Pegado a Patricia Bullrich en la grieta PRO, fue el único referente de la UCR que sonrió el domingo, tras las derrotas de Morales, Lousteau y Posse. Se mete en el Congreso, ganó en Mar del Plata y también la seccional.
Por Juan Rubinacci
La noche del domingo dejó caras largas en buena parte del radicalismo nacional. Lejos del huracán político que ocasionó la victoria de Javier Milei, Juntos por el Cambio (JxC) dirimía su candidatura presidencial en manos de dos referentes PRO –Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta-, escoltados por dos dirigentes del socio mayor del partido amarillo, la UCR: Luis Petri y Gerardo Morales, respectivamente. El triunfo de la madre de los halcones trajo consigo una pila de derrotas de referentes radicales con cierta proyección y un claro ganador: Maximiliano Abad.
El jefe de la UCR bonaerense pegó el salto a la política nacional en las negociaciones por las candidaturas de este año, en las que fue tentado por todos los sectores de la coalición opositora, incluso con la propuesta de Bullrich para que fuese su compañero de fórmula. Caída esa opción, las idas y vueltas, sin embargo, lo dejaron con una postulación que con el diario del lunes termina siendo casi inmejorable para él: número uno en la boleta de aspirantes al Senado de la nación. Con el triunfo consumado del bullrichismo, Abad se aseguró una banca en el Congreso, con suerte bien distinta a la que corrió para otros dirigentes de peso en el radicalismo.
Morales, Martín Lousteau y Gustavo Posse, parados del lado de Larreta en la grieta de JxC, cayeron en desgracia en el arrastre de la derrota del jefe de Gobierno porteño. El gobernador de Jujuy, que dejará su provincia este año, volverá al llano. Lo mismo sucederá con Posse, quien apostó por dejar la intendencia de San Isidro -en manos de su hija Macarena, que también perdió su interna- y saltar a la fórmula para la gobernación junto a Diego Santilli y cayeron a manos de Néstor Grindetti, el aspirante rival. Y Lousteau, que se alineó a Larreta para sucederlo en la jefatura de Gobierno y contó con la ayuda del sistema de concurrencia dispuesto por el alcalde, perdió ante Jorge Macri en las PASO y deberá conformarse con continuar en el Senado, donde tiene mandato hasta 2025.
Otro radical perdedor fue Facundo Manes, de gran elección en 2021 en Buenos Aires, pero quien diluyó su presencia en el último tiempo y ensayó un intento de precandidatura presidencial que murió antes de nacer, ya sin apoyos internos. Tras ello, en la semana final previa a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), mostró su respaldo a la precandidatura de Larreta, sin aportarle estructura ni caudal de votos. El peso de la caída larretista le propinó al neurocientífico un nuevo cachetazo en su camino errante.
El estratega
Abad, en tanto, llevó al triunfo a su tropa intendentista, unos 22 jefes comunales de Buenos Aires que lo apoyaron en la elección partidaria del año pasado en la que enfrentó a Posse para quedarse con la conducción del Comité bonaerense de la UCR, y que le traccionaron votos del interior bonaerense al espacio halcón. Incluso, el presidente del Foro de intendentes de la UCR que le responde, es el intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, quien se alistó como compañero de fórmula de Grindetti para ir por la gobernación bonaerense.
Además, la estrategia abadista tampoco erró en su pago chico, Mar del Plata, ni en las seccionales bonaerenses. En La Feliz ganó el intendente Guillermo Montenegro, quien va por la reelección y mantiene una alianza estratégica sin igual en JxC: PRO y UCR cogobiernan la ciudad cabecera distrital, con dirigentes siempre atentos a la mirada de Abad y con representantes boinablancas que no son furgón de cola de los amarillos, sino que tienen voz y voto, representación en el gabinete municipal y armadores provinciales. De hecho, fue uno de los dos municipios de Buenos Aires a los que el partido les permitió ir con el sistema denominado “V”, en el que la cara del intendente fue pegada a las dos boletas que se disputaban candidaturas en JxC.
En el plano provincial, Abad fue para el radicalismo el kingmaker de la estrategia partidaria dentro de JxC en Buenos Aires. Si bien ya había sido uno de los armadores seccionales en 2015 y 2019, su influencia en todas las listas seccionales fue clave: ganaron las listas de aspirantes a legisladores que auspiciaba Bullrich y que armó Abad con dirigentes que le responden directamente. Anotó triunfos en la Cuarta, con Valentín Miranda; Quinta, con Diego Garciarena; Sexta, con Nerina Neumann; y Séptima, con Alejandra Lordén.
Mientras la dirigencia morada elude referirse a la posibilidad concreta que tuvo de poner candidaturas propias para jugar en este turno electoral, para ir nuevamente detrás del PRO, Abad eligió negociar los espacios en silencio, fiel a su estilo, con una apuesta fuerte que, al momento, le resultó mucho más favorable que al resto de la cúpula radical.
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