Después del espectacular incendio que conmocionó a la ciudad de Río Grande, a pesar de no arrojar grandes pérdidas humanas o materiales, trascendió que autoridades de aplicación como son Bomberos de la Policía, ponen grandes reparos para su uso en la construcción.
A partir de este descomunal incendio y el grado de combustión alcanzado por este material en acopio, que fuera donado por el empresario César Vargas, quien además lo produce en la ciudad; quedaron en evidencia la falta de controles en este sentido y el grado de peligrosidad de lo que se utiliza como material de construcción.
En primer término una vez más queda evidente la falta de control desde Inspección General por el acopio de este material sin ningún tipo de medida de seguridad, ya que el predio no está cercado y los menores que se presume que causaron el siniestro, pudieron ingresar fácilmente.
Mas allá de esto, la mayor preocupación se genera en relación a la utilidad que se da a este material como revestimiento o para la construcción en el levantamiento de estructuras, situación ante la cual desde Bomberos de la Policía informaron que presentan “grandes restricciones” y que ni siquiera está habilitado para el comercio y la industria.
Mucho menos para un gimnasio escolar, destino que manifestaron las monjas que tenía el material donado por el empresario.
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