En Boca y en la Ciudad es valorado por los campeonatos y las obras. Tras su paso por la Casa Rosada, ¿cómo se lo recordará?
¿El éxito de un gobierno se mide por sus logros económicos? ¿Por las conquistas sociales que logran los ciudadanos que gobierna? ¿Por la cantidad de obras que ejecuta? ¿Por el nivel educativo de sus ciudadanos? ¿Por el número de corruptos que van a la cárcel? ¿Por los resultados que obtiene cada vez que plebiscita su gestión? ¿Por la honestidad de sus integrantes? ¿Por los índices de inseguridad? ¿Por la forma en que ejerce el poder? ¿O por los rastros que deja en el imaginario popular?
El Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) que elabora la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella registró en diciembre un descenso de 20,3 por ciento. Fue la caída más abrupta desde que Mauricio Macri asumió en la Presidencia, a fines de 2015.
El desplome refleja "una serie de problemas políticos que el gobierno nacional manejó con dificultad", entre ellas la fallida búsqueda del submarino ARA San Juan, el operativo que terminó con la muerte del joven mapuche Rafael Nahuel y la complicada negociación con los gobernadores para sancionar el ajuste a las jubilaciones, según concluyeron los especialistas que analizaron el muestreo.
La tendencia negativa podría acentuarse como consecuencia de la seguidilla de noticias antipáticas -aumentos en colectivos, subtes, trenes y taxis- cuyo impacto comenzará a sentirse en febrero. Enero es estadísticamente el mes con mayor inflación y este año tiene un agregado: en breve comenzarán a llegar facturas de luz y gas con subas de hasta un 70 por ciento.
Al cúmulo de novedades negativas para el bolsillo se suman algunos ruidos generados por el propio Gobierno. Con la readecuación de la meta de inflación se expusieron las diferencias internas que hay en el equipo económico y se sucedieron rumores de renuncias por ahora desmentidas. Los conocedores del mercado dicen que Federico Sturzenegger enfrentará esta semana días incómodos cuando se someta a discusión su política de tasas de interés altas. Todas esas interferencias provocaron una semana frenética para el dólar, que aún no encontró un nuevo punto de equilibrio y cuyas variaciones suelen ser percibidas por la ciudadanía como un factor de inestabilidad, pese a que en términos reales no sea así.
A partir del martes -quizás el miércoles-, cuando retorne de sus vacaciones en la hermosa Villa La Angostura, Mauricio Macri comenzará a transitar una de las etapas más complejas de su gestión. La sentencia puede sonar desmedida para un líder que hace pocos meses obtuvo un fuerte respaldo en las urnas, pero el rédito político que logró en octubre cuando el mapa de la Argentina se pintó de amarillo podría empezar a tambalear si no resuelve los problemas que prometió resolver en las últimas dos elecciones.
Mariel Fornoni lo describe así: "El 2017 parece haber dejado planteado al Gobierno dos cuestiones, que tendrá que manejar coordinadamente para asegurarse un segundo mandato. Por un lado, debe mostrar los resultados de la gestión atendiendo las demandas de ambos lados de 'la grieta'. Desde la corrupción, el narcotráfico e inseguridad hasta el desempleo, la inflación y la pobreza. Y, por el otro, la constante y desgastante negociación con la oposición y el núcleo kirchnerista, de lo cual depende para imponer la misma agenda política que le permitirá mostrar resultados de su gestión".
En mayo de 2016, en una nota publicada en Infobae se compararon las gestiones de Macri en el club Boca Juniors, en la Ciudad de Buenos Aires y en el gobierno nacional. En los tres ciclos había un denominador común: inicio con medidas impopulares y algunas decisiones desacertadas.
"Buena aceptación que tiene alguien o algo" es una de las acepciones de la palabra "éxito" en el diccionario de lengua española de la Real Academia. En esos términos, el éxito en Boca llegó con la asunción de Carlos Bianchi como director técnico, quien hilvanó una serie de campeonatos históricos y transformó a Macri en el presidente más ganador del club.
En la Capital Federal es más difícil encontrar el punto de inflexión, pero son pocos los que se atreven a dudar de la aceptación que lograron sus 8 años de mandato. Las obras en zonas que solían inundarse cuando caían dos gotas, la modernización del Estado, el primer Metrobus y la puesta en valor de zonas postergadas son algunos de sus hitos. "Macri en la Ciudad va a ser recordado por el cemento, nosotros por la urbanización de las villas", es el sueño ambicioso que tiene el entorno de Horacio Rodríguez Larreta. El tiempo será testigo.
El líder de Cambiemos pidió que evalúen su paso por la Casa Rosada por los avances en la lucha contra la pobreza. Según la última medición de la Universidad Católica Argentina, hay 13,5 millones de personas que se encuentran en esa situación. Para el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) son menos. Más allá de las diferencias, no parece ser este el punto fuerte de los primeros dos años de mandato de Macri. Tampoco lo es su política antiinflacionaria – el 2017 cerró con un aumento similar al del 2015-, ni su diligencia para equilibrar las cuentas públicas.
Se le destaca en cambio al jefe de Estado haber levantado con pericia el absurdo cepo al dólar, la negociación con los buitres, el resurgimiento de los créditos hipotecarios, formas más amigables de ejercer el poder, y su relacionamiento con los líderes del mundo pese a que aún no se traduce en inversiones. ¿Alcanza?
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