"Si no me permiten abrir, yo directamente me fundo con toda la inversión que hicimos; no solamente mi familia, que soy yo con mis hijos, sino todo el personal que tenemos".
Así lo manifestó la vecina Marisol Godoy, quien estuvo presente en la marcha 12-O autoconvocada ayer en el centro de la ciudad para protestar contra las últimas medidas del gobierno nacional.
"Estoy acá acompañando y pidiendo que por favor me den autorización para poder abrir", dijo. Godoy es dueña de la confitería que se encuentra en la Terminal de Transportes, la que se encuentra cerrada desde el 20 de marzo desde que no pueden ingresar colectivos a la terminal. "No hay colectivos, no tenemos clientes. Nos endeudamos, teníamos personal, y tuvimos que vender parte de las cosas de nuestra casa, personales, para poder hacer frente a las deudas".
También comentó que "tenemos el IGA que es la escuela de gastronomía. Hasta el año pasado estábamos en calle Rivadavia y desde este año, en enero, comenzamos con todo lo que es la remodelación del lugar donde estamos ahora que es la Cámara de Comercio.
Montamos el equipamiento que nos llevó una inversión más que importante, acondicionamiento que nos agarró en plena pandemia.
Cerramos como todos los locales y en el medio de todo esto el 5 de junio fallece mi esposo, producto no del coronavirus sino de todo lo que provocó esto, la pandemia y el aislamiento, el estrés, la desesperación de no llegar a fin de mes, de no poder cubrir los sueldos, porque no solamente estamos nosotros como familia sino que tenemos muchos empleados", relató Marisol Godoy y destacó que "de la confitería tuvimos que indemnizar, que no fueron 2 pesos sino mucho dinero, yo recién había enviudado con todo lo que eso implica, pusimos en marcha el IGA (Instituto de Gastronomía Argentina) comenzaron las inscripciones, comenzaron las clases y nos volvieron a cerrar porque entramos dentro del rubro de institutos, o porque no éramos esenciales".
Más adelante, Godoy indicó que "puedo dar un listado enorme de porqué la cocina o cocinar es esencial, no solamente porque uno viene y aprende conocimientos sino porque es una forma de aprendizaje de trabajo. En esta situación que vivimos para la gente lo más práctico que sale es la comida, tuvimos mucha gente que se acercó, venían a aprender para poder tener una salida laboral y puedan trabajar".
Añadió que "la cocina es parte de una terapia, le preguntás a cualquier psicólogo y te va a decir eso".
Desde el IGA además se realizó una inversión en materia prima, que son perecederas. Perecederas y que se perdieron nuevamente. "Si no me permiten abrir, yo directamente me fundo con toda la inversión que hicimos; no solamente mi familia, que soy yo con mis hijos, sino todo el personal que tenemos.
Invertimos en remodelaciones según los protocolos que pedían para poder dar clases, todo, no nos falta nada, incuso contratamos una persona mas para que nos ayude a limpiar y desinfectar y es otro sueldo más que se me suma. Al no dar clases no tengo ingresos, no puedo sostenerme yo con mis hijos, ni mis empleados. Son 6 empleados que significan 6 familias que se van a quedar sin trabajo".
Finalmente, Godoy expresó que "no pido subsidios, porque con un subsidio no hago nada, necesito que me dejen abrir, que me dejen trabajar y mis profesores puedan dar clases", exclamó.
Comentá la nota