Massa coquetea con China, mientras el FMI se hace desear

Massa coquetea con China, mientras el FMI se hace desear

El ministro de Economía espera anunciar la renovación del swap que vence en parte en agosto, US$5000 millones de libre disponibilidad que hoy tiene el BCRA en gateras para intervenir en el mercado cambiario, y que además amplíe este monto en hasta US$4000 millones

 

Florencia Donovan

“Acá se está trabajando como si lo del Fondo Monetario Internacional (FMI) no fuera a salir”, admitió un funcionario. En el corto plazo es de esperar que, tanto desde el Banco Central (BCRA), como desde la Comisión Nacional de Valores, (CNV) sigan saliendo medidas para endurecer el cepo. No pasa tanto por los cuestionamientos de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, que ayer llamó a “dejar de lado” el programa del FMI, sino por las propias tribulaciones internas dentro del organismo de crédito, que está teniendo dificultades para encontrar una fórmula para acompañar al país sin por ello interferir en el resultado electoral.

“Hace algunos días –confió una fuente diplomática– en un encuentro virtual con representantes de los países accionistas del Fondo, el staff presentó los escenarios para la Argentina. Pero no logró plantear soluciones”. Entre algunos accionistas del Fondo gana terreno la idea de que la ayuda al país vaya siendo escalonada, no de una sola vez como deseaba el Gobierno. La idea es que a medida que se vayan sucediendo las revisiones del acuerdo –del cual ya se han transgredido todas las metas–, se vayan realizando adelantos de fondos. El organismo tampoco quiere que la Argentina use todo el dinero para intervenir en el mercado cambiario, y no tiene garantías de que con todos los fondos disponibles, el Gobierno sólo vuelque al mercado cambiario la porción acordada. Al final de cuentas, ante una corrida cambiaria, no hay compromiso que valga. Quedó en evidencia ya en tiempos de Luis Caputo al frente del BCRA. En plena corrida, Caputo no dudó en usar el dinero del FMI, aun cuando eso le terminó por costar el puesto.

Massa no apuesta a un default con el FMI. Las palabras de la vicepresidenta, que una vez más, ayer, amenazó con una cesación de pagos ante el organismo multilateral, le suman en la negociación.

El Gobierno, reconocen las fuentes, tiene un activo no menor a su favor, y es la vocación de los Estados Unidos, accionista mayoritario del Fondo, el único con poder de veto dentro del directorio, de ayudar al país. Con varios frentes abiertos de extrema complejidad en el mundo –la puja geopolítica y comercial con China, la guerra en Ucrania, la crisis humanitaria en América Central y Venezuela–, Estados Unidos no desea que en la Argentina se desencadene otro foco de conflicto. Menos aun, a tan poco tiempo de una elección. El Departamento de Estado, además, no debe ignorar las columnas que publica el embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja. En la última, publicada esta semana en el Beijing Review, auguró un “futuro promisorio común” para China y la Argentina.

La ayuda del FMI, sin embargo, no será sin condicionamientos. Esfuerzo fiscal y aceleración de la devaluación son dos de las claves para destrabar el desembolso.

En el mercado, la idea de una devaluación está cada vez más asentada. Muchos productores agropecuarios se encontraron esta semana con que empresas como Cargill o Lartirigoyen los llamaron para pesificarles anticipadamente contratos pautados para la venta de trigo y de maíz. En la industria cerealera se especula con que, más allá de que el Gobierno no avanzó por ahora en ninguna extensión del dólar soja y de hecho se niega al lanzamiento de un dólar maíz, en la segunda mitad de junio no tendrá más que ceder a la idea. “El campo va a necesitar incentivos para vender y el Gobierno va a necesitar los dólares”, apuntó una fuente de una de las grandes empresas internacionales.

Dada la escasez de dólares, para las compañías de seguros, el pago de reaseguros en el exterior se transformó en una tarea ciclópea. En la industria, algunas aseveran que la discrecionalidad con la cual se habilitan pagos para unas y no otras se asemeja a la que se usa en la Secretaría de Comercio para la aprobación de las SIRA. En estos momentos, nada mejor que ser cliente de Nación Seguros o de Provincia Seguros.

En Comercio, en tanto, los criterios de aprobación de SIRA siguen endureciéndose. El miércoles se acordó con las petroleras que deberán conseguir financiamiento a 90 días para la importación de combustibles. Hasta ahora, empresas como Shell, YPF o Trafigura accedían a SIRA de cortísimo plazo.

Lo que viene

No obstante las negociaciones con el organismo multilateral, este domingo Sergio Massa parte hacia China con una delegación de la que también forman parte el presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, y el diputado Máximo Kirchner. Massa espera anunciar en China la renovación del swap –préstamo–que vence en parte en agosto. La Argentina espera que China acepte renovar los US$5000 millones de libre disponibilidad, que hoy tiene el BCRA en gateras para intervenir en el mercado cambiario, y que además amplíe este monto en unos US$3000 millones o hasta US$4000 millones. Sería lo necesario para cubrir el déficit comercial que el país tiene con el gigante asiático.

Pero sólo el préstamo de China no alcanza para garantizarle a Massa su pasaje a octubre sin sobresaltos cambiarios. El viaje de Massa, sin embargo, reafirma que, pese a la adversidad económica y las internas dentro del Frente de Todos, el ministro no deja de pensar como candidato. La incorporación de Máximo en la gira es toda una señal. También aspira allí a destrabar los acuerdos de financiamiento de infraestructura que se habían firmado en la primera visita de Alberto Fernández a China, en 2022, pero que según el kirchnerismo el entonces asesor presidencial Gustavo Béliz se encargó de trabar.

“Todo tiene que ver con todo. Y en la Argentina más aún” sostuvo alguna vez Cristina Kirchner. Es así como horas antes de que ella atacara una vez más al FMI desde Plaza de Mayo, y mientras los funcionarios argentinos preparan sus valijas para ir a China, se celebró en la ciudad de Dongguan el Foro del Sector Privado con la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Con 3000 empresas operando en la región, los chinos son sin duda una amenaza real y un enemigo declarado de los Estados Unidos. En 2000, el comercio Sino-Latinoamericano era de tan solo US$12.000 millones. En 2022 alcanzó los US$485.000 millones.

Massa no abandona los vicios de un peronista en campaña. Aun con las restricciones que le fija el FMI, hace lo imposible por poner plata en la calle para mantener la economía rodando. Lo demostró con el reciente anuncio de un nuevo Ahora 12, un plan para el cual el Estado cedió a prácticamente todos los pedidos del sector privado (emitió bonos atados al CER para que los bancos pudieran cubrirse y además terminó por liberar la norma que habilita a las entidades a subirse a la plataforma de Mercado Libre para poder ofrecer pagos con QR contra tarjetas de crédito), y obtuvo muy poco a cambio. De hecho, las entidades nucleadas en ABA, la cámara que reúne a la banca extranjera, ni siquiera quisieron prestarse para la foto del anuncio. Los bancos nunca regalan nada.

Pero tampoco el mundo regala nada. De hecho, después de un proceso de revisión que duró cinco años, la Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos (USITC, por sus siglas en inglés) falló a favor de sostener los aranceles del 72% que en 2018 había impuesto al biodiésel argentino, por considerar que su producción local estaba siendo perjudicada por los subsidios argentinos. “De esta manera, se mantienen las medidas antidumping y compensatorias que nos han dejado afuera, en la práctica, del mercado”, confirmó el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello. “En todas mis interacciones con el gobierno de Estados Unidos vengo planteando la necesidad de encontrar un enfoque conjunto que resulte constructivo para ambas economías. Desde el comienzo de la presidencia de Donald Trump advertimos un marcado cierre a las exportaciones argentinas y a las provenientes desde toda América del Sur hacia Estados Unidos”, explicó.

La administración del comercio promete ser un tema clave para el gobierno que asuma a partir de diciembre. En los equipos económicos de la oposición –especialmente, de Juntos por el Cambio– hay una aspiración de avanzar con el acuerdo Mercosur-Unión Europea, aprovechando que a partir de julio de este año España –aliado natural de la región– asume la presidencia del bloque. Las dudas, sin embargo, pasan por Brasil. Pese a las declaraciones iniciales de Lula da Silva, ya no hay certezas de que el líder brasileño tenga la misma vocación de avanzar con la Unión Europea.

No está claro qué planea hacer al respecto Javier Milei, de acceder a la presidencia. El candidato de la Libertad Avanza acaba de confirmar a los economistas Carlos Rodríguez y Roque Fernández como parte de su equipo. Con cada vez más chances de hacer una buena elección, según las encuestas –muchos encuestadores ya le dan más del 20% de los votos–, conseguir financiamiento se le está haciendo más fácil. Empresarios como Rodolfo Costantini, dueño del cuestionado frigorífico Rioplatense y siempre rápido para acercarse al poder; Santos Uribelarrea, de MSU; Sebastián Braun, del Hotel Esplendor, en El Calafate; y Eduardo Eurnekian, de Aeropuertos Argentina 2000, serían algunos de los que estarían colaborando.

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