Por segunda vez desde que está en el cargo y con la inflación en un momento bisagra, el ministro de Economía jugó a exponer y darle algún reto público a los ceos. La apuesta de riesgo es bajar la inflación y alinear a los rebeldes aún dándoles menos aumentos. El rol clave de los intendentes y sindicatos.
Por Leandro Renou
Complicidad de primeros planos en la transmisión oficial, un escenario con el ministro de Economía, Sergio Massa, en el centro, y dos bloques a su lado con los principales empresarios sentados y expuestos por las cámaras. En la tribuna, en fila uno, los intendentes del Conurbano y repartidos entre escenario y plateas, diferentes dirigentes sindicales y organizaciones de consumidores. Además de los anuncios técnicos que Massa hizo en materia de Precios Justos y sendero de inflación para llevarla más cerca de los tres puntos, el relanzamiento del programa fue una puesta en escena clara del ministro, en un momento bisagra para su apuesta a la desinflación, de mostrar un abordaje de responsabilidades compartidas y varios retos a los formadores de precios. Casi una postal de un pacto social.
Fueron de la partida, según una nómina a la que accedió Página I12, más de 30 empresarios de sectores variados de la economía, y todos con mucho peso específico en la toma de decisiones de las empresas. Allí, Massa habló de las "picardías" de algunas firmas con los precios y criticó a muchos por los niveles de abastecimiento en caída al programa Precios Justos. Hasta exploró un terreno impropio para su carrera que fue el de la validación de las inspecciones físicas a comercios que hicieron dirigentes sociales y sindicales. "Si no les gustan las pecheras, ahora hicimos un sistema tecnológico", chicaneó a los presentes. Se refería al panel de monitoreo que elaboraron ARSAT junto con la empresa estadounidense Amazon, una especie de caballo de Troya de validación capitalista con el que el Gobierno controlará si las empresas cumplen o no, con back de una firma que para los ceos reviste más admiración que polémica. De hecho, en el anuncio participó además Lorena Zicker, Presidenta de Amazon para América Latina. Se sentó al lado del presidente de ARSAT, Facundo Leal.
Lo escucharon, algunos con cara de pocos amigos, el titular de la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), Daniel Funes de Rioja, quién fue invitado a dar un discurso, y buena parte de los ceos más pesados de otras industrias. Algunos de ellos y ellas, Laura Barnator, de Unilever, que hace tiempo viene interactuando con el ministerio de Hacienda; Luis Galli, de la ensambladora de Tierra del Fuego Newsan, propiedad de Rubén Cherñajovsky; Lucía Urquía, hija de Roberto, dueño de Aceitera General Deheza (AGD) y ex diputado del peronismo cordobés; Pablo Lemo, el ceo de Adidas, Julio Freire, de la cervcera de capitales chilenos CCU; Víctor Fera, de los mayoristas de CADAM; Juan Vasco Martínez, de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), y directivos de Chango Más, la empresa de Francisco De Narváez.
En otros de los lados se ubicaron Guillermo Calcagno, Gerente General de Coto y mano derecha de Alfredo Coto y Mariano Navilli, hijo del imperio harinero más grande de la Argentina, Molino Cañuelas. De otros rubros de la economía llamó la atención la presencia del japonés Takashi Fuisaka, CEO de Honda y Hernán Grimoldi, presidente de la histórica firma de calzados. También varios dirigentes de la cámara textil FITA. Por AFARTE, la entidad que nuclea a las empresas de Tierra del Fuego, llegó Ernesto Lapidus; mientras que también se sentaron Fabián Tarrió, vice de CAME, Gustavo Lazzari, secretario general de la Cámara de Chacinados y Emilio Larrañaga, titular de Alpek, la petroquímica de capitales mexicanos. También se dejó ver un hombre de un rubro clave, como Eduardo Franciosi, de los laboratorios nacionales de CILFA; y hasta Daniel Awadam dueño de la empresa de ropa infantil Cheeky y hermano de Juliana, la esposa de Mauricio Macri.
Otros en la nómina fueron Enrique Gatti Rappallini, presidente Cerámica Alberdi y hermano de Martín, el titular de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires; Gustavo Idigoras, de los aceiteros de CIARA CEC y Gustavo Gerez, Gerente General de Just. Nota de color no menor: Molinos y Arcor, dos de los gigantes nacionales, mandaron al acto segundas y terceras líneas.
La CGT y los intendentes
En la otra esquina, los sindicatos tuvieron al titular de la CGT, Héctor Daer y a Carlos Acuña, otro de los miembros de la casa gremial y referentes de diferentes rubros de la economía, Daer aprovechó, en su discurso, para mojarle un poco la oreja a Massa, otrora líder del Frente Renovador que el dirigente gremial supo integrar. Explicó que no habrá techo para las paritarias, un dato no menor.
Entre los intendentes, Federico Achaval, de Pilar; Andrés Watson, de Florencio Varela; Mayra Mendoza, de Quilmes; y Alberto Descalzo, de Ituzaingó. Los intendentes son la rueda de auxilio de Massa, que de todos modos, sin hacer nombres, habló de algunos distritos con tasas municipales tan altas que le cargan tensión a los precios al consumidor. Pero precisa, sí, de los dirigentes comunales para inspeccionar in situ un tema que este acuerdo de precios no resuelve: que se cumpla la pauta de aumentos en los comercios barriales, que son el 80 por ciento del abastecimiento. Así las cosas, en el Gobierno entienden que estos programas son un apoyo mientras se cumple la idea central de Massa: que surtan efecto las medidas para ordenar la macroeconomía, su obsesión número uno.
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