La Cámpora buscó despegarse y generó una división en el oficialismo. 28 diputados del Frente de Todos rechazaron el proyecto.
Máximo Kirchner bajó al recinto a último momento, únicamente para votar de manera negativa. A las 3.30 del viernes, cuando su sucesor Germán Martínez terminó su discurso de cierre, el diputado se sentó en su banca, al lado de la de Sergio Palazzo. Con barbijo azul, cruzó algunas palabras con Vanesa Siley y se levantó apenas finalizó la votación.
Su voto fue uno de los 28 negativos del Frente de Todos. Los 17 diputados de La Cámpora rechazaron el acuerdo, a los que se sumaron otros oficialistas como Leopoldo Moreau, Agustina Propato, Natalia Zaracho, Carolina Yutrovic, Alejandra Obeid, Gisela Marziotta, Mónica Macha, Tomás Ledesma, Federico Fagioli, Juan Carlos Alderete y Verónica Caliva.
“Todavía no sabemos, lo va a definir Máximo”. Caía la tarde, ningún diputado de La Cámpora había tomado la palabra en el recinto -en toda la jornada no se anotaron en la lista de oradores- y se mantenía el hermetismo sobre el sentido del voto del sector liderado por el ex jefe de bloque del Frente de Todos.
Despejada la interna de Juntos por el Cambio a partir de las modificaciones al proyecto el día anterior, las miradas y las negociaciones se concentraron en el oficialismo. Había contactos entre los referentes, sin que a esa altura -casi diez horas de sesión- se confirmara una posición.
Ya entrada la noche, Máximo Kirchner ingresó al despacho de Sergio Massa. La sesión la presidía José Luis Gioja. El titular de la Cámara procuraba que los díscolos se abstuvieran y no votaran en contra. También hablaron de un “gesto” antes de que terminara la sesión, aunque dos horas después todavía no había aparecido por el recinto.
Otros diputados contrarios al acuerdo con el FMI, como Leopoldo Moreau, también iban y venían de las oficinas de Massa en el primer piso del Palacio. Moreau en ese momento tampoco adelantaba su voto, aunque preparaba su discurso escrito para insertarlo. Habrá que revisar el diario de sesiones para conocer el tono de sus críticas.
Con los diputados de La Cámpora sin involucrarse en el debate, en el tratamiento previo -fueron relevados de las comisiones de Presupuesto y Finanzas- y en las negociaciones, el escenario quedó despejado para que Massa y Germán Martínez -su sucesor al frente del bloque- avanzaran con las concesiones para el acuerdo con los referentes de Juntos por el Cambio.
Si Máximo pegó el portazo a la conducción apenas cerrado el entendimiento con el FMI, la versión final del proyecto alejaba todavía más la posibilidad de alcanzar una posición unificada en el Frente de Todos.
Más allá de las diferencias con Martín Guzmán, a la quita del programa económico se sumó el retiro de los fundamentos del proyecto, que contenían cuestionamientos a Mauricio Macri y consignaban que la aprobación “de ningún modo significa que se desistan” las acciones judiciales por la deuda durante el gobierno de Cambiemos.
Aunque el quórum no corría riesgo por el acuerdo con la oposición, en el inicio de la sesión diputados de La Cámpora como Paula Penacca, Gabriela Estévez, Santiago Igón y Cristina Brítez bajaron al recinto. Máximo Kirchner dejó su banca vacía.
En la reunión de bloque antes del comienzo, ni el hijo de Cristina Kirchner ni los legisladores cercanos dieron indicios sobre la decisión en el momento de votar. “Nadie les preguntó tampoco”, contó un diputado oficialista. En ese momento hablaron principalmente Massa y Carlos Heller, un rato después miembro informante en el arranque del debate.
La ausencia de Máximo al discurso de Alberto Fernández para inaugurar el período de sesiones ordinarias había dejado expuesto el deterioro de la relación con el Presidente.
Luego las palabras de Wado de Pedro, que también faltado a la Asamblea Legislativa, generaron lecturas ambivalentes sobre la posición de La Cámpora. “El acuerdo es el comienzo de la solución. Evita una catástrofe en lo inmediato”, dijo hace unos días en una entrevista con El País. Con su viaje a Barcelona, el ministro del Interior también quedó al margen de las negociaciones, que quedaron a cargo de Massa.
Ante el silencio de La Cámpora en la sesión, recién pasadas las 21.30 se escuchó en el recinto el primer discurso crítico pronunciado por un integrante del Frente de Todos. “El Fondo es un enemigo declarado del pueblo y la Nación. Este acuerdo legitima la estafa y la burda intromisión de Estados Unidos. No hay lugar para al ajuste, si hay un ajuste va a estallar la Argentina”, advirtió Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa.
“Quiero agradecer a mi bloque por permitirme esta disidencia coyuntural”, dijo al final. “No somos militantes del default. No actuamos para que ese sea el desenlace. Vienen tiempos difíciles, los buitres acechan”, aseguró al rato Itaí Hagman.
Hacia el último tramo del debate, en el bloque oficialista estimaban que los votos positivos del espacio rondarían los 90 del total de 118. A esa altura en el cálculo de los que no acompañaban el proyecto a los 17 de La Cámpora se sumaban Hagman, Natalia Zaracho y Federico Fagioli -frente Patria Grande-, Alderete y Verónica Caliva -CCC- y otros que también estiraban el suspenso como Moreau, Sergio Palazzo y Hugo Yasky.
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