Las renuncias y bajas que se acumulan en el Frente Renovador (FR) caen como bombas hacia los distritos bonaerenses.
Las urgencias golpean a los intendentes que todavía no le soltaron la mano a Sergio Massa, pero son más graves aún en la multitud de dirigentes que vienen lanzados en campaña en cada uno de los 135 municipios, confiados en una victoria del massismo en la provincia de Buenos Aires, de cuyo arrastre dependía su futuro, y que hoy ya descartan. Eso los empuja a reformular estrategias y negociar alianzas distritales de última hora, mientras siguen con preocupación la indefinición de la cúpula partidaria.
Son incesantes los llamados entre candidatos municipales del massismo con una pregunta cómo eje: “¿Te vas o te quedás?”. Esas conversaciones se multiplicaron el sábado en La Rural, donde Massa y José Manuel de la Sota oficializaron su alianza. Muchos pretendían irse de ahí con alguna definición. Saber si el FR iba o no a acelerar una alianza con el PRO o qué chances había de que el jefe del espacio baje a competir por la Gobernación, lo que la mayoría de ellos prefiere pero por ahora no se animan a confesar a viva voz. Se fueron con las manos vacías. Massa ratificó su candidatura a presidente y, más allá de la convocatoria a un “un diálogo amplio de la oposición” y de elegir al kirchnerismo como blanco predilecto en su discurso las críticas al macrismo se las dejó al gobernador de Córdoba-, no dio muestras de retroceder en su estrategia de ir por la calle del medio, entre el oficialismo y el PRO. La que hoy lo tiene, según casi todos los sondeos, tercero entre las preferencias del electorado.
Envalentonado por la victoria en las legislativas de 2013, Massa dio luz verde a numerosos dirigentes distritales para que empiecen a caminar sus distritos. En varias ciudades hay hasta cuatro o cinco precandidatos del massismo que llevan gastados no sólo tiempo, sino suculentas sumas en carteles, actos y encuestas, en una competencia contra el resto de los partidos pero también entre ellos mismos, lo que incrementa disputas y provoca un desgaste extra. Esa falencia en la conducción de sus propias internas empezó a costarle caro a Massa y está generando presión de abajo hacia arriba. Como graficó un ahora ex operador massista: “no podés decirle a dos mujeres que te vas a casar con ellas cuando falta una semana para la boda”.
“Invertimos dos años para que Sergio sea presidente. Vengo corriendo una carrera y cuando faltan 50 metros me quedé sin caballo”, se lamentó un precandidato de uno de los más grandes municipios del conurbano norte, que ahora busca reestructurar su plan para reinventarse, siempre contrarreloj. Para uno de sus colegas, que comparte preocupaciones y molestias, la clave está en que “implosionó el mejor proyecto político de los últimos diez años, que fue la liga de intendentes”. “Con eso cree- se murió el proyecto presidencial de Massa”.
Esta problemática la confirman en la conducción del FR. Afirman que hay una fuerte presión mediática, encabezada por el Grupo Clarín, para empujar a Massa a un acuerdo con el PRO, ya sea para ir a las primarias contra Macri o para que el ex intendente de Tigre pelea la Gobernación.
“Sergio no mide lo que dicen los medios. Pero nos dan terceros y nos condenan al peor escenario”, insisten. Más allá de lo que digan las encuestas hay una realidad que ninguno cuestiona: Vaya como le vaya en las elecciones nacionales, Massa aseguraba hasta hace poco tiempo una victoria en la provincia de Buenos Aires; y esa garantía no existe más.
Entre los operadores bonaerense del FR hay otros tres puntos de coincidencia en la lectura del mapa electoral: que el candidato a presidente que salga tercero en las PASO le será imposible sostener sus votos hasta octubre, con un escenario de polarización ineludible; que muchos de los intendentes que todavía navegan en aguas massistas van a perder sus distritos si se juegan con una boleta que en las generales saque entre 15 o 20 puntos, cuando el kirchnerismo parte hoy de un piso de 35 puntos según sus propias encuestas- sin haber lanzado su campaña; y que Macri se equivoca si piensa que los votos que Massa pierda entre agosto y octubre van derecho al PRO.
“Soy como Rocky, me pegan, me pegan y sigo peleando”
El líder del Frente Renovador, Sergio Massa, rechazó ayer la posibilidad de bajarse de su precandidatura presidencial y se quejó de los trascendidos que indican que competiría por la Gobernación bonaerense, al señalar que sigue ‘peleando‘.
“Soy como Rocky, me pegan, me pegan y sigo peleando”, subrayó Massa, al compararse con el famoso personaje cinematográfico.
‘Hay una enorme preocupación para ver cómo pueden corrernos de la cancha. ¿Tanto miedo nos tienen? ¿Por qué tanta centralidad, tanta versión alrededor nuestro, si como dicen algunos dirigentes y algunos encuestadores, estamos afuera de carrera?‘, aseguró Massa en declaraciones a la radio El Mundo.
Massa sostuvo que con el gobernador cordobés, José Manuel de la Sota, armaron el frente Unidos por una Nueva Argentina (UNA) ‘con una idea muy fuerte, no sólo de candidaturas, sino de debates‘ y señaló que ‘el 10 de junio‘, el día en que vence el plazo para la presentación de alianzas, se realizará el primer debate entre ambos precandidatos.
‘Vamos a aprovechar el día de cierre de frentes para hacer el primer debate presidencial, en un país en el que nadie quiere debatir, en el que parece que la discusión no es de ideas, sino de propaganda y de arrebato de dirigentes‘, se lamentó Massa.
En lo que va del año a Massa se le fueron ya concejales, legisladores provinciales y nacionales, como el diputado Darío Giustozzi, y siete intendentes bonaerenses: Daniel Bolettieri (Almirante Brown), Carlos Oreste (Coronel Pringles), Sandro Guzmán (Escobar), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Raúl Othacehé (Merlo), Humberto Zúccaro (Pilar) y Gustavo Posse (San Isidro).
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