El expresidente no tiene previsto adelantar la decisión sobre su eventual candidatura; reaparecerá en Rosario a fin de mes antes de viajar a Italia; advertencia a los radicales por la nueva moratoria previsional
Matías Moreno
La creciente presión de sus socios en Juntos por el Cambio para que termine con las posturas ambiguas y defina cuanto antes si pretende disputar o no la presidencia en las próximas elecciones no hizo mella en él. Pareciera divertirse con el clamor de dirigentes opositores que hasta hace un año sugerían su retiro.
Resguardado en Cumelén, donde permanece desde fines de diciembre, Mauricio Macri repite ante sus interlocutores que no está anotado en la carrera. Quienes lo tratan a menudo cuentan que en privado suele dar señales ambivalentes en las conversaciones sobre su futuro, como si aún no lo hubiera decidido. Eso sí, sus allegados dejan en claro que no tiene previsto apurar sus plazos, pese a los reclamos públicos de Mario Negri, Miguel Ángel Pichetto o Martín Lousteau para que resuelva el enigma que condiciona los esquemas de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, y que recién en marzo, abril o mayo podría haber novedades. “No cambia nada el panorama ni siente presión. No le gusta que le digan lo que tiene que hacer. Va a definir cuando quiera”, dice uno de sus hombres de confianza.
Por estas horas, el expresidente se dedica a preparar su viaje a Italia, donde dará clases en la Universidad de Bologna. Un día antes de partir a Europa, Macri volverá a levantar el perfil y saldrá a escena con una visita que alimentará la expectativa electoral en torno a su figura: el 27 de febrero irá a Rosario, epicentro de la ola de violencia del narcotráfico.
En el búnker de Macri desestiman los pedidos de Lousteau o Negri -Fernando Iglesias, el “batallador de ideas”, según el expresidente, también le reclamó una definición- para que comunique si planea o no ser candidato en los próximos comicios. Colaboradores cercanos y dirigentes leales al cofundador de JxC consideran que la indecisión de Macri no complica la construcción de los proyectos presidenciales de Larreta, Bullrich o el resto de los competidores de la interna opositora, como Gerardo Morales, Facundo Manes o Elisa Carrió. Creen que esa jugada lo único que logra es revalidar el protagonismo del exmandatario en el principal bloque opositor. En el entorno de Macri se mostraron irónicos cuando escucharon a Lousteau sugerir que el expresidente debería ayudar a ordenar la oferta electoral para que la sociedad tenga “previsibilidad”. “Los mismos que querían jubilarlo o velarlo hasta hace poco, ahora creen que es fundamental que Macri defina o se hacen 1500 kilómetros hasta Cumelén para saber cómo está. ¿Cuál es el problema de que no defina?”, enfatiza uno de los referentes opositores que orbitan cerca del fundador de Pro. Uno de los laderos de Macri desde hace años añade: “Lo siguen mostrando en el centro de la escena. No hacen el destete”.
Envalentonado por el triunfo de la UCR en la interna con Pro en La Pampa, en la que se impuso su alfil Martín Berhongaray, Lousteau ratificó que peleará por la jefatura de la Ciudad, caja de resonancia de la tensa pulseada entre Macri y Larreta por el liderazgo opositor, y le pidió al expresidente que aclare su futuro político. “Estaríamos más cómodos en cuanto a la previsibilidad”, dijo a el líder de Evolución Radical en LN+. Negri también había apurado al exmandatario: planteó que no le hacía bien a la coalición que jugara al misterio. Por su parte, Morales cambió de táctica. En lugar de apuntar sus dardos contra el expresidente, ahora dice que Macri es “un referente inexcusable” y que su decisión es “personal”. Carrió sugirió que respetaba el momento, pero avisó que el exmandatario tendrá que competir.
Pichetto, en cambio, tiene otras motivaciones: el líder de Encuentro Republicano cree que Macri debe revelar la incógnita a más tardar en marzo para evitar que crezca la ola de conflictos de JxC en las provincias. Además, Pichetto y sus laderos quieren que Macri compita. Es más, ya pusieron la estructura de su fuerza a disposición.
Figuras leales a Macri prefirieron satirizar frente al operativo clamor para que el exmandatario diga qué va a hacer: “No hay nada definido. Tal vez lo extrañan, porque su gobierno tenía un rumbo y respeto a las instituciones”, dice un macrista paladar negro. Quienes rodean al expresidente insisten en que aún no sabe si pretende volver a la primera línea de la política. Relativizan el peso de los números en las encuestas, que aún no lo muestran competitivo, porque consideran que Macri ganaría la interna de JxC y la elección general -los consultores creen que tendría dificultades para conseguir votos después de las PASO-. Está claro que disputar la presidencia implica un cambio de vida. “Es personal, no estratégico”, analiza un integrante de su círculo de confianza. Por lo pronto, liberó a su equipo para que se sume a las campañas de sus herederos predilectos en Pro: Darío Nieto ya recorre el país junto a Vidal, Fernando de Andreis trabaja en la campaña de Jorge Macri y Hernán Lombardi tendrá un rol estratégico en el proyecto presidencial de Bullrich. No se sube ni se baja, pero practica un constante pressing sobre su rival interno, Larreta, que intenta minimizar los daños en su estructura de la avanzada del expresidente. Si no juega, Macri optaría por ser un árbitro ecuánime de la interna. “Eso no significa lo mismo que ser imparcial. Si ve que alguien no garantiza el cambio, lo va a decir”, anticipa uno de sus exégetas.
En el macrismo miran con desconfianza cada estocada de Lousteau. Su sociedad con Larreta sigue siendo un factor de tensión en Pro. Es que el senador le pide un gesto a Larreta frente a la avanzada de Macri. Es decir, que habilite las fórmulas cruzadas y desdoble los comicios porteños para sellar un acuerdo nacional con la UCR. Para Macri, la Ciudad no puede ser parte de una negociación del jefe porteño con el radicalismo. Por eso, apuntala la candidatura de su primo, Jorge. El expresidente machaca con que la Ciudad debe seguir siendo gestionada por el Pro. Cerca de Macri aseguran que Larreta deslizó en los últimos encuentros con el exmandatario que priorizará al candidato de Pro. Hoy, Fernán Quirós dijo que el jefe porteño lo apoya “categóricamente”. En el campamento macrista insisten que Quirós no es un Pro puro. Esa negociación sigue abierta. “En la Ciudad está todo raro”, sintetiza un interlocutor habitual de Macri.
El expresidente evitó escribir un tuit para felicitar al radical Berhongaray por su triunfo sobre el larretista Martín Maquieyra, quien recibió a Macri días antes de la elección. Alrededor del expresidente consideran que no era necesario que se pronunciara, ya que los altos mandos de Pro salieron a reconocer el resultado. “No hubo sorpresas. En 2019 también ganó la UCR. Ahora hay que encolumnarse”, dicen. Eso sí, los escuderos de Macri siguen pendientes de Sergio Massa y la “herencia económica”. Les resulta llamativo que la inflación del Indec haya sido del 6%, cuando la suba de precios del índice de la Ciudad arrojó una suba mayor en enero: 7,3%.
Rosario y viaje a Italia
Macri interrumpió ayer su descanso en Cumelén para participar de la cumbre virtual de la mesa nacional de Pro. Allí, los popes del partido evaluaron el estatus de la fuerza en las provincias que desdoblaron las elecciones locales de las nacionales. Macri presenció una fuerte discusión entre Bullrich y Larreta por Mendoza, donde Omar de Marchi, aliado de Larreta, amenaza con competir por fuera del paraguas de JxC para desafiar a los radicales Alfredo Cornejo y Rodolfo Suárez. Tanto Macri como Bullrich y Vidal entienden que De Marchi debería utilizar las PASO y pelear dentro del conglomerado opositor. En la discusión Macri advirtió que será difícil que haya un acuerdo entre De Marchi y Cornejo, por lo que sugirió debatir una estrategia de Pro ante una eventual ruptura. Eso sí, subrayó que De Marchi no tenía excusas para no utilizar las PASO.
De Marchi, que estuvo a cargo del armado de Larreta en el interior, insiste en que los radicales lo empujan a romper y no aceptan darle una mayor institucionalidad a la coalición en la provincia. Larreta defendió ayer la posición de De Marchi con el argumento de que deben defender el federalismo y darle autonomía a las autoridades provinciales para negociar. Bullrich lo cruzó.
Macri aprovechó el cónclave de la cúpula de Pro para advertir a los referentes nacionales y jefes parlamentarios de su fuerza sobre el intento del Gobierno de aprobar una nueva moratoria previsional, si logra romper el bloque de JxC en Diputados. El expresidente volvió a alertar sobre el riesgo de que un sector de la UCR se tiente con hacer “populismo light” y acompañe al oficialismo. Entre los economistas de JxC -hay quienes admiten que la reparación histórica fue un error de Macri en su intento de bajar el déficit fiscal- consideran que ese proyecto del Gobierno aumentará el riesgo de una crisis financiera y agudizará la inflación. A Macri le inquieta la “bomba” del endeudamiento público.
El fundador de Pro tiene previsto regresar a Buenos Aires la semana próxima. El 27 de febrero viajará a Rosario, donde tiene pensado presentar su libro Para qué y participar de un encuentro de la Fundación Libertad. Horas después, tomará un vuelo a Italia. En su equipo no descartan que visite otros países. Si bien resaltan que no hay un plazo para que defina si se sube o no al ring electoral, especulan que podría ser entre mediados de marzo y mayo. En Pro hay quienes no descartan que decida a su regreso de Italia.
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