Por: Alejandro Borensztein. La razón por la que Massa fue incapaz de ordenarse bajo un proyecto explicativo es psicológica.
Antes que nada quisiera agradecerle al candidato presidencial Alberto Fernández el tweet del viernes saludando a los periodistas en su día. Aunque yo no lo sea, tengo muchos amigos que son periodistas y por eso, desde esta página, quiero retribuirle en nombre de todos ellos. Un detallecito nomás: en su mensaje de salutación, Fernández 1 (o Fernández 2, dependiendo si lo numerás por órden alfabético o por órden de mando) expresó textualmente que “vivimos una Argentina con medios condicionados por el gobierno y otros (medios) que se mantienen críticos a costa de sufrir embates permanentes”. Caramba.
Por favor, le pido a los asesores de Tío Alberto que le digan que la frase es muy valiente y que se la agradecemos muchísimo, pero avísenle que hace casi cuatro años que se terminó el kirchnerismo. Que ya no hace falta denunciar los atropellos a la prensa, que ya pasó, que muchas gracias, que no se moleste, que estamos todos bien. En todo caso, si tenemos algún problemita más adelante lo llamamos. Vemos.
¿Dejamos el tema ahí o lo ampliamos? Hoy en día, por ejemplo Telefe funciona libremente sin que la Jefatura de Gabinete los tenga agarrados de las tres pelotas como ocurría antes cuando el kirchnerismo les controlaba la línea editorial bajo amenaza de estatizar Telefefónica (eran los mismos dueños). Lo mismo vale para Canal 9 que ahora vive libre y feliz después de haber tenido que entregar la programación durante años a cambio de que no le saquen la licencia LS83 TV Canal 9.
Algo parecido podemos decir de Daniel Hadad que ya no tiene radios y canales para vender bajo la amable promesa de Néstor y Cristina de que lo iban a aplastar como a un queso. Ahora su portal Infobae funciona fenómeno sin que le tiren abajo la antena ni le anden acribillando el quincho. Por lo que se puede observar, en América TV también se labura con total libertad y sin ningún problema. Ni hablar de mi casa, Canal 13, que anda un violín, como siempre.
Si vemos los diarios, La Nación y Perfil ya no son perseguidos por nadie y acá, en Clarín, estamos todos vivitos y coleando.
Inclusive Página 12, el diario más crítico del gobierno, tiene publicidad de Larreta por todos lados. Clickeás una de esas notas en la que algún zarpado explica las razones por las que se debe quemar la Constitución, encarcelar a los jueces y degollar al Gato, pero antes de que la nota se abra te aparece un video del Paseo del Bajo tan espectacular que al final van a conseguir que a Larreta lo voten hasta los pibes de La Cámpora.
Ya ni Szpolski ni Gvirtz reciben toneladas de guita del Estado para hacer propaganda neofascista o andar escrachando gente. Lo único que quedó de todo aquello es un tendal de empleados despedidos o estafados, como los que también dejó Electroingeniería en sus medios. Reconozco que Cristóbal López está un poquito más complicado que los demás, pero básicamente porque se equivocó de bolsillo cuando separó la plata del impuesto a los combustibles. Sin embargo su señal C5N, canal de noticias opositor, está lleno de pauta oficial del Gobierno de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires. O sea de Larreta y de Vidal.
Obviamente, no podemos negar que el planteo táctico que desplegó en la cancha el mejor equipo en 50 años también golpeó la actividad de los medios. La malaria y la pérdida de empleo en el sector andan fenómeno. Pero no escucho a nadie quejarse por falta de libertad.
Todos los periodistas que conozco laburan sin la adrenalina de ser apretados por la AFIP, sin el temor de ser escrachados por cadena nacional y sin preocuparse de que sus caras aparezcan en las tandas del fútbol o en afiches callejeros para ser gargajeados.
En otras palabras, eso de que “vivimos una Argentina con medios condicionados por el gobierno y otros (medios) que se mantienen críticos a costa de sufrir embates permanentes” es una frase que a Tío Alberto se le debe haber quedado traspapelada en el inconciente desde su fase psicosexual de latencia 2008/2015, cuando el tipo era antikirchnerista y denunciaba a lo loco. Avísenle que, a Dios gracias, ya estamos todos a salvo viviendo en junio de 2019.
Dicho esto, vamos a lo importante. Si bien la política siempre se entiende mejor cuando usamos ejemplos futboleros, a veces también se explica con metáforas científicas.
Por ejemplo: “según la física cuántica, no se puede predecir la ubicación exacta de una partícula en el espacio, pero si la probabilidad de encontrarla en diferentes lugares sabiendo que en las áreas más brillantes es donde hay mayores posibilidades de encontrar el electrón”. Esa es la forma científica de entender a Sergio Massa. En realidad, hay formas más simples pero son un poco guarangas.
En la locura en la que vivimos, solemos confundir la dinámica política cotidiana con lo realmente importante que, en el fondo, es poco cambiante. En otras palabras: siempre giramos alrededor de lo mismo. Veamos que dice la ciencia.
La fuerza de gravedad de un cuerpo en el espacio (una estrella, un planeta o un satélite) es directamente proporcional a su masa. O sea que el cuerpo chico es atraído por la gravedad del más grande y orbita a su alrededor. De ahí que la Tierra, que tiene una masa menor, gira alrededor del Sol atraída por su mayor masa y gravedad. A su vez la Luna, que es más chica que la Tierra, está atrapada por nuestra fuerza de gravedad y gira alrededor de nosotros.
Siguiendo el mismo razonamiento científico, es obvio que la masa de Massa es menor a la masa de Cristina. Por lo tanto, si finalmente Sergio se pasa al kirchnerismo inexorablemente terminará orbitando alrededor de Ex Ella y a lo sumo podrá aspirar a que algún día le envíen el Apolo 11 para averiguar qué carajo quiere.
La razón por la que Massa y Lavagna fueron, hasta el momento, incapaces de ordenarse bajo un proyecto alternativo que prepare las bases de un peronismo moderno y republicano no la explica la física sino el psicoanálisis. Clinton diría “es el ego, estúpido”. Libero de esto a Urtubey y a Pichetto que hicieron lo imposible por lograrlo.
También la química sirve para entender todo este asunto. Por ejemplo, el mercurio es un metal líquido reconocido con la sigla Hg y tiene características evidentes. ¿Quién no ha roto un termómetro alguna vez? Cuando acercás dos gotas de mercurio estas se fusionan y se transforman en una sola. Como el malo de Terminator 2.
Con solo observar al mercurio entendés lo que le pasó a todos los dirigentes que se asociaron a Cristina. Demostremos esto con una fórmula química: Donda + Pino + Solá + Cristina = Cristina. Va otra: Manzur + Moyano + Insaurralde + Cristina = Cristina.
¿Se suman los votos? Ni uno. Ejemplo: ¿Cuánto valía un kilo de Felipe Solá antes de juntarse con Cristina? Ponele 2000 o 2500 mangos el kilo vivo, que no es poco. Pensemos que hoy en día un kilo de lomo en mostrador vale 500 pesos. Y el de asado de ternera no te baja de 300. Es verdad que el gobierno te ofrece asado a 149 mangos el kilo pero te lo pesan hasta con el cuero. Y para morderlo tenés que hervirlo dos días.
Volviendo a Felipe. ¿Cuánto vale el kilo de Solá ahora que se fusionó con Cristina? Nada. Pagás por el kilo de Cristina y el de Solá viene incluido gratis. Y eso le pasa a todos los que se suman pensando que suman. No suman nada. ¿Cuánto le sumó Alberto Fernández a Cristina? Nada. Sigue siendo Cristina contra Macri.
A Cambiemos le pasa lo mismo. ¿Cuánto le puede sumar al Gato la designación del vice que tanto se discute? A menos que lo convenza a Obama, nada. Es barullo para una semanita y chau. Salvo un nombre que podría sumar pero no voy a ser yo el que lo diga.
Amigo lector, como le vengo diciendo hace cuatro años, todo se resume a dos planetas: Macri y Cristina. Y no se va a resolver hasta que choquen, se abran las urnas y contemos los porotos. Allá vamos. Preparen el mate y los bizcochos.
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