Gran Bretaña. La premier afirma que tiene un plan para la salida del reino de la Unión Europea, pero aún no dio detalles.
El Brexit ha digerido al "Remain" y ahora al UKIP, el partido que impuso las ideas para que ganara el referéndum para irse de Europa en Gran Bretaña. El mismo día que, en un histórico discurso en la conferencia conservadora en Birmingham, la primera ministra Theresa May anunció que “un cambio está llegando”, redireccionó su partido hacia el centro para coptarle el voto a los laboristas y le dijera al establishment que dejara de “despreciar“ a la clase trabajadora que votó la salida de Europa, el UKIP se quedó sin líder.
Su jefa, Diane James, solo duró 18 dias en su cargo. Renunció tras haber sido insultada y escupida en la estación de Waterloo por pertenecer al partido. No soportó la presión ni las divisiones alrededor de su liderazgo. Nigel Farage, su fundador e ideólogo, abandonó su asesoramiento al candidato presidencial Donald Trump en Estados Unidos y regresó, por tercera vez, como líder temporario en la urgencia. Sus ideas le han sido arrebatadas por los Tories en el camino al divorcio europeo.
El nuevo fenómeno del Brexit es que todos los conservadores lo son ahora, como si el Remain nunca hubiera existido ni ellos lo hubiesen votado. Un vaivén que incluye a la premier semi euroescéptica Theresa May, que se reencarnó como la reina del Brexit frente los perdedores de la globalización, que votaron genuinamente en junio por irse de Europa.
Theresa May dijo que el voto en el referéndum por el Brexit este año no solo refleja el deseo de irse de Europa sino “un hondo, profundo y justificado sentimiento” de que el mundo trabaja para unos pocos privilegiados pero no para la gente de la clase trabajadora. Así describió lo que ella llamó “la silenciosa revolución” que ha significado el Brexit. ”No fue solamente un voto para cambiar la relación de Gran Bretaña con la Unión Europea pero una llamada para cambiar la manera en que nuestro país trabaja y las personas que trabajan en el para siempre”, dijo.
“Vengan conmigo”, dijo la primera ministra con inusual pasión. En medio de una ovación y en último día de la conferencia en Birmingham, habló de su determinación de convertir a Gran Bretaña “en una gran meritocracia”, basada en “la justicia y a oportunidad”.
“Brexit va a pasar” dijo May, sin explicar cómo. Pero advirtió que tienen una estrategia para ello, que no describirá. ”Nosotros nos vamos para ser una vez más una Gran Bretaña plenamente soberana e independiente. El “deal” del Bexit tiene que funcionar para Gran Bretaña. Esa Gran Bretaña que nosotros construiremos después del Brexit tiene que ser una Gran Bretaña global porque, si bien nosotros nos estamos yendo de la Unión Europea, no estamos yéndonos del continente europeo. Ahora es el tiempo de forjar un nuevo rol, para nosotros en el escenario mundial”, continuó.
“No vamos a ceder otra vez el control de la inmigración ni a ponernos bajo la jurisdicción de los tribunales europeos”, advirtió. Justo cuando empresas y bancos acusaban al gobierno de xenofobia al obligar a las empresas a declarar cuantos extranjeros tienen en sus filas en Gran Bretaña.
Después de declarar que “los Tories son el verdadero partido de los trabajadores, del NHS (el sistema nacional de salud), el partido de los funcionarios públicos”, May alineó al partido para un conservadorismo modelo 1950, con una Gran Bretaña industrial y una melancolía por esos años, cuando ella creció en el reino de posguerra, con un padre vicario. Al tener en cuenta la frustración sobre alojamiento inabordable, salarios estancados, trabajos inseguros y pagas reducidas por la presencia de inmigrantes de baja calificación , advirtió: ”Si nosotros no respondemos -si no tomamos esta oportunidad para producir el cambio que la gente quiere- el resentimiento va a crecer. Las divisiones se volverán trincheras.Y va a ser un desastre para Gran Bretaña “, alertó.
“La gente con bienes se volvió más rica. La gente sin ellos ha sufrido. Gente con hipotecas han encontrado sus deudas más baratas. Gente con ahorros son más pobres. Un cambio tiene que llegar. Y nosotros vamos a hacerlo. Porque esto es lo que un partido conservador puede hacer”,declamó.
Ni Margaret Thatcher ni John Major. Theresa May quiere construir otro conservadorismo, para aprovechar un partido laborista en auto destrucción y una crisis de representatividad de los partidos políticos. Por eso sostuvo que mucha gente “en posiciones de poder” se ve a si misma como parte de una “elite internacional”, que tiene poco en común con los que ellos emplean o viven junto a ellos. Y la inflexible ex ministra del Interior lanzó su mensaje contra los jefes bien pagos que no cuidan a su personal, o los que dejan que implosionen los fondos de pensión, o los gigantes multimedia que no colaboran con las autoridades en la lucha contra el terrorismo:”Yo los estoy poniendo en alerta.Esto no puede seguir más así”.
Terminó con otro mito tory: no intervenir en los mercados: “Cuando los mercados son disfuncionales, nosotros estamos preparados para intervenir”, dijo. Ovación y los fotógrafos enfocaron sus zapatos, ese nuevo símbolo estético de poder que representa Theresa May. Eran bordeaux, con barrocos moños de terciopelo, el mismo color que su vestido.
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