El empresario del café brindó una charla en la que repasó la historia de la compañía familiar y opinó sobre el contexto económico que atraviesa el país: "La recuperación va a ser más lenta de lo que esperaba"
Martín Cabrales nació en Mar del Plata el 12 de abril de 1962. En la ciudad balnearia, entre bolsas de granos de café, envases y una novedosa máquina de torrar, corrió junto a Germán y Marcos, sus hermanos. Fueron sus primeros pasos de aventura en un depósito que amplió las instalaciones de un pequeño local familiar. Allí, los Cabrales forjaron tres premisas que grabaron a fuego el sentido de pertenencia: innovar, invertir en el país y trabajar.
El empresario de 58 años es vicepresidente y accionista de una empresa que en sus inicios comercializó café en grano y molido, más tarde evolucionado para convertirse en una de las marcas más importantes del país, exportadora de sus productos a Estados Unidos, España, Chile, Uruguay, Paraguay, entre otros países, con una fuerte presencia en confiterías, restaurantes, supermercados, hoteles y locales propios.
Esta tarde, la agrupación Pollera Pantalón, iniciativa que aglutina a mujeres empresarias líderes de Argentina y liderada por Fabiana Ricagno, compartió una charla junto a Cabrales, quien ahondó en su trayectoria al frente de la empresa familiar y opinó sobre diversos temas de la actualidad.
“Mi infancia fue dentro de la empresa. La mesa de los domingos, típica casa española en la cual se cocinaba mucho. Nos trepábamos a las bolsas de café y jugábamos. Una familia muy unida, muy clánica. Estoy acá, hablando, gracias a mis hermanos. Sin ellos no podría hacer mi función. Somos los tres distintos pero muy complementarios. Una óptica diferente de la realidad que enriquece. Cada cual respeta su punto de vista, pero consensuamos mucho”, sostuvo Cabrales.
El empresario recordó que su abuelo repartía con una bicicleta el café que luego llenaba los pocillos y perfumaba los sitios más concurridos de Mar del Plata. “El legado lo continuó mi padre, con un empuje grande, un hombre fuerte, con una personalidad creativa. Gracias a Dios aún lo tengo”, dijo.
Martín Cabrales tiene 58 años y es accionista en la empresa familiar
Cabrales también fue consultado por el contexto económico que atraviesa el país y por la decisión del gobierno nacional de intervenir y comunicar la expropiación de la empresa Vicentin. “El Gobierno está a tiempo de modificarlo. Es una decisión poco feliz, el Estado no tiene que ser empresario. Aún falta que lo resuelva el Poder Legislativo. Reconozco que me tomó por sorpresa porque no debe ser un tema de agenda del Gobierno, aunque hay que esperar el proceso. Vamos a ver qué pasa en el Congreso, a ver qué final tiene”, sostuvo.
“Pienso que (Gabriel) Delgado (interventor de Vicentin) es una buena persona. No hago juicio de valor con respecto a Vicentin, que también es una empresa familiar. No entiendo por qué se tomó la decisión. Quiero ver el final. Argentina ya tiene soberanía alimentaria, se demostró con la pandemia que nunca dejamos de producir y abastecer”, manifestó Cabrales.
El próximo 10 de noviembre, la empresa cumplirá 79 años, fecha en la que el asturiano Antonio Cabrales Vega -su abuelo- volcó en un proyecto personal lo adquirido en otro negocio de café. Al suyo lo llamó La Planta de Café y su primer local fue abierto en Mar del Plata. El envasado era manual y el sellado a calor. Sus hijos -padre y tíos de Martín- continuaron el legado en 1965 con la ampliación física de un negocio que, con el correr de los años, se expandió a gran escala.
“El mundo empresarial, el comercio y la industria son el motor de la economía. Somos los dadores del trabajo. Somos las personas más tristes cuando apagamos una chimenea o tenemos que sacar gente. Esa es nuestra función y nuestro deber: generar riqueza a través del trabajo digno y bien pago. Por eso necesitamos políticas de Estado. Creo que tenemos que estar más involucrados en la toma de decisiones, en la política diaria. Todos los espacios que nosotros no ocupamos los ocupan otros. La iniciativa privada es la que tiene que prevalecer. Es la que va a sacar la economía adelante. Y tenemos que exigirle a nuestros gobernantes y avanzar para crear las condiciones necesarias para crear ese marco”, indicó.
“Argentina no es un país rico, tiene muchos recursos pero le falta mucho para ser rico. Un país rico tiene educación buena, y ahí sí podés explotar estos recursos. Cuando hablamos de esto, a Argentina le falta el foco. Nosotros, los actores, tenemos que estar más involucrados. Pero para exigir hay que estar. Mirar la región y ver lo que están haciendo”, sostuvo el empresario.
Cabrales cursó sus estudios primarios y secundarios en el Instituto San Alberto de Mar del Plata. Luego dejó la ciudad para viajar a Buenos Aires, en donde comenzó la carrera de Derecho en la Universidad Católica Argentina, institución en la cual se recibió de abogado.
Cabrales es abogado graduado en la Universidad Católica Argentina y posee un posgrado de Alta Dirección en la Universidad Austral
“La empresa familiar tiene la virtud del cariño, de lo cotidiano, que no sólo se trabaja por el dinero sino por algo más. Y lo complicado es que se mezclen las cosas y que haya conflictos. Lo peor que hay es no hablarlo. Lo mejor es hablar antes de que las cosas se produzcan. La portación de apellido dentro de una empresa no te genera derechos sino deberes”, contó Cabrales.
Durante la charla, el empresario detalló cómo impacta en su compañía el contexto de la pandemia en el país, sumado a la crisis económica que atravesaba la Argentina previo a la llegada del coronavirus. “Tenemos una lista de precios de noviembre de 2019 con un dólar a 59. Y tenemos precios máximos congelados hasta el 30 de este mes. Estamos dialogando en la Secretaría de Comercio por otros insumos que han subido. No hay una demanda fuerte. Los precios dependen de la demanda y no hay un consumo creciente. Ahora la gente está consumiendo y un poder adquisitivo que ha mermado. Hay que ver esa evolución”.
Además reveló: “El consumo es distinto, el delivery vino para quedarse. Hay que ver qué pasa con la gente cuando vuelvan los restaurantes y bares. Los que abran van a tener que cumplir protocolo de seguridad e higiene, tener menos cantidad de mesas; y la gente, no sólo por el poder adquisitivo, va a tener más miedo al contagio y posiblemente no se siente en un restaurante”.
Cabrales fue consultado sobre el rol que deberá adoptar el Estado para sortear este escenario adverso: “El Estado tiene que ser un buen administrador. Cargamos una espalda muy pesada que es la espalda de los impuestos. Más de 165 impuestos que pagamos por mes. El 46% de un alimento es impuesto, la bebida el 50 y pico. Muchas veces nos dicen que los empresarios formamos precios, pero en realidad el socio formador de precio es el Estado. Nosotros podemos ser competitivos hasta la puerta de la fábrica, al salir tenés un tema que a veces no te permite exportar, te encarece, no te permite ingresar en los mercados internacionales”.
Para el futuro, el empresario aseguró tener confianza en la generación entrante, “tanto en lo político como en lo privado, confío en la generación que viene. Lo más importante es involucrarse, meterse, ensuciarse. Ser empresario, emprendedor, comerciante dormís poco. Sabés que tenés que pagar salarios, aguinaldos. Siempre tratar de formar equipos y rodearse de gente más inteligente que uno”.
Cabrales asegura que la recuperación económica se dará más lento de lo previsto
“En el empresariado argentino tenés de todo, pero encontrás mucha gente que sigue creyendo en la Argentina, que sigue invirtiendo. Obvio que hay que arreglar lo de la deuda, porque necesitamos crédito externo, pero lo que más necesitamos es que los argentinos crean. Los argentinos van al dólar porque quieren proteger sus ahorros. ¿Cómo va a haber un plan económico sin confianza? Primero tiene que ver de los argentinos, tanto en el consumo como en la inversión”, completó.
Sobre el final, concluyó opinando sobre la recuperación de la economía, la cual aseguró será “más lenta de lo que esperaba”. Y detalló: “Depende mucho de la confianza que tengamos los argentinos, en los planes y en las conductas de este gobierno. Son seis meses de gobierno y casi todos en cuarentena. La economía venía mal y la pandemia nos golpea peor. Depende mucho de la confianza de la gente. La gente va a invertir dependiendo de la confianza que tenga. Todos tenemos el bolsillo más chicos, la inflación es el peor impuesto que podemos tener. Tenemos que ser un país atractivo, que genere confianza”.
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