Cuando todos los gestos y las declaraciones ya habían confirmado la ruptura entre el schiarettismo y el cristinismo en Córdoba, el intendente de Córdoba, Martín Llaryora, sacó un conejo de la galera.
Por cierto que su jugada no modifica sustancialmente la pésima relación entre el gobernador y el senador cordobés Carlos Caserio, que competirían con listas separadas en las elecciones de este año. Llaryola mira mucho más allá. Por eso comenzó a diseñar la coalición con la que espera suceder a Schiaretti en el ejecutivo provincial.
Como delfín del actual gobernador, el intendente cordobés cuenta con el respaldo de la coalición Hacemos por Córdoba, que respalda a la actual gestión. La movida que rompió el molde fue la designación de una de las principales referentes de La Cámpora provincial, Gabriela Reyes, como subdirectora de Infancias, Juventudes y Familias. Si bien se trata de un cargo menor que depende de la secretaría de Política Social, cuyo titular es Raúl La Cava, uno de los cuadros más importantes que acompañan a la esposa de Schiaretti, la diputada nacional Alejandra Vigo, quien competiría precisamente contra Caserio por una banca en el senado nacional este año.
En la Casa Patria, la sede provincial del instituto, celebraron la decisión de Llaryora. Si bien 2021 está perdido, "confiamos en que Martín logre la unificación del PJ después de las elecciones de este año; apostamos a ese objetivo y trabajaremos para eso. Por eso valoramos que nos haya dado lugares que para nosotros son importantes en la estructura municipal”, aseguraron.
"Entendemos que, por su propia historia, Llaryora es quien puede comandar al peronismo unido”, agregaron desde ese ámbito, recordando que el intendente cordobés tiene una larga proximidad política con Sergio Massa, cuya relación con Máximo podría definirse como una luna de miel.
Si bien en las cercanías del intendente relativizaron la jugada, asegurando que "no hay ningún acuerdo con La Cámpora; sólo se le brindó lugar en el gabinete municipal a una profesional de ese espacio; pero eso no es un acuerdo, es ‘contener' a un cuadro político", en la práctica no existe ninguna razón para “contener” a un cuadro orgánico de otra agrupación.
Un avezado protagonista de la política cordobesa aclara la situación: "Córdoba no es macrista, es antikirchnerista. Martín precisa fortalecer su proyecto sumando a La Cámpora, pero no puede anunciarlo con bombos y platillos.”
Y agrega: “Cuando el ferrourbano llegue a Córdoba, así como otras obras comprometidas por la Nación, el antikirchnerismo se irá diluyendo. Sobre todo si Cristina no ocupa el centro de la escena, y se hace lugar a las nuevas generaciones de políticos”.
Justamente la aprobación de las obras del ferrourbano fueron uno de los puntos más valorados por los cordobeses de la gestión del difunto Mario Meoni, y se consiguió gracias a la estrecha relación que Llaryora mantiene con Sergio Massa. También se aprobó un amplio plan de bacheos por 610 millones de pesos, la terminación de una planta cloacal, la construcción de cuatro hospitales COVID que son administrados por el municipio y 312 millones en ATN. Todo eso con fondos nacionales, negociados entre Llaryora y Sergio Massa.
La Cámpora tiene concejales en varios municipios cordobeses y controla las delegaciones del ANSES, el PAMI Río Cuarto, la sede del ministerio de Desarrollo Social y Migraciones. “Sumar a Máximo para su candidatura (de Llaryola) 2023 era de manual”, concluye el protagonista de la política cordobesa, que exigió mantener su nombre en reserva.
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