Nos destrozaron como organización, pero no nos derrotaron. Tuvimos lágrimas, violaciones, torturas. Pero las rejas no fueron impedimento para seguir soñando”, dijo emocionada Maria Acuña, una ex presa política en los jardínes de la Casa de Gobierno, que, como símbolo, se abrieron para recordar los 38 años del inicio de la más sangrienta dictadura cívico-militar en la Argentina.

“Pero la dictadura no es no poder cortar un puente. Negamos absolutamente la posibilidad de no conversar. Hay dos formas de llegar, con la democracia o la violencia. Vaya si no tiene valor la lucha de abuelas, madres y madres de la plaza 9 de Julio. Somos soldados de la causa democrática”, enfatizó la mujer en referencia a la banalización que hacen referentes sindicales al comparar la brutal represión del Estado del terror con el desalojo de un puente bloqueado por reclamos sectoriales.

En la Casa de Gobierno se realizó ayer el acto oficial por el Día de la Memoria, donde se descubrió la placa que se instalará en la Plaza 9 de Julio en reconocimiento a la lucha de las madres de presos políticos y desaparecidos de la tierra colorada en la última Dictadura Cívico Militar.

El acto fue encabezado por el jefe de Gabinete, Ricardo Escobar y el ministro de Derechos Humanos, Edmundo Soria Vieta, pero la Rosadita estuvo colmada de militantes sociales y víctimas o familiares del terrorismo de Estado.

Cada madre recibió un reconocimiento por la resistencia y la lucha por los derechos humanos en la búsqueda de sus hijos desaparecidos.

Soria Vieta señaló que muchas prácticas del pasado siguen presentes y aunque no hay posibilidades de golpes militares, la democracia sigue corriendo peligro a través de golpes económicos. “Parece calcada la concentración económica y el que sufría era el pueblo”, puntualizó.

Soria Vieta destacó que hubo muchos sectores civiles que ayudaron a dar cobertura seudo legal a la dictadura, que facilitaron acciones como la ley de entidades financieras, la extranjerizacion industrias, la entrega sectores estratégicos. “No pierdan la oportunidad de la lucha, la democracia debe estar viva, no hace mal discutir”, les dijo a los jóvenes, pero advirtió que “los derechos de tercera generación no son absolutos” y en algún momento, colisionan con los de los demás.

“Todos estos días estuve leyendo cuanta literatura cayó en mis manos. Los Derechos Humanos de tercera generación que son los derechos políticos y civiles no son derechos absolutos. Porque uno cree que el derecho le asiste a uno en contra de otros. Uno cree que el derecho que tiene uno para una reivindicación determinada personal o sectorial está por arriba del derecho del resto de la sociedad, no es así. En el universo los Derechos Humanos de tercera generación no son absolutos y en algún momento están contrapuestos. Con eso quiero significar que queda mucho por delante, que esta reflexión por la Memoria, la Verdad y la Justicia es un derecho humano consagrado universalmente. Los pueblos tienen que tener memoria pero no el silencio de la verdad del cementerio donde nadie opine, una democracia es esto, estar vivos y discutiendo con una república que va pautando el Estado de derecho donde se discuten las leyes y normas, donde hay elecciones libres y donde hay soberanía popular. Eso duele a intereses que sabe que cuando hay soberanía popular, memoria, búsqueda de la verdad y justicia, en definitiva hay más democracia. Y hay más democracia sólo en los pueblos que tienen memoria”.

Aguerridas viejas

La subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia, Amelia Báez contó que con la placa que se descubrió y que será puesta en la Plaza 9 de Julio de Posadas, las generaciones de jóvenes de hoy y las que vendrán sabrán que “hubo aguerridas y queridas viejas que tuvieron las agallas suficientes para enfrentar el terror, levantar la voz a pesar del miedo, para denunciar las violaciones a los Derechos Humanos y resistir a la Dictadura Cívico Militar. Eso es digno de saber y que todos lo sepan en Misiones, en Argentina y en el mundo porque aquí también hubo aguerridas viejas que parieron democracia y libertad”.

En tanto la diputada nacional Silvia Risko sostuvo que cada 24 de marzo debe ser un día de reflexión y análisis. “Es un día para detenernos, mirar, reflexionar y recordar. En este caso las madres misioneras tuvieron muchísimo y todo que ver junto a Monseñor Jorge Kémerer porque fueron los dos protagonistas que lucharon para que en Misiones no hubiese más desaparecidos, más hombres y mujeres militantes asesinados y desaparecidos”.

Respecto a la realización en Misiones del quinto juicio por crímenes de Lesa Humanidad, la funcionaria destacó la importancia de sentar en el banquillo a quienes tuvieron responsabilidad sobre diversos hechos cuyo común denominador fue la violación de los Derechos Humanos. “Cuando hay justicia realmente uno puede comenzar no a dar vuelta la página, porque no se trata de eso, sino de empezar a ver el futuro con la tranquilidad que te da que se haya hecho justicia. De otra forma sería dar lugar al revanchismo, la venganza o para cualquier otro espíritu que sea debilitar la sociedad, las organizaciones sociales, la participación política y lo peor de todo que es volver a instalar el miedo. Desde cualquiera de sus ámbitos el miedo te paraliza y te convierte en una estatua incapaz de sentir. Lo juicios realmente vienen a dar ese gran resarcimiento que es nada más y nada menos que hacer justicia”, indicó.