Buenos Aires le mandó 80 móviles a Rosario para frenar la ola de violencia, pero el vínculo sólido entre ambos arrancó antes. Pirueta para no dañar a Bullrich.
Por: Pablo Fornero.
No arrancó por la seguridad el vínculo entre el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y su par de Buenos Aires, Axel Kicillof. El contacto entre ambos empezó en diciembre apenas asumió Javier Milei y se extiende a más de un tema, no solo el reciente envío de móviles policiales. “Cero show”, la máxima de los dos gobiernos.
El grupo de Whataspp que comparten los 23 gobernadores y el jefe de Gobierno porteño tiene una actividad intensa, pero Pullaro despliega diálogos particulares con alguno más que con otro. Es el caso de Kicillof, con el que entabló una relación fina y sólida, muy por encima de la grieta Juntos por el Cambio versus kirchnerismo que rigió a la política argentina por años.
La presentación de la ley Bases despertó un contacto más asiduo entre los mandatarios. La baja del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID) lo profundizó, pero hubo otra situación que afianzó el vínculo: las amenazas que sufrió Pullaro de parte de bandas narcocriminales. Kicillof lo llamó en esa instancia y se puso a disposición. “En todo lo que necesitara”, le confió a Letra P una persona que integra el gabinete bonaerense.
Enviamos 80 móviles y medios logísticos para la lucha contra el narcotráfico en Santa Fe. Además, través del Ministerio de Seguridad pusimos a disposición personal especializado.
Con @maxipullaro coincidimos en la necesidad de trabajar conjuntamente porque este problema impacta… pic.twitter.com/HNw1ZQWpxc
— Axel Kicillof (@Kicillofok) March 16, 2024
Nueve días atrás, en la cumbre de gobernadores con la Casa Rosada, Pullaro decidió quedarse en Rosario para abordar la ola de violencia y asesinatos a inocentes y delegó la asistencia al cónclave en la vicegobernadora Gisela Scaglia. Ese día, Kicillof lo volvió a llamar y, entre ambos, empezaron a trabajar sobre un arribo concreto de equipamiento. Sus ministros de Seguridad, el santafesino Pablo Cococcioni y el bonaerense Javier Alonso, tuvieron la tarea de plasmar el acuerdo en el territorio, en los hechos.
La situación era sensible. Pullaro, al mismo tiempo, debía coordinar con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la ayuda –necesaria también– del gobierno nacional y evitar un enfado por el involucramiento de Kicillof, adversario mayúsculo del Presidente. Esa tarea fue del santafesino, que habló con la funcionaria y le pidió expresamente que no embarrara la cancha. A Bullrich no le hacía gracia que la provincia de Buenos Aires hiciera su aporte.
Apareció en escena el senador bonaerense Sergio Berni, un vaso comunicante que puede unir a todas las partes: a Pullaro, a Kicillof y también a Bullrich. Así se gestó la foto que comunicó la ministra en redes sociales. En puntas de pie, sin herir susceptibilidades y con ejercicio político, Pullaro conquistó las dos ayudas.
Los móviles de Axel Kicillof
En Santa Fe, como reveló Letra P, celebran y agradecen la ayuda del gobierno bonaerense. “Es semejante a lo que mandó la Nación”, confesó, ante la consulta de este medio, un alfil del pullarismo. Este viernes arribaron a Rosario 80 móviles, a pedido del radical, que inició la compra de vehículos policiales y se encuentra en pleno proceso licitatorio.
Maximiliano Pullaro recibió los 80 móviles que envió el gobierno bonaerense.
La conferencia de prensa, la formalidad, unió este viernes a Pullaro con Alonso y el secretario de Seguridad de la Nación, Vicente Ventura Barreiro. El radical se hamacó entre ambos, como buen pragmático que es, y valoró ambas ayudas. “Es la primera vez que una provincia colabora con recursos materiales con otra y entendiendo la complejidad y la difícil situación que está atravesando una provincia vecina”, ponderó.
En una segunda instancia no se descarta el envío de drones y fuerzas especiales bonaerenses para investigación, como la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI). Algo de eso se empezó a charlar el mes pasado cuando arribó a Santa Fe el ministro Alonso.
Kicillof solo pidió una cosa: “no hacer show, no hacer circo”. Pullaro coincidió y hasta esperó este viernes la llegada a Rosario de su par bonaerense. En el gobierno del peronista le revelaron a Letra P que hubo una posibilidad de reajustar su agenda, pero era complejo. No obstante, Kicillof tiene –en unos días– agenda en Ramallo y San Nicolás, donde empieza el armado de una base de la UTOI. San Nicolás está apenas a 72 kilómetros de Rosario, por lo que si la situación tiende a normalizarse, no sería extraño que Kicillof y Pullaro se vean en la Cuna de la Bandera.
El antecedente
En plena Expoagro, los ministros de Economía de ambas provincias, el santafesino Pablo Olivares y su tocayo bonaerense, Pablo López, se reunieron para explorar formas de financiamiento por fuera de la Rosada. Lo reveló Letra P en exclusiva. El día anterior a la apertura de la muestra, en la cena de negocios del evento, Kicillof dijo: “Me acompañan aquí los gobernadores de Santa Fe, de Córdoba y de Entre Ríos y nos encontramos hablando de desafíos para el sector agroindustrial. Es una señal de nuevos tiempos también”. Ahí también se acercaron y forjaron el vínculo.
Pullaro y Kicillof tienen diferencias políticas, pero son parte de la misma generación y, por eso, rompen prejuicios. Los une una nueva forma de hacer política, que entiende y prioriza al diálogo como instancia mediadora. “Esta es una generación de gobernadores que cree en la política. Milei no cree en la política”, leen en Buenos Aires.
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