RP.- ¿De qué se trata el libro que presentaste ayer en el pasaje?

El libro es una especie de diario de mi vida, desde el 22 de febrero del 2012 cuando me entero que choca el chapa 16 contra el andén y que mi hijo viajaba en ese tren; los tres días de búsqueda, el camino de justicia que se hizo y el viaje a Roma a ver al papa en octubre.

RP.- ¿Por qué los argentinos tenemos que leerlo?

Es poder ponerse un poquito y por un rato en mis zapatos, que son como los de cualquier mamá víctima de cualquier tragedia evitable de nuestro país.

Es saber lo que se siente cuando uno cría un hijo esperando que se convierta en un hombre y verlo feliz; y entre las responsabilidades enseñarle que el trabajo es una de las que tiene que cumplir; y saber que muere por ir a trabajar en el transporte público porque otros, en vez de cumplir con sus responsabilidades se quedaron con la plata, no controlaron, permitieron que durante años se gestaran condiciones para que el tren se transformara en una trampa mortal. El libri permite a cualquier argentino saber cuáles son las consecuencias de no exigirles a los funcionarios que cumplan con su deber; las de la corrupción y las de la impunidad.

RP.- ¿Es también un llamado a que el argentino se involucre?

Es un poco dar a entender que no es necesario pasar por este dolor para darnos cuenta que la corrupción nos mata; que todos tenemos un grado de responsabilidad; que todos podemos aportar a un país mejor.

Si vamos naturalizando los crímenes, si nos parece hasta normal que un funcionario se enriquezca mientras que las ciudades se inundan; que los trenes choquen y la gente muera mientras los funcionarios viajan en helicóptero o acumulan causas por coimas o dádivas; si los ciudadanos lo único que esperan que es que si roban hagan algo; entramos en una resignación que solo hace crecer más los niveles de corrupción e impunidad. Y por ende estamos todos en riesgo.

Por eso hay que involucrarse, desde cualquier lugar, no hace falta ser mamá de una víctima.

RP.- ¿Durante estos años cambio algo con el tema de los trenes después de los primeros meses?

Una de las cosas que no tiene esta ley mentirosa del ministro Randazzo es algo que no tiene nada que hable del control. La tragedia de Once está basada en la falta de controles.

Los familiares decimos que más allá de la cuestión ideologice que pueden tener sobre la privatización del servicio; si la gestión privada o pública, la realidad es que  de una u otra manera lo que se necesitan son los controles.

Los hermanos Cirigliano no se podrían haber robado toda la plata, ni  podrían haber dejado los trenes en el horario que lo dejaron, si el organismo de control nacional (la CNRT); hubiera trabajado como correspondía. Entonces, más allá de si es público o privado, no podría haber pasado sin los controles. Y estos son vertidos por organismos oficiales.

RP.- ¿Por qué decís que la ley es mentirosa?

En primer lugar, porque no podés re estatizar algo que ya era del estado. Nunca dejaron de serlo. El nombre hace creer que ahora son del estado, y en el 2012 no. Pero sí eran estatales, y no solo no los cuidaron sino que permitieron que se fueran desmantelando los talleres, que fuera decayendo el servicio, los trenes.

Entonces es mentirosa por eso; y porque no se hace cargo de todo: solamente de los trenes de pasajeros -los de carga siguen estando en manos privadas; porque en ningún lugar de la ley se habla de un inventario, por lo tanto no se sabe qué nos dejan los privados.

Es mentirosa también porque se mantienen los trabajos tercerizados y los contratos de compra a china; por lo tanto no hay una reactivación de la industria nacional. Es mentirosa porque es del ministro Randazzo, que es un mentiroso.