Aunque se crean nuevos fármacos novedosos para detener graves patologías, estos no siempre son asequibles por sus altos costos.
La industria de los medicamentos evoluciona constantemente y los fabricantes cada vez crean nuevos fármacos que permiten enfrentar graves enfermedades, algunas de ellas mortales.
Sin embargo, estas medicinas no siempre están al alcance de todos, principalmente, por el elevado costo al que se comercializan.
En 2019, la empresa suiza Novartis logró que las autoridades estadounidenses aprobaran una terapia génica que permite tratar una enfermedad infantil mortal. Este tratamiento tiene un costo de 2,1 millones de dólares y se ha convertido en el fármaco más caro de todos los tiempos, se indica en una publicación del sitio web Swiss Info.
Este medicamento, denominado Zolgensma, trata la atrofia muscular espinal (AME), una patología que afecta a uno de cada 10.000 bebés, razón por la que se la considera una de las enfermedades raras más comunes.
La AME es causada por un defecto genético que debilita los músculos de una persona de manera tan drástica que se vuelven incapaces de moverse, y eventualmente, puede dañar la capacidad de tragar o respirar. Los bebés que nacen con la forma aguda de la enfermedad a menudo mueren antes de los dos años de edad.
Actualmente, en Ecuador, una madre manabita pide ayuda para recaudar los 2,1 millones de dólares necesarios para costear el tratamiento para su pequeño Derek, quien tiene 5 meses y padece AME.
Hace poco, en Argentina, la solidaridad de un gran número de personas logró que los padres de la pequeña Emma, de 11 meses, puedan adquirir el fármaco para detener los efectos de la AME en su pequeña.
Zolgensma se convirtió en el 17.º tratamiento celular y genético en la lista aprobada por el organismo regulador de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
Las terapias génicas son un campo relativamente nuevo, pero que crece rápidamente en el desarrollo de medicamentos en los que una copia correcta de un gen remplaza al material genético mutado que causa la enfermedad.
Este tipo de tratamientos tiene efecto en el origen de la enfermedad (un gen defectuoso) y, al hacerlo, podría eliminar gran cantidad de enfermedades infantiles mortales, trastornos sanguíneos poco frecuentes y cánceres hereditarios.
¿A qué se debe su alto costo?
Aunque el Zolgensma se considera el de mayor costo, no es el único con un valor elevado. Swiss Info recoge que, hace unos años, en Suiza se originó un debate debido a que un medicamento para tratar la hepatitis C tenía un precio de más de 60.000 dólares.
Vas Narasimhan, director general de Novartis, argumentó en el comentario que escribió para la cadena de noticias CNBC que las terapias génicas representan un avance médico en el modo en que ofrecen la esperanza de curar las enfermedades genéticas mortales con una sola dosis. En algunos casos, la alternativa es un tratamiento de múltiples dosis con mejoras progresivas.
Zolgensma fue aprobado para niños menores de dos años y consiste en una única infusión intravenosa que dura aproximadamente una hora.
Hasta la aparición del medicamento de Novartis, en los casos de AME se utilizaba el tratamiento comercializado con el nombre de Spinraza, que se toma cuatro veces al año de por vida. El precio es de 750.000 dólares el primer año. Durante los años sucesivos cuesta 350.000 dólares al año, es decir, alrededor de 4 millones de dólares por década.
Los altos valores de los medicamentos siempre causan polémica. Por ello, el grupo independiente sin ánimo de lucro Institute for Clinical and Economic Review (Instituto de Revisión Clínica y Económica) se dedica a evaluar el valor de los nuevos y costosos fármacos.
Según esta entidad, a un valor de entre 1,2 y 2,1 millones de dólares, el precio de esta nueva terapia génica es justificable, porque “transforma por completo la vida de las familias afectadas por esta devastadora enfermedad”.
El cálculo que elabora este instituto en gran parte está basado en los costes por año de vida ganado al comparar los resultados de los ensayos clínicos para las opciones de tratamiento.
¿Cómo se establece el precio de estos medicamentos?
En algunos casos no se conoce específicamente el costo de desarrollar este tipo de fármacos. Por ejemplo, en el caso de Zolgensma, Novartis en realidad no fue la compañía que lo desarrolló, sino que lo adquirió a través de la compra por 8.700 millones de dólares de la empresa estadounidense AveXis.
Muchas compañías argumentan que los precios se calculan utilizando un modelo basado en el valor, y esto plantea una serie de preguntas complicadas sobre cuánto vale una vida. También hay pocas pruebas sobre si los tratamientos son efectivos y presentan posibles riesgos, especialmente a largo plazo. Algunas terapias que han salido al mercado, como Imlygic, no han estado a la altura de su potencial.
Eso además ha originado críticas alrededor de que las compañías, al saber que pueden tener amplias ganancias con este tipo de medicamentos, alejan su atención de enfermedades más comunes como la diabetes y la hipertensión, se indica en un artículo de opinión denominado Ningún medicamento milagroso debería costar $ 2,1 millones, del sitio web Bloomberg.
Una polémica económica y ética
En una publicación de la BBC se señala que Novartis siempre ha insistido en que trabaja con Gobiernos y empresas de seguros médicos para conseguir que cubran el costo del medicamento y que lo puedan abonar a plazos.
Además, la compañía considera que los 2,1 millones de dólares que hay que pagar por aplicar este medicamento intravenoso una vez en la vida están por debajo de lo que costaría tratar a un niño durante años con otros fármacos, cuyos precios suelen ser de seis cifras y que no los libran de otros cuidados caros y permanentes, como la ventilación mecánica.
El debate se mantiene sobre cómo va a pagar la sociedad este tipo de tratamientos tan costosos. La mayoría de los sistemas de seguros sanitarios en realidad no está diseñada para asumir terapias de una sola vez a ese precio.
A esto se suma que también existen cuestiones éticas relacionadas con la manipulación genética y el miedo a un peligroso camino que lleve a los bebés de diseño.
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