Mientras el ex presidente copa la campaña libertaria, pide por los equipos de su primo, el electo jefe de Gobierno. Almuerzos e intrigas cruzadas. Enojo en La Libertad Avanza
Por Federico Mayol
El 19 de noviembre, la del balotaje, será una fecha clave para Mauricio y Jorge Macri. El electo jefe de Gobierno ya había quedado en el centro de la escena cuando desde Unión por la Patria confirmaron la decisión de no participar de la segunda vuelta porteña y el ex intendente de Vicente López se recluyó a pensar su gabinete en las oficinas de la zona norte de la Ciudad en las que pasa la mayor parte del tiempo, convertidas en estos últimos días, con excepción del impasse por el viaje de descanso del fin de semana por Río de Janeiro, en una romería de dirigentes y operadores.
El ex presidente, que dinamitó junto a Horacio Rodríguez Larreta el vínculo que los unía desde hacía más de quince años cuando vio que la candidatura de su primo corría peligro, no quiso ser menos. Desde que dividió al PRO y a Juntos por el Cambio con su prematuro acuerdo con Javier Milei, no solo generó un terremoto interno en la coalición opositora y se sinceró ideológicamente, si no que provocó un creciente malhumor en La Libertad Avanza y se apropió de la campaña libertaria, motivado por su aversión a Sergio Massa y la necesidad de que el candidato del peronismo no triunfe en el balotaje.
Macri, el fundador del PRO, está movedizo, pero sus maniobras no se relacionan solo con la decisión de participar activamente en la campaña de LLA, una jugada que alteró al libreto libertario. El ex mandatario está decidido a incidir además en el armado de su primo -todavía se considera el jefe-, que espera el balotaje para definir cuán robusta pretende ser la coalición con la que integrará sus equipo de gobierno.
“A Jorge no le gusta que lo operen”, aseguró a este medio un hombre que conoce al ex intendente desde antes de que desembarcara en Vicente López. A este Macri le endilgan, en ese sentido, la siguiente frase: “No todo se discute por los medios, hay temas que son para las discusiones privadas”. Es calabrés, como su primo. Hay un mito arraigado en la familia que da cuenta de que alguna vez se prometió ser “más poderoso” que el ex jefe de Estado.
Mauricio Macri promovió un acuerdo con Milei, que se materializó con una foto pública junto a Patricia Bullrich días después de las elecciones
En ese contexto, la danza de nombres en torno al futuro gabinete porteño es, por ahora, un globo de ensayo. En casos puntuales, una quimera, producto del deseo de algunos. “No habrá ninguna definición hasta después del balotaje”, confirmaron voceros del electo jefe de Gobierno. Son muy pocos los políticos que, por ahora, tienen un lugar garantizado. Entre ellos, César Torres o Gabino Tapia, del riñón del ex intendente, y Guillermo Romero, un técnico de bajísimo perfil, de extremísima confianza del ministro de Gobierno que los Macri conocen a la perfección: trabajó durante años en SOCMA bajo el paraguas de Franco Macri, fue secretario de Hacienda en Vicente López y coordinador en los hechos del gabinete municipal hasta que recaló en el Grupo Banco Provincia junto al alcalde electo. Un gestor polirrubro con una enorme capacidad de adaptación política al que le espera un rol destacado.
Mauricio Macri quiere tener voz y voto. Ya pidió de manera insistente por el legislador Darío Nieto, su ex secretario privado, para que se quede con el control de la Legislatura porteña, el lugar que hoy ocupa el larretista Emmanuel Ferrario, el actual vicepresidente primero del cuerpo. En usinas del PRO se menciona además al ex ministro Francisco “Pancho” Cabrera, amigo del ex presidente, como un potencial presidente del Banco Ciudad.
De todos modos, en la negociación de cargos, la presidencia de la Legislatura es la más farragosa. “Ingobernable”, la calificó este jueves un operador del PRO. Son tan complejas las presiones internas que este jueves, en una conocida parrilla a la vuelta del palacio legislativo municipal, sobre la calle Hipólito Yrigoyen, casi una decena de legisladores del PRO, de la Coalición Cívica y de Confianza Pública se juraron respaldar a Ferrario -participó del almuerzo- frente a la imposición que el ex presidente pretende ejercer sobre su primo en torno a Nieto. “Ya nos va a venir a buscar Jorge”, retumbó en la cava, en el subsuelo del restorán. Arriba, en el salón principal, dos legisladores muy avezados de LLA como Ramiro Marra y Eugenio Casielles esperaban novedades de esa comida.
Darío Nieto, el hombre que quiere el ex presidente en la Legislatura porteña
Es que, para el sistema político de CABA que gira alrededor de la Legislatura, la permanencia de Ferrario es central para la continuidad del status quo. Otros dirigentes como Diego Santilli o Cristian Ritondo también aguardan ansiosos. “El Colorado”, todavía indeciso de cara al balotaje, mantiene un diálogo muy fluido con el electo jefe de Gobierno.
Más allá de las presiones, cerca de Ferrario avisaron que el legislador no hará nada sin el aval de Jorge Macri: “Ese lugar le corresponde al jefe de Gobierno”.
Parte de esas negociaciones sobrevolaron otro almuerzo inquietante que sacudió esta semana al ecosistema porteño: fue el que mantuvieron el martes Jorge Macri y Daniel “El Tano” Angelici -fue el ex intendente el que se lo presentó a su primo hace muchísimos años-, que intenta intermediar entre el PRO macrista y el radicalismo referenciado en Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti, los líderes de Evolución que ya saben que en la próxima administración porteña no tienen reservado un solo lugar. “Jorge está para sumar a todos, pero no a cualquier costo”, sentenciaron cerca del ex intendente.
“El almuerzo no fue buenísimo”, resumieron fuentes de ambos sectores. En la Ciudad trascendió que Angelici también pidió por la continuidad de Ferrario, antes de tocar el rubro que mejor conoce el ex presidente xeneize: la Justicia. Circuló, incluso, que Juan Manuel Olmos también había participado de la comida, pero desde el entorno del vicejefe de Gabinete y referente del PJ porteño negaron de manera tajante la información. “El último contacto fue para avisarle un minuto antes de que saliera el comunicado sobre la renuncia (de Leandro Santoro) al balotaje”, respondieron. Cerca de Jorge Macri también desconocieron su presencia.
Lo cierto es que Angelici y Olmos funcionan, desde hace años, como los garantes mayoritarios del funcionamiento de la Justicia de la Ciudad, un sistema ideado desde la primera gestión municipal de Macri que Rodríguez Larreta se encargó de robustecer durante sus mandatos.
El ex intendente de Vicente López quiere poner un pie en ese ámbito -Olmos y Angelici lo esperan con tranquilidad. Está decidido: la Justicia siempre fascinó a la familia Macri. El ex presidente, por caso, todavía sigue muy pendiente de esa área. Para eso incluyó a Martín Casares entre los nominados al Consejo de la Magistratura local, se supone como candidato suplente. Jorge Macri hizo lo propio con Manuel Izura, un abogado con vínculos judiciales, que de no mediar imprevistos ingresará al consejo una vez que se vote la terna en la Legislatura, en diciembre. Lo impulsó por encima de los acuerdos previos, ya caídos, que Rodríguez Larreta había prometido con el sector de Graciela Ocaña. Los otros dos postulantes les pertenecen a Angelici y a Olmos, que manejan el organismo que selecciona y remueve jueces y fiscales, y controla la administración del Poder Judicial.
Por lo pronto, el alcalde electo ya estaría decidido en desdoblar el ministerio de Seguridad y Justicia.
Toda esa maquinaria, la judicial, la legislativa y la que se desprende del Ejecutivo porteño, que ideó y engrosó por años, fue la que Mauricio Macri no estuvo dispuesto a ceder al radicalismo cuando el jefe de Gobierno definió las elecciones concurrentes de manera inconsulta.
Desde ese momento, el ex jefe de Estado y Rodríguez Larreta quedaron parados en veredas opuestas, una repentina enemistad que volvió a profundizarse en estos días cuando Macri devolvió gentilezas con el cierre de la alianza con Milei hace dos martes, en la casa del ex mandatario en Acassuso.
El jefe de Gobierno se enteró de ese encuentro horas después, antes de que Patricia Bullrich anunciara su adhesión -y la de Macri- a La Libertad Avanza de cara al balotaje, frente a la indiferencia de otros dirigentes, como Santilli, que se mostraron llamativamente sorprendidos por esa reunión.
En privado, el jefe de Gobierno insiste en que Milei es su “límite”. Pero no dirá nada en favor de Massa. Igual que María Eugenia Vidal, a la que nunca vieron tan furiosa con Macri como ahora.
Ahora, la campaña de Milei entró en un estado de incertidumbre absoluta después de que el ex presidente definiera, también de manera unilateral, pasearse el domingo por dos programas de televisión para pedir enfáticamente el voto al economista libertario, y apropiarse de la centralidad de LLA, su contribución para tratar de impedir que Massa triunfe en el balotaje. Macri coqueteó durante toda la campaña con el candidato opositor, e imaginó un escenario de segunda vuelta sin el ministro de Economía en la segunda vuelta. Cuando le falló esa hoja de ruta, se apresuró en cerrar con Milei.
De la suerte del balotaje depende, en buena medida, el futuro de la administración de su primo Jorge, que todavía no se pronunció, como el ex mandatario, en favor de Milei. De triunfar el libertario podría sellar una alianza legislatura con ese sector. Es el escenario que propicia Mauricio Macri.
Esta semana, puertas adentro de LLA el malhumor general por la centralidad del ex presidente fue in crescendo. Estrategas del candidato le hicieron saber a colaboradores muy íntimos de Macri que la imagen del ex mandatario, en especial en el Gran Buenos Aires, está por el piso, y que debería moderar sus apariciones públicas. Fue el mismo comentario que los estrategas de Bullrich le enviaron a los asesores del ex jefe de Estado antes de las elecciones. “Teníamos razón”, confiaron por estas horas.
Esa centralidad de Macri fue la que provocó que en estos días un grupo de legisladores nacionales se manifestaran públicamente en desacuerdo a ese acuerdo entre el jefe del PRO y LLA, aunque la movida tuvo, en algunos casos, un palpable tufillo massista.
En los próximos días, sin embargo, legisladores electos bonaerenses de La Libertad Avanza podrían avanzar con un documento parecido. Entre ellos, algunos senadores. ¿Carlos Kikuchi, bien cercano a Milei, podría estar incluido? “Está muy enojado”, decía en estas horas un dirigente libertario. Otro coletazo de la ola macrista.
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