Esta vez es bastante más que un presagio: Sandro Guzmán finalmente dejará su banca en la Cámara de Diputados de la Nación, a la que accedió el año desde la boleta que encabezó Sergio Massa, para volver a la intendencia de Escobar. Sólo falta que el jefe comunal en uso de licencia desde diciembre de 2013 lo haga oficial. Por lo demás, la información está confirmada. Tanto, que su reemplazante, el intendente interino Walter Blanco, ya dejó claro que no está nada cómodo con tener que correrse: "A la Secretaría de Gobierno yo no vuelvo. Estoy armando un equipo con técnicos históricos del Municipio y vamos a crear un plan de Gobierno para ver con qué sector tenemos más coincidencias", le anticipó a Clarín el hombre que, en distintos cargos del Gabinete, fue durante años la mano derecha de Guzmán en la gestión municipal.

Lejos de la elocuencia de su ex hombre de confianza, Guzmán por ahora no habla del tema. Pero desde su entorno incluso ya le ponen fecha a su regreso: será el 10 de diciembre, exactamente un año después de su asunción en el Congreso.

Un supuesto acercamiento de Blanco a Daniel Scioli es lo que, en los últimos meses, habría generado ruidos y desconfianza en el massismo. Y ni hablar de ciertos gestos: hace algunas semanas, cuando se firmó el acuerdo para crear el Comando de Prevención de la Bonaerense en Escobar, Scioli no sólo estuvo en el acto (algo poco frecuente cuando se trata de distritos massistas), sino que además fue muy elocuente al reconocer "la pluralidad" de su anfitrión. El intercambio de elogios no pasó inadvertido a los ojos de Guzmán y el Frente Renovador. Acaso fue un indicio más de algo que llevaba a un desenlace que, en realidad, se venía barajando hace mucho tiempo.

La verdad es que Walter Blanco tuvo problemas para cuadrar en el massismo desde el principio. Por ejemplo, cuando Guzmán dio el salto al Frente Renovador, él seguía 

–condicionado por circunstancias electorales– en las filas del kirchnerismo. Incluso se dijo que Guzmán debió hacer un esfuerzo para que Massa aceptara que Escobar quedara en sus manos. En ese momento pasó. Pero, parece evidente, tarde o temprano iba a dejar de cerrar.