Daniel Belaúnde, director general de la división salud de la mexicana Femsa, tiene un diagnóstico claro: los medicamentos caros en Chile son los de marca u originales y los que se compran con una receta. No así los genéricos ni bioequivalentes. Entre otras cosas, dice, porque los laboratorios destinan millones de dólares a visitas médicas y venden hasta un 200% más caros los remedios a las farmacias.
El precio de los medicamentos figura como uno de los problemas que aquejan a las familias. Por años se ha abordado la materia, pero no se ha llegado a puerto. La ciudadanía apunta a las farmacias, estas acusan a los laboratorios y médicos, y los laboratorios a las farmacias. Mientras tanto, un informe de la Ocde muestra que Chile es el cuarto país con mayor gasto de bolsillo en salud entre los integrantes del bloque, siendo medicamentos el 35,8% de este ítem. A todo ello se agrega la Ley de Fármacos II, que apunta a abordar esta materia y aún se encuentra en el Congreso.
Es en este contexto que Daniel Belaúnde, director general de la mexicana Femsa de la división Salud, controlador de farmacias Cruz Verde, muestra sus cifras, buscando, dice, aportar a encontrar una solución eficaz al precio de los medicamentos en Chile. “Nuestra intención es contribuir a que el consumidor cuente con más información y acceda a precios más bajos. Queremos recuperar la confianza de la ciudadanía, que percibe que los precios de los medicamentos son altos. Y es cierto que los de receta y marca son altos, pero tenemos la convicción de que, si se toman medidas asertivas, estos se podrían bajar”.
Con los datos proporcionados por la compañía se puede aspirar a responder cuatro preguntas fundamentales para la solución del problema. ¿Son caros los remedios en Chile? ¿Dónde está el margen? ¿Por qué ocurre esto? y ¿Cómo se soluciona? Para esto, Femsa utiliza antecedentes propios, de la Fiscalía Nacional Económica y un estudio encargado por ellos del académico PUC Joaquín Poblete.
¿Son caros los medicamentos en Chile?
Las primeras cifras dan cuenta de que no es una realidad homogénea. Es distinto si son medicamentos de marcas originales, marcas similares (copia, que puede ser bioequivalente), o sin marca (genéricos, que pueden ser bioequivalente). Bioequivalente significa que produce los mismos efectos que medicamentos originales con marca.
Del total de recursos que las personas destinan a medicamentos en Farmacias Cruz Verde, el 70% se gasta en remedios de marca (18,3%) y similares (51,6%). Pese a ello, entre ambos representan el 41,4% de las unidades vendidas (6,2% y 24,9%, respectivamente), lo que refleja sus mayores precios. Los genéricos vendidos en la cadena son el 25% del total en unidades, pero representan el 7,4% del gasto de las personas.
“Los medicamentos caros en Chile son los que tienen dos condiciones: marcas y receta. Cuando los de marca y similares no tienen receta, no son caros”, sostiene Daniel Belaúnde. Y estos datos se condicen con los presentados por Joaquín Poblete en su informe sobre precios en la industria de medicamentos que cita Belaúnde. Muestra que Chile tiene precios menores que el promedio de la región en el segmento genéricos, de US$ 1,3 frente a US$ 4,7. Es el segundo más bajo después de Perú. En marcas similares se ubica ligeramente por sobre la media: US$ 7,2 versus US$ 6,9. No obstante, es en marcas originales donde se produce la diferencia y Chile tiene los más caros, por lejos, de la región: US$ 14,1 versus US$ 9,9.
¿Por qué se produce esto?
Para encontrar una razón a los precios más elevados, Daniel Belaúnde acude a dos informes. Uno de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) y otro del mencionado Joaquín Poblete, en el que evalúa los precios en Chile por encargo de la propia Cruz Verde. “La Fiscalía Nacional Económica describió un problema de agencia entre médico y paciente. Cuando eres consumidor, compras lo que quieres, de la calidad que quieras. No obstante, en los medicamentos no es así, porque no compras lo que tú crees, sino lo que el médico dice”, explica Belaúnde.
En efecto, la FNE concluye en su estudio de 2019 que “actualmente, el mercado de los medicamentos opera en Chile de la misma forma que cualquier otro mercado de consumo masivo en que se compite por marcas, como los automóviles, el vestuario o los celulares, por ejemplo, y esto se debe a que la política de bioequivalencia no ha sido efectiva”. En su estudio, la fiscalía detectó que el 80% de los medicamentos inscritos en Chile aún no tienen alternativas bioequivalentes y que los laboratorios realizan inversiones superiores a US$ 200 millones al año para promover sus marcas entre los médicos, quienes recetan tales productos a sus pacientes en vez de otras alternativas técnicamente equivalentes y más baratas.
Belaúnde hace suya esta visión: “El problema de los medicamentos de altos precios en Chile está en los de receta y marca. Y los de receta y marca tienen promoción médica. Ahí el consumidor es perjudicado por un modelo de negocios en el que se le receta un medicamento de marca sin otorgarle las alternativas bioequivalentes en caso de que existan”. Otro factor relevante también es aportado por la fiscalía, explica el ejecutivo: las farmacias compran significativamente más caro que Cenabast (el Estado chileno) y las clínicas. La FNE documentó en ese estudio que un mismo producto comercial con envase, es decir, el mismo sku, es vendido en promedio un 89% más caro a las grandes cadenas de farmacias que a los compradores del sector público, y un 62% más caro que al sector institucional privado, que incluye clínicas y centros médicos.
¿Por qué las cadenas son malas compradoras? Según Belaúnde, porque no tienen poder de negociación, ya que están obligados a comprar todas las marcas que se receten. “Cuando ingresas a un hospital o clínica privada, el establecimiento decide qué marca utiliza. Entonces compra una sola marca por cada principio activo. Sin embargo, las farmacias debemos adquirir todas las que se comercializan y se recetan. La razón es simple: el paciente exige en la farmacia el medicamento que su médico le recetó”, precisa.
Con esos antecedentes y los números de Femsa, el economista Joaquín Poblete en su informe reportó números incluso más sorprendentes. Los laboratorios cobran a las farmacias chilenas un sobreprecio significativo respecto a lo que cobran en el mercado público. El sobreprecio en genéricos es del 12%, mientras en marcas es del 206%. “No podemos vender barato lo que nos cuesta caro”, sentencia Belaúnde.
Quién se lleva el margen y quién lo paga
Según la matriz de Cruz Verde, no tienen incentivos a vender los de mayor precio, los de marca, debido a que el margen es similar o incluso inferior al de los bioequivalentes. ¿Dónde están los mayores márgenes entonces? Lo que muestran los datos de Femsa es que en los productos de receta de marca, los laboratorios se llevan $ 10.686 de los $ 17.780 del precio final promedio para esa categoría. Es decir, un 60,1% del precio total es para los laboratorios. Las farmacias, $ 2.725. Y para el Estado es $ 2.839 a través del IVA. De hecho, el IVA a los medicamentos se ubica entre los más altos del mundo.
En los similares con receta, el laboratorio queda con $ 4.346 (el 49% del total del precio final), los distribuidores con $ 1.079, las farmacias con $ 2.000 y el Estado con $ 1.412. En los de venta libre, en los que no se requiere receta, el precio del original o de marca es $ 5.454, de los cuales $ 2.702 corresponde a laboratorios (el 49,5%), $ 421 a distribuidores (el 7,7%), $ 1.460 para farmacias (el 26,7%) y $ 871 corresponde al IVA. Con esto y los números de Femsa, se obtiene que en el segmento C3 y D gastan el 60% de su presupuesto en medicamentos en marca original y marca similar, que son los más caros.
Por comuna, detalla, Lo Barnechea destina el 47% de gasto anual en medicamentos en originales (de marca), el 44% de Vitacura y el 37% de Las Condes. Mientras, Puente Alto y San Bernardo destinan el 21% y el 23% a medicamentos de marca. Y si se consideran los de receta y marca, en Lo Barnechea llega al 68% y en San Bernardo al 54%. Como referencia, detalla, los laboratorios captan el 64% y el 63% del gasto anual en medicamentos de marca en Lo Barnechea y Puente Alto, respectivamente.
La solución
La FNE en su estudio ya propuso una solución, mientras que en el Congreso también existe una serie de medidas. Un seguro para amortiguar el gasto de bolsillo de las personas, mayor competencia en el sector y que los médicos receten por Denominación Común Internacional (genérico), figuran entre las sugerencias. No obstante, Belaúnde dice que no atacan el problema de fondo.
“A nuestro juicio, la Ley de Fármacos II no bajará de modo relevante el precio de los medicamentos. Esta ley se está focalizando en las farmacias, que solo representan el 20% del gasto de medicamentos de los chilenos. Los precios así bajarían marginalmente. Para hacerse cargo se debe abordar el 60% del gasto con cargo a los laboratorios, en los productos de receta y marca. De eso la ley no se hace cargo”, asegura Daniel Belaúnde. Lo único que permitirá bajar los precios de los medicamentos, sostiene, es una ley que permita a las farmacias comprar más barato los remedios de marca.
Femsa hizo un ejercicio. Si las farmacias compraran al precio que los laboratorios le venden al Estado los medicamentos de marcas, similares y genéricos, el precio de los medicamentos similares caería un 40%, y en el caso de los de marca u original, un 49%.
“Si desapareciera la receta por marca o el consumidor se informara correctamente, nosotros no tendríamos que tener 12 marcas, sino 2 o 3. Y los haríamos competir”, explica el ejecutivo.
Ante esto que califican de discriminación por parte de los laboratorios por venderles más caro a las farmacias, ya adoptaron algunas acciones. Acudieron al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia con una consulta o gestión no contenciosa: ¿Es válido que los laboratorios apliquen un trato diferenciado? “Esta no fue admitida inicialmente y apelamos y está en la Corte Suprema. Acá podría estar la solución que la ley no dará. Si el TDLC dictaminara que no se puede aplicar un trato diferenciado, se soluciona el problema de un solo fallo”, concluye.
También propone rebajar el IVA a los medicamentos bioequivalentes y genéricos, que son los de menor valor relativos
Comentá la nota