combate a la inflación fracasó”. “No podemos tener cinco personas que opinan a la vez de Economía”, afirmó a Radio Mitre.
Para un ministro albertista, el cambio de gabinete de septiembre “se hizo por la política y no funcionó, la interna recrudeció y los problemas se sumaron. Ahora hay una situación similar, si los cambios son en función de la política del frente se va a cometer el mismo error”, alerta.
No obstante cerca de Alberto Fernández indican que se avanzaría en un cambio de nombres después de Semana Santa y todos apuntan al ingreso al gabinete de Agustín Rossi como ministro del Interior.
“El Presidente está con mucha bronca, muy desgastado. El traslado de Wado a Justicia está muy instalado porque Alberto necesita a alguien que le responda y hablé por él, cosa que Wado no está haciendo”.
El problema es que De Pedro no estaría dispuesto a ir a Justicia en lugar de Martín Soria, y preferiría irse del Gobierno, deslizan en su entorno.
A Rossi pretendían llevarlo a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Ocurre que en ese organismo, además de ocuparse de los espías, hay un enfrentamiento entre Cristina Caamaño y los funcionarios cristinistas. No es un lugar para un dirigente con un fuerte perfil político. Por eso piensan en Interior.
Fue muy bien recibido por Fernández la arenga de Rossi en el acto que encabezó el sábado en Rosario con dirigentes peronistas. “El Gobierno tiene 20 meses para dedicarse full time a la gestión. Tiene que olvidarse del resto de los temas que circundan a la vida política, inclusive de las tensiones internas, y comunicar todos aquellos datos que son positivos, y hacerlo con los compañeros que tienen la responsabilidad de gestión”, lanzó.
En ese mismo acto, la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, lanzó una clara advertencia a Cristina Kirchner y a su hijo Máximo, Jefe de La Cámpora (ver pág.9), sindicados como autores de la teoría “cuánto peor mejor”, o la necesidad de que la política económica fracase para erigirse como quienes advirtieron lo que iba a pasar si se arreglaba con el Fondo .
“La idea de que alguien se puede salvar si la experiencia es mala... Acá no se salva nadie. Entre otras cosas, porque hubo una promesa a la sociedad de que veníamos a hacer las cosas juntos y que veníamos a juntarnos para esto”, aseguró Ibarra.
Otro miembro del gabinete albertista, continuando esa misma línea, marcó sus diferencias con La Cámpora de que el 2023 está perdido. “Falta un año y pico y en este país eso es una eternidad. Y además la oposición, Juntos por el Cambio también tiene sus internas”, señala.
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