Los líderes de Pro se reunieron horas antes del fin de año en medio de un fuerte hermetismo; conversaron sobre las filtraciones que involucran al ministro de Seguridad porteño, Marcelo D´Alessandro
Con la fuerte interna que divide a Pro y las acusaciones del kirchnerismo contra el ministro de seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, como telón de fondo el expresidente Mauricio Macri y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, mantuvieron una reunión en el country Cumelén, en Villa La Angostura (Neuquén), donde ambos están disfrutando de unos días de descanso.
El encuentro se celebró apenas unas horas antes de que concluyera el 2022 y los términos del diálogo entre ambos líderes opositores quedaron atrapados detrás de un duro muro de silencio, lo que hizo crecer las especulaciones sobre el tenor de la conversación. Todo indica que Macri y Larreta volverán a encontrarse en las próximas horas, antes de que el jefe de gobierno porteño vuelva a Buenos Aires.
De acuerdo a fuentes macristas se especuló con que el caso D’Alessandro fue el motivo principal de la reunión que, según indicaron esos voceros, estaba previsto para el próximo miércoles, pero que se adelantó ante la gravedad de la situación. Ante la consulta de LA NACION, el expresidente apenas si se limitó a responder con un deseo de feliz año nuevo.
En el larretismo, en tanto, apenas si dejaron trascender algunas generalidades. “Estrategia electoral, es todo lo que me dicen”, confío una legisladora alineada con el funcionario, quien adjudicó el hermetismo al silencio que, dijo, suelen imponer ambos dirigentes cuando mantienen reuniones a solas.
D’Alessandro quedó complicado en una trama de negociaciones incompatibles con la función pública y el delito de dádivas como consecuencia de las filtraciones de chats privados que lo tienen como protagonista.
El ministro asegura que las conversaciones puestas en evidencia están manipuladas por el kirchnerismo que, asegura, montó una operación de prensa con esas pruebas para perjudicar las chances electorales de Larreta.
En el primero de los incidentes, D’Alessandro aparece participando del armado de una maniobra para darle un viso de legalidad a un viaje realizado por jueces, funcionarios y empresarios a Lago Escondido, invitados por el Grupo Clarín.
Pocos días después y cuando el escándalo de Lago Escondido parecía ir apagándose, salió a la luz otra conversación, ahora con Silvio Robles, vocero del presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, en los que, supuestamente, se hablaba sobre el fallo que favoreció a la Ciudad en la disputa con la Nación por los fondos coparticipables y sobre el conflicto generado en torno a los escaños legislativos en el Consejo de la Magistratura.
Ambos episodios no hicieron más que movilizar al kirchnerismo, que anunció una batería de denuncias contra las personas mencionadas en las conversaciones. Así, el presidente Alberto Fernández anunció que iniciará un pedido de juicio político en la Cámara de Diputados contra Rosatti, en tanto que el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, tomó la delantera y denunció ante la Justicia a Robles.
A pesar de la complicada situación en la que se encuentra y de los pedidos de renuncia que acumula, Larreta insiste en sostener a D’Alessandro al frente del Ministerio de Seguridad porteño.
Por lo que trascendió desde que empezó el escándalo, Macri sería de la idea de que el funcionario de un paso al costado, como una forma de cortar con el daño que el tema le genera a Pro y el aire que le da a las denuncias de persecución judicial que el kirchnerismo viene imputándole al macrismo.
Otro punto de conflicto entre Larreta y Macri es la interna partidaria y la incomodidad que genera al jefe de Gobierno porteño el papel que viene jugando el expresidente cada vez que hace intervenciones públicas.
En ese sentido, una fuente de Pro aseguró que Larreta tenía pensado ir al encuentro para pedirle a Macri una definición sobre si va a o no a participar de la carrera electoral este año, ya que considera que la indefinición del exjefe del Estado es perjudicial para el espacio.
Macri, mientras tanto, sigue con su juego. Mientras da señales equívocas sobre su eventual candidatura presidencial juega el rol de guardián de los valores que debe defender Pro y Juntos por el Cambio, tratando de marcar la cancha ideológica en la que debe moverse el partido que fundó y la alianza que mantiene con radicales y el sector que responde a Elisa Carrió.
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