El expresidente y el economista aportaron votos claves. Francos vació bancas de gobernadores, pero no le alcanzó. La ayuda libertaria. $100 mil millones en juego.
Por Mauricio Cantando
Mauricio Macri y Martín Lousteau, quienes no comparten esquema político para 2025, fueron este miércoles aliados circunstanciales para rechazar el DNU que aumentó en 100 mil millones de pesos los fondos reservados de la SIDE, un golpe duro para Javier Milei y su asesor estrella, Santiago Caputo, a cargo de administrar este presupuesto.
Es el segundo revés que sufre el Presidente en 24 horas: este martes, el titular de la UCR se quedó con la presidencia de la comisión bicameral de fiscalización de organismos de Inteligencia, tras un acuerdo con el kirchnerismo. En LLA especulaban en que con ese triunfo Lousteau dejaría que el los fondos reservados se debatan en su comisión, pero puso los votos para derogarlo.
La votación fue con 156 votos a favor de rechazar el DNU y 52 en contra. Entre los positivos hubo 20 del PRO, todos de figuras cercanas a Macri. La UCR aportó 22 de sus 34 y entre ellos estuvieron quienes se referencian en Martín Lousteau, entre otros, Danya Tavela, Mariela Coletta, Gabriela Brouwer de Koning y Carla Carrizo. No asistieron emisarios de los gobernadores Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés.
Según supo Letra P, Lousteau le había garantizado su colaboración a Nicolás Massot, de Encuentro Federal, uno de los gestores de la sesión. Lo confirmó el propio senador este martes, luego de ser nombrado como presidente de la bicameral de inteligencia.
Macri tomó la decisión de colaborar con la sesión el martes, cuando informó a través del jefe de bloque, Cristian Ritondo, que habría libertad de acción. Fue una invitación a ayudar en lo que hiciera falta para no frustrar la sesión, que estaba en peligro por los insistentes llamados del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, a los gobernadores.
El aporte de Macri y Lousteau fue todavía más decisivo con el cuórum, al que se llegó con 129, lo justo, y casi al filo de cumplir la media hora de la sesión. Al trío de Evolución, que fue el primero en llegar, se sumaron sobre la hora seis bancas del PRO: Florencia De Sensi, Álvaro González, Diana Molero, Héctor Stefani, Sofía Brambilla y Ana Clara Romero.
De Sensi y González le habían informado al resto de la oposición que ayudarían con el cuórum, mientras que el resto pisó el recinto recién cuando vieron que la sesión estaba en peligro. Molero y Brambilla son cercanos a Macri y Stefani todavía habla con Larreta..
Los aportes de Mauricio Macri y Martín Lousteau
Cuando el cuórum tambaleaba, también circularon por el recinto las libertarias Rocío Bonacci y Lourdes Arrieta. Ambas dijeron haberse sentado recién cuando había cuórum, mientras que en el oficialismo aseguran que Bonacci ayudó antes.
Ninguna de ellas votó para derogar el DNU. Oscar Zago, Cecilia Ibañez y Eduardo Falcone, exmiembros de La Libertad Avanza (LLA), también circularon por el recinto cuando la sesión parecía que no tenía cuórum y ocuparon sus bancas, aunque luego tampoco votaron con la oposición. A la inversa actuaron Carolina Piparo y Lorena Macyszyn, de Buenos Aires Libre, habituales aliadas del oficialismo.
De todos modos, en el bloque conducido por Gabriel Bornoroni no dejaron pasar la actitud de sus pares. "No podemos permitir que sean conducidas por alguien de otro bloque", dijeron, por Zago.
Presión de Guillermo Francos
La presión de Francos a los gobernadores se hizo sentir: Encuentro Federal, el bloque que convocó a la sesión, sufrió la ausencia de los tres cordobeses cercanos al gobernador Martín Llaryora: Ignacio García Aresca, Alejandra Torres y Carlos Gutiérrez. Este último había firmado el pedido de sesión y dejó su banca vacía. Inédito. También dejaron sus bancas vacías salteños, misioneros, neuquinos y santacruceños. El entrerriano Francisco Morcchio, de EF, no ayudó con el cuórum, pero luego votó a favor de eliminar el DNU.
Esas gestiones de Francos habían empezado la semana pasada, cuando la sesión por los fondos reservados se cayó e incluían la posibilidad de persuadir a Lousteau. La rebelión de Macri no estaba en los planes. Ese día, como informó Letra P, el radical se garantizó la presidencia de la bicameral de inteligencia, encargada de controlar los fondos reservados de la SIDE.
Fue necesario que el gobernador radical Cornejo le dejara el lugar de su ladera en la cámara alta, Mariana Juri. El mendocino deberá rendir cuentas en la Casa Rosada: pese a que Lousteau fue electo presidente de la bicameral, su tropa en la cámara baja no colaboró para sostener el DNU de fondos reservados, como sí lo hicieron los dos representantes de Cornejo: Lisandro Nieri y Pamela Verasay.
Hubo ocho radicales que votaron para sostener el DNU. Del PRO, sólo cuatro, aunque hubo 15 ausencias y dos abstenciones. Estas últimas fueron de Fernando Iglesias y Silvana Giúdice, quienes supieron responder a sus órdenes de Patricia Bullrich.
Por la positiva fueron como Damián Arabia, Laura Rodríguez Machado y Patricia Vázquez. Son todos cercanos a la ministra de Seguridad.
Unión por la Patria tuvo nueve ausentes. Los voceros de la bancada aseguran ninguna banca vacía fue con la intención de colaborar con el Gobierno, aunque hay algunos nombres que causaron suspicacia, como el del tucumano Carlos Cisneros y el de la santiagueña Celia Campinetti. Tampoco se entendió la tardanza en llegar de Gisella Marziotta.
El desenlace
Para la hora de la sesión, las chances de que Macri diera los votos decisivos no estaba en las cuentas de los dialoguistas que llevaban el poroteo encabezados por Nicolás Massot, Monzó y el sexteto de la Coalición Cívica.
Los desorientó más un comunicado de Rodrigo De Loredo, el jefe de la UCR, quien informó que la mayoría del bloque daría cuórum. Si bien hubo 22 positivos de este bloque, sólo 16 dieron cuórum. Los tres de Lousteau fueron los primeros.
Tan ajustada estaba la votación, que Monzó propuso en las negociaciones votar sin debate, para evitar que se perdieran aliados durante la sesión. Conoce los riesgos de las roscas durante las sesiones largas y quería evitarlos. La propuesta fue aceptada y tomó por sorpresa a los miembros del PRO cercanos a Bullrich.
Giudice pidió que se debatiera el DNU, pero no fue escuchada. Su idea era persuadir a sus pares, pero Macri ya había gestionado con su boque para voltear los fondos reservados, como sea.
Tan acordada estaba la rebelión del PRO que a segundos de la votación la mesa nacional difundió el comunicado para justificar la decisión. “Este DNU de $100 mil millones para inteligencia, en un contexto en el que no hay plata y sin aclarar el uso de los fondos, no es el cambio", dice el comunicado. Cristian Ritondo, el jefe de la bancada, se encontraba de viaje, al igual que De Loredo.
La investigación de los fondos reservados seguirá en la bicameral de inteligencia, con Lousteau a cargo de la agenda. Hay otra propuesta en danza: reformar la ley de inteligencia, vigente desde 2001. Con Macri y el economista, los números sobran. Ya se vio.
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