Después de la renuncia a la jefatura del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, Máximo Kirchner continuó con su ofensiva anti FMI. Ahora, su desembarco en La Plata genera malestar en la gobernación, donde el ejecutivo viene de una fuerte pérdida de poder tras el cambio obligado de gabinete post PASO.
En los últimos días un video subido por La Cámpora a las redes sociales y la amenaza de casi una treintena de legisladores que pertenecen o son próximos a la agrupación de votar negativamente la aprobación el acuerdo alcanzado por el gobierno nacional en el Congreso generaron diversas críticas tanto en el oficialismo como en la oposición.
Sin embargo, muchas fueron las voces que, desde el Frente de Todos, pretendieron ponerle paños fríos a la cuestión, para evitar la fuga de La Cámpora de la coalición gobernante. El componedor todo terreno José Luis Gioja afirmó que “el Frente de Todos es una avenida muy ancha, con muchos andariveles. Lo que queremos es marchar todos para el mismo lado, y que nadie se cruce de carril o venga de frente. Algunos son más rápidos y otros menos, pero el tema es poner la Argentina de pie definitivamente”. Y, en relación a Máximo, aseguró: “Lo que no se puede hacer es tachar de no colaborador al que piense de determinada manera”.
El presidente de la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, Carlos Heller, expresó que votará a favor del acuerdo pero “con la nariz tapada”. Y Wado de Pedro, desde su gira europea, enfatizó que “el acuerdo con el FMI evita la catástrofe económica en la Argentina”. Aunque luego lo relativizó, indicando que esto sólo solucionar problemas “en lo inmediato”, ya que “necesitamos que nos dejen crecer para poder cumplir”.
Heller agregó: “No creo que haya posibilidad de que esto no se apruebe, Lo que tratamos es que se apruebe con la mayor cantidad de votos posible. Cada voto de nuestro espacio que no se consiga nos va a doler, pero comprendemos que hay historias y sentimientos que no se pueden ignorar y que a muchas compañeras y compañeros les hacen más difícil adoptar un voto positivo”.
Sin embargo, pese a la centralidad de la aprobación del acuerdo con el FMI, para Máximo ya es un tema del pasado. Su objetivo ahora está puesto en tratar de consolidar su jefatura en el PJ bonaerense, en un intento nada sencillo de postularse a la gobernación provincial en 2023.
Desde el inicio de la presidencia de Alberto Fernández, la relación entre Máximo y Axel Kicillof no ha dejado de deteriorarse. Primero por la disputa por el favor de Cristina y la pretensión de encabezar la lista presidencial del Frente de Todos en 2023. Luego, al compás de su disputa, las acciones de ambos fueron deteriorándose, a punto tal que nadie imagina a alguno de ellos encabezando una lista el año próximo.
Dentro del Frente de Todos aseguran que el destino del actual gobernador no pasará de integrar la lista de candidatos a diputados nacionales de la coalición, pero que ya no existe chance alguna de postularse a una reelección. Y es que, políticamente, Kicillof es un negado: no tiene muñeca política, arruinó su relación con los intendentes desde el momento mismo de su asunción y la provincia hoy sólo funciona gracias a la intervención del gabinete por parte de sólidos y experimentados intendentes. Para peor, perdió el favor de Cristina, quien ya no lo ve como el “chico de oro”.
Máximo, por su parte, transita el mismo sendero de desaprobación y condena que su agrupación, La Cámpora, viene abonando desde hace años. Con el agravante de que el dedo de Cristina ya no es tan determinante como en el pasado, por lo que su principal argumento político se ha deteriorado.
Si bien ha habido una cierta “reconciliación” entre madre e hijo, esta es una cuestión que sólo perjudica a Axel, quien, obligado por las circunstancias, apoyó la firma del acuerdo con ciertas reservas: “Nadie tiene derecho a cortarnos las piernas”, aseguró.
El apoyo al gobierno nacional le valió la liberación de nuevos fondos del estado nacional, y el acompañamiento de sindicalistas e intendentes en su acto de apertura de sesiones. Un acto que -como sucedió con la visita de Alberto Fernández a la UNLP días atrás- fue vaciado por La Cámpora.
Ahora todas las fichas de Máximo están puestas en consolidar su situación al frente del PJ provincial y tratar de trabajar su candidatura a gobernador para 2023. Como prueba irrefutable de esto ha trascendido su decisión de instalarse en el piso superior de la sede partidaria de La Plata, para convertirlo en su cuartel general.
La determinación de Máximo fue como una bomba para Axel y su entorno más cercano, ya que ahora la disputa entre ambos será llevada a la lucha territorial, cuerpo a cuerpo, a escasas manzanas de distancia en la capital provincial.
De este modo, tras la gran batalla por la aprobación del acuerdo con el FMI se desatan pequeñas guerras personales, que parecen ir entrando en zona de definición, aunque no le garantice a ninguno un venturoso porvenir político.
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