Maximiliano Pullaro y las elecciones en Santa Fe: despolitizar para ganar

Maximiliano Pullaro y las elecciones en Santa Fe: despolitizar para ganar

El gobernador arrancó su empresa reformista. Liderará una lista sin nombres propios, con agenda de gestión y cero rosca. Vencer el clima de época, el plan.

 

Por Pablo Fornero

En su primera estrategia electoral como gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro entendió que no debía vender casta y era necesario, en cambio, construir una lista que lo secundara plagada de dirigencia con manejo de agenda vinculada a la gestión y no a la rosca per sé. Para conocido, está él.

 El primer cierre como gobernador para Maximiliano Pullaro

No hay cierre sencillo. Todo trance de esta especie deja heridas de diferente magnitud. Con todo, para Pullaro, el de este viernes 7 de febrero representaba un desafío mayúsculo. Por el cierre en sí, pero sobre todo porque se juega una parada grande: reformar la Constitución luego de 62 años y conseguir la reelección que no existe en la provincia.

Para conseguir llevar a buen puerto su empresa, le toca una oportunidad más que atractiva, pero también un clima imperante de antipolítica que lo obliga a caminar en puntas de pie. Pullaro tiene que evitar verse como la casta. No debe entrar de lleno en plan de campaña y concentrarse en la gestión. Tiene y quiere.

Al menos dentro de Unidos no tuvo resistencia. Sí amagues y enojos, naturales en esta instancia, pero pareciera que en la coalición gobernante se le respetó la oportunidad de conducir sin ruido mayúsculo el primer cierre electoral. La primera estrategia. Los primeros nombres.

La vicegobernadora Gisela Scaglia y la presidenta de la Cámara de Diputados, Clara García, por caso, podrían haber integrado la lista de 50 aspirantes a convencionales constituyentes de Unidos por distrito único. Por nombre, trayectoria y conducción interna. Sin embargo, el plan del gobernador y su mesa chica era otro. La diputada Germana Figueroa Casas y la diputada provincial Lionella Cattalini se quedaron con los otros dos puestos del podio. Por otros motivos.

El podio de Unidos para Cambiar Santa Fe

Figueroa Casas, propuesta por Scaglia y validada por el expresidente Mauricio Macri, tiene escaso conocimiento, pero es respetada y bien conceptuada en el Congreso. Más trabajo, menos rosca. Con la socialista pasa algo similar. Supo encontrar una agencia propia vinculada a la seguridad y la justicia, facetas observadas al detalle por el pullarismo.

Las principales espadas de Maximiliano Pullaro para la elección de convencionales.

Lucía Masneri, la funcionaria más importante del gobierno, según el pullarismo, encargada del control en las cárceles, integra también la lista en el puesto 18. Se le podría haber concedido el lugar a otra persona, pero ella cuadraba perfecto para el plan del gobernador y su lista.

Achique del Estado, seguridad, justicia, responsabilidad fiscal, ficha limpia, lucha contra el narcotráfico. “Queremos que los candidatos representen a esa agenda”, le señalaron a Letra P en el entorno del gobernador. “Prioridad a los ejes por sobre los nombres propios”, insistieron.

Primeros trazos de la campaña en Santa Fe

De esa manera, Pullaro procurará esquivar los embates de, sobre todo, La Libertad Avanza (LLA) y Amalia Granata, rivales disruptivos de la contienda, con reglas que la política tradicional todavía no asimila. Lo atacarán por pertenecer a la casta y por tener el único objetivo de la reelección. Les responderá con gestión y una lista conformada por un grupo de la dirigencia centrada en el trabajo de la gestión.

Para lograrlo, mermará hasta el máximo sus apariciones en formato de campaña, venderá gestión al extremo y no tiene previsto conceder entrevistas individuales en las próximas semanas. Esa será la estrategia para la lista que encabeza.

Para la disputa por departamento por una silla en la Convención la cosa cambia. También para las elecciones de concejales. En ambas categorías entran en juego características más tradicionales. Los senadores oficialistas pondrán el cuerpo a base de historia, construcción y control territorial. Son garantía y tienen caja grande. Es más que razonable que ocupen esos lugares.

El oficialismo aspira a las 35 bancas. A ojo, unas 20 por la lista que lidera Pullaro y otras 15 por las departamentales. Si llega a ese número, tendrá mayoría en el recinto de la Convención sin necesidad de recurrir a la oposición. Si finalmente ranquea por debajo, habrá que negociar para conseguir voluntades. Para lograr ese objetivo, con la hostilidad de LLA y Granata, asoma como natural ir a buscar al hoy disgregado peronismo. Conto, aún falta, la campaña recién acaba de arrancar.

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