Un grupo de legisladores y dirigentes que se referencian en el titular de Diputados Emilio Monzó critican el verticalismo y buscan una nueva vertiente. El operativo contención.
Antes de dejar el poder, Mauricio Macri enfrenta el desafío de mantener unida a su tropa. La discusión por el verticalismo en la toma de decisiones que impuso durante su gestión se reavivó a partir de la elección de Cristian Ritondo como jefe del bloque del PRO en la Cámara de Diputados, y amenaza con generar la primera fisura en el interbloque de Juntos por el Cambio.
El reclamo de un sector -por ahora- minoritario de diputados es que el Presidente acceda a “institucionalizar” una cuarta vertiente dentro de una bancada que a priori, a partir del 10 de diciembre, nucleará a 119 legisladores. El mandatario se resiste, pero envió señales para garantizar la unidad. Instruyó a Ritondo a que inicie el operativo contención. "Estoy trabajando para que se mantenga la unidad, para hacer una oposición responsable en un bloque participativo, democrático y federal, en la que se expresen todas las voces", dijo el todavía ministro de Seguridad bonaerense a Clarín.
No tiene una tarea sencilla porque el enojo excede a su designación, más allá del reclamo público que hizo el diputado electo por Mendoza Omar de Marchi, cuando cuestionó haberse enterado "por los diarios". Macri reaccionó rápido y lo convocó a una reunión, en la que, según aseguraron en la Casa Rosada, logró contenerlo. Pero, aunque con distintos matices, el malestar de un grupo de alrededor de diez diputados, que se ubican cercanos al titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó; ó trabajaron territorialmente bajo las órdenes del ministro del Interior, Rogelio Frigerio; persiste.
Lo curioso es que, pese a que desde todos los sectores dicen querer “que nadie saque los pies del plato”, también hay coincidencia en el pronóstico pesimista respecto a lo que ocurrirá en diciembre, cuando se deban definir las autoridades Legislativas y lleguen los primeros proyectos de ley que envíe el presidente electo Alberto Fernández. Las voces coinciden en que más temprano que tarde habrá un desprendimiento y fugas, como ocurrió en el Frente para la Victoria en 2015, cuando 17 diputados bajo la batuta de Diego Bossio armaron un espacio alternativa que ayudó a Macri a conseguir leyes clave. “Esperamos que Mauricio recapacite y no cometa el mismo error que Cristina cuando quiso imponer a Héctor Recalde como jefe del bloque”, reflexionan los más críticos.
Esos dirigentes descreen de las promesas de apertura y repiten que quieren “ser accionistas” del nuevo armado: exigen “institucionalizar” otra bancada dentro del interbloque de Cambiemos, una vertiente que trascienda la pata peronista del espacio y se base en el diálogo. “Un lugar donde a futuro puedan desembarcar los heridos que deje el kirchnerismo o quienes en las elecciones jugaron con (Roberto) Lavagna”, razona uno de ellos.
Esto fue parte del saldo de una reunión entre legisladores macristas el día previo a que Macri anunciara a Ritondo. La sorpresa allí fue que hasta legisladores de indudable lealtad hacia el Presidente hablaron de la necesidad de una construcción más federal y que exceda al PRO de Capital. Uno de ellos fue Martín Maquieyra (La Pampa), con lazos aceitados con el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta.
Sin ser parte de la Cámara de Diputados, pero desde su cercanía con Monzó, el que sintetizó el reclamo fue el legislador bonaerense Marcelo Daletto. “Lo que estamos pidiendo es que, insisto, dentro de Cambiemos pueda haber espacio donde podamos estar representados. Entendemos que en esta nueva etapa tienen que estar la Coalición Cívica, el PRO, el radicalismo y también aquellos que coinciden con lo que viene sosteniendo Monzó”, sostuvo en diálogo con Radio Latina.
Y dejó una frase que abre interrogantes respecto a las fugas: “Quien conduce este espacio es Mauricio Macri. No quiero ser agresivo pero si piensa que esto es SOCMA, esto no funciona. Esto es un espacio político y si todos tenemos que ser gerentes, que no podemos opinar, es imposible que funcione”.
Monzó, consultado por Clarín, intentó bajar el tono al tema, aunque admitió las diferencias que advierte entre los legisladores: “En estos momentos hay que hacer esfuerzos para que las decisiones sean basadas en consenso”, pidió. Y dejó en claro que la tensión no obedece a la jefatura del bloque. “No es un tema de Ritondo, al cual respeto. Creo que cualquier otro nombre hubiera provocado la misma reacción, por la manera de decidir”, respondió este viernes, escueto, mientras se retiraba de su despacho en el Congreso.
Al igual que Ritondo, Monzó intenta contener, pero en este caso la discusión lo excede: "No tiene que ver con Emilio. Es el PRO del interior, salvo (Humberto) Schiavoni y alguno más, frente al PRO metropolitano", aclaran.
Además de De Marchi, en el grupo de legisladores -y recién electos- que históricamente reclaman más consenso y federalismo se ubican los bonaerenses Sebastián García de Luca, número 2 de Frigerio en el Ministerio del Interior, y Silvia Lospennato; el cordobés Gabriel Frizza, el bonaerense Juan Aicega, el sanjuanino Eduardo Cáceres, el tucumano Domingo Amaya, el riojano Felipe Alvarez, el fueguino Federico Frigerio; el chubutense Ignacio Torres y el entrerriano Gustavo Hein, entre otros. Pero no está claro quiénes están decididos a jugar a fondo.
A sabiendas de esto, Ritondo les transmitió un mensaje del Presidente: “No hay lugar para bloques ni bloquecitos. Se está afuera o se está adentro”. Cerca suyo confían en que no habrá rupturas. "Igual si llega a ocurrir no van a ser más de cuatro”, afirman.
La cuenta que hacen los díscolos es más ambiciosa: creen que pueden nuclear a una docena de voluntades. Un número clave para el futuro oficialismo.
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