En las últimas semanas, mucho se ha hablado sobre el regreso de estudiantes, docentes, directivos y auxiliares a las escuelas. Opiniones de las más diversas han sido expresadas; desde los que creen que es una locura la propuesta hasta aquellos que manifiestan y reclaman que sus hijos vuelvan urgentemente a las instituciones educativas.
En este contexto, el gobierno provincial emitió una serie de protocolos orientados a garantizar el retorno seguro a la presencialidad. Las medidas de cuidado indicadas implican higiene y ventilación en los edificios, distanciamiento, uso de tapabocas (en estudiantes) o de tapabocas y mascarilla de acetato (docente). Todo muy lógico y coherente.
Ahora bien, los materiales necesarios para que estas condiciones estén dadas dependen del estado provincial y hoy, a apenas un día de que los alumnos que el año pasado no pudieron completar su cursada comiencen su revinculación con la escuela, la mayoría de las instituciones educativas no han recibido elementos de cuidado ni de limpieza.
Claro que quizás las escuelas céntricas pueden haber recibido cierta cantidad de material, de seguro no el necesario, pero las instituciones periféricas, como siempre, han quedado rezagadas.
En tanto, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, se refirió a cómo se espera que sea el regreso a las aulas a partir del mes de marzo. “Si hay un caso positivo en una escuela, se aísla el aula, la burbuja”, explicó, al tiempo que remarcó que todas las decisiones se tomarán de acuerdo a la región. “Cualquier avance que implique intensificar la presencialidad o volver atrás hay que adoptarla en la mínima unidad geográfica posible”, detalló.
Antes estas declaraciones, esperemos que pronto nos encontremos en igualdad de condiciones, al menos en lo que a distribución de materiales respecta.
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