La ministro de Medio Ambiente y un equipo técnico de la Universidad Nacional de Cuyo brindaron una conferencia de prensa en Terrazas del Portezuelo para informar sobre los resultados de estudios de agua y suelo realizados en los departamentos Junín y Chacabuco, en el Valle del Conlara.
Las muestras fueron tomadas a fines de junio, al final de la campaña agrícola, después de las últimas aplicaciones de productos químicos realizadas por productores de la zona, con el objetivo de detectar los residuos que puedan haber quedado y su posible acumulación.
El equipo técnico que realizó el trabajo pertenece al laboratorio de análisis instrumental de la Dirección de Estudios Tecnológicos e Investigación (DETI) de esa universidad y tomó un total de 28 muestras en diferentes puntos de los departamentos Junín y Chacabuco, en el Valle del Conlara, incluyendo los establecimientos Santa Bárbara y La Gramilla, donde trabaja la multinacional Monsanto.
“El suelo y el agua, tanto superficial como subterránea de la zona, como así también las plantas potabilizadoras, no evidencian rastros de agroquímicos organoclorados ni organofosforados, entre los que se incluye el glifosato y sus moléculas de AMPA, que es su residuo, por lo que no existen riesgo para la salud de la población ni para el medioambiente”, fue la conclusión de los técnicos.
El equipo de técnicos estuvo compuesto por la jefa del Laboratorio de Análisis Instrumental, Lic. en Química María Esther Barbeito, el responsable del Laboratorio de Análisis Químicos, Ing. en Industria de la Alimentación con Máster en Gestión Ambiental María Ruth Clausen y un integrante del equipo de muestreo, Ing. Industrial Alberto Quintal.
La ministra Hissa insistió en que los agroquímicos utilizados en esta zona, como en el resto de la provincia y el país, se encuentran aprobados por el organismo nacional correspondiente, que es el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
Antes de la conferencia, Medardo Ávila Vázquez, referente de Red Universitaria de Ambiente y Salud – Médicos de Pueblos Fumigados, había aclarado en FM Ciudad que en realidad sería más importante medir las nuevas enfermedades que surgieron en las zonas cercanas a donde está instalada Monsanto y analizar la variación de la afectación a la salud de la población desde su radicación en esos lugares.
El Ministerio informó que el SENASA no considera tóxico al glifosato, un herbicida de amplio espectro de la familia de los organofosforados que, con diferentes combinaciones de aditivos, se comercializa en todo el mundo. Tampoco lo consideran tóxico la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Unión Europea (UE), la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), ya que este herbicida se biodegrada, tanto en el suelo como en el agua, y no posee persistencia biológica. Ávila Vázquez había indicado que las normas que limitan los niveles de contaminantes aclaran que no se excluye la posibilidad de provocar enfermedades en habitantes de la zona.
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