La quita de subsidios redundó en un respaldo transversal al reclamo del gobernador y el intendentismo. Oxígeno para el Partido Cordobés. Las internas en pausa.
Por Luis Zegarra
La destemplada reacción del presidente Javier Milei contra los gobiernos provinciales, a quienes responsabiliza por la caída de la ley ómnibus, parece obrar como aliciente para el proyecto de Partido Cordobés que teje el gobernador Martín Llaryora. Los reclamos elevados tanto por el mandatario provincial, como por el intendente Daniel Passerini, por la decisión de eliminar el Fondo Compensador para el transporte del interior, ha encontrado eco en la oposición. No pasó desapercibido el apoyo de referencias históricas de la UCR de Córdoba que criticaron tempranamente el apoyo a La Libertad Avanza.
Vía redes sociales o a través de notas periodísticas, referencias del PRO, como la concejala y exdiputada Soher el Sukaria; elviceintendente Javier Pretto; el concejal Gabriel Huespe y el diputado Héctor Baldassi, vertieron expresiones que podrían avalar la contraofensiva ensayada por el peronismo cordobés.
Claro está, se trata de voces que pueden ser consideradas cercanas a la amalgama de Hacemos Unidos por Córdoba. Especialmente la del exárbitro internacional, a quien reportan Huespe y el exlegislador Alberto Ambrosio, secretario de Integración Regional y Vinculación Institucional de la Municipalidad de Córdoba.
Esas muestras de apoyo contrastan con lo expresado por pares que optaron por profundizar sus críticas a una gestión provincial que, aún con matices, supone una continuidad de la escudería mediterránea del justicialismo.
Espaldarazo radical
Más atención merecieron las posturas públicas de dirigentes radicales de peso, como el exintendente Ramón Mestre, el exconcejal Juan Negri, el legislador el legislador provincial Dante Rossi y el intendente de Río Tercero y referente de la corriente Evolución, Marcos Ferrer.
Boinablancas de pura cepa, han coincidido tanto en sus críticas al proyecto de Partido Cordobés como en la necesidad de redefinir la permanencia del radicalismo en la crujiente versión autóctona de Juntos por el Cambio. Con orgullo, pero también con números que marcan la presencia del radicalismo en las intendencias, promueven el liderazgo del partido y fustigan las veleidades de pares amarillos que se integraron al plan llaryorista.
Tampoco pasó inadvertido el mensaje enviado por Federico Alesandri, legislador provincial y excandidato a gobernador por el Frente de Todos, a Osvaldo Giordano, recientemente removido de la dirección de la ANSES por decisión del presidente.
Más allá de los elogios al exministro de Juan Schiaretti, la expresión fue bien acogida en el Panal. Aunque algunos lo cuentan como “propio”, el exintendente de Embalse mantiene un juego propio que puede incomodar planes del gobierno provincial en una Legislatura donde prima una paridad de origen entre el bloque oficialista y la oposición cambiemista.
Sorpresa
Más allá de las especulaciones sobre una posible capitalización política por parte del nuevo dúo fuerte del peronismo mediterráneo, sus portavoces reconocen carácter balsámico a los guiños opositores. Fuera de los discursos de rigor, admiten que la sucesión de recortes, que incluye el Fondo de Incentivo Docente (FONID) y la expulsión de funcionarios cordobeses supera cálculos previos.
La sorpresa presentada también da cuenta de una exagerada confianza en que su oferta de gobernabilidad garantizaría un mejor trato político por parte de un Presidente que construyó una carrera en base a la irascibilidad y la violencia de sus alocuciones.
Un funcionario con experiencia provincial y municipal admite que aguardaban una solución sincera para un reclamo histórico, no “un sinceramiento” que segara las asistencias. “Sabíamos que iba a ser difícil. Pero esperábamos otra cosa, no esperábamos que todo fuera a peor. Estamos a favor de la transparencia en el manejo de los fondos, no de cortar porque sí”, dice a Letra P.
Ampliando la idea, la fuente confiesa que no contaban con una sanción amparada en una “falta de acompañamiento”, que nunca fue tal. Por ende, interpreta como infantil y caprichosa la sucesión de decisiones que torpedean a varias jurisdicciones, incluidas aquellas donde el libertario recogió apoyos esenciales para imponerse en el balotaje. Córdoba, la primera de ellas.
Ofuscado: Daniel Passerini apuesta a red de intendentes para evitar una suba abrupta del boleto en Córdoba. A su lado, Juan Manuel Llamosas, el intendente de Río Cuarto.
Acusada de sobreactuación y ambigüedad durante la negociación por la ley ómnibus, la cúpula de HUxC reformula sus expresiones públicas. Aunque eviten el tono conflictivo, aprovechan para reafirmar promesas elaboradas para una sociedad cordobesa ya acostumbrada a prédicas etnocentristas. Nada que no hayan hecho antes los agrimensores de la “isla” mediterránea.
Para ello, tanto Passerini como Llaryora, asumen un rol de representación para el que actúan como fertilizantes los avales extapartidarios. También, las adhesiones de extraña jurisdicción: la firma del intendente de la capital provincial lidera un comunicado de alcaldes de seis provincias que repudian la poda del fondo para el transporte del interior y advierten que “evaluaremos todas las medidas políticas y judiciales para garantizar las partidas ya asignadas por el presupuesto nacional”.
Diez años
Desde el Palacio 6 de Julio relativizan interpretaciones que ubican a Passerini bajo los reflectores, así como la existencia de un acuerdo para actuar en tándem con su antecesor y jefe político.
Según explican, la onda expansiva del conflicto que recién inicia impide cualquier juego especulativo que supere las próximas horas. “Esto es día a día”, repiten. Misma cantilena con que responden sobre la búsqueda de alternativas de financiación para los desembolsos que no llegarán.
Inadmisible como atributo para un proyecto de gobierno, el cortoplacismo que rige alocuciones oficialistas permite aplacar los esbozos de internas que asoman sobre las flamantes gestiones. En particular, la que derivará en la sucesión de un Passerini que no cuenta con posibilidad de reelección. Por lo bajo, algunos ya miran con recelo la repetida presencia en medios de nombres con confesas aspiraciones a la intendencia. Musitando, les adjudican un prematuro deseo de pulsear.
Lejos de ello, desde el entorno del ex viceintendente aplacan el runrún. “Con este quilombo, todo eso está tan lejos… Todos pensamos que ojalá faltase muchísimo tiempo. Ojalá fuesen en 10 años las elecciones”, clausura un comensal de la mesa de decisiones en la capital.
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